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Tetas al aire, chaquetas de pana y una Transición concebida en la cama

'333 historias de la Transición'.

Juan Miguel Baquero

La Transición de la dictadura a la democracia no se hizo en los despachos. Ocurrió “en los bares, las calles, los talleres, las camas y los altares”. Porque no fue sólo un proceso político sino, sobre todo, “cultural, sentimental y social”, en palabras del periodista Carlos Santos. Así lo cuenta en 333 historias de la Transición (La Esfera de los Libros), una obra que responde al “repunte de interés e incluso polémica sobre cómo sucedieron las cosas”.

El libro es un “ejercicio de memoria colectiva” en el que el autor cuenta con 50 personas “de a pie” que en aquel tránsito “iban remando a favor de la libertad”. Es un periodista que cuenta “lo que ve” en páginas exentas “de ficción” y dan cabida a personajes históricos como Santiago Carrillo, Adolfo Suárez o Manuel Fraga. Un discurso, a la sazón, tan coral como el proceso que retrata.

“¿Quién dijo 'no hay mal que por bien no venga cuando mataron a Carrero Blanco'? ¿Quién protagonizó el primer desnudo femenino de la historia de España? ¿En qué año se legalizaron los anticonceptivos? ¿Fue la amnistía de 1977 una 'ley del perdón'?”. Estas y otras muchas preguntas tienen respuesta en 333 historias de la Transición, un libro que contiene “hasta 35 millones de historias, que eran las personas que vivían en España en 1975, el año en que murió el dictador”.

“De la faja a la minifalda”

Chaquetas de pana, tetas al aire, ruido de sables, suspiros, algaradas y… consenso. El subtítulo del texto advierte un argumento que mezcla “las churras con las merinas, asuntos de transcendencia con otros que en apariencia igual no son tan transcendentes”. Porque la Transición no fue “solamente un tránsito político”, que también social, económico y cultural… “global”, remacha, Carlos Santos, referente de la radiofonía española.

“Una sociedad en blanco y negro que en muy pocos años pasó a ser en color”, dice. Y en un periodo marcado por el “miedo, mucho”, precisa el periodista. “Pero había ganas y alegría por vivir”, continúa, “no se sabía lo que iba a venir, pero la alegría venció el miedo y se pasó de la faja a la minifalda”.

“El franquismo empezó a morir antes de Franco”, apunta Santos. España empezó a mutar “cuando empezaron a llegar los hombres de negro, los del Fondo Monetario Internacional, los del Banco Mundial que vienen a decir qué políticas hay que seguir para no caer en la banca rota”. Retazos temporales que surgen en capítulos como 'La promoción Lenin', 'La larga marcha del dictador', 'Libertad, libertad' o 'Hubo un tiempo en el que amábamos a nuestros políticos'.

De ahí el enfoque “distinto a los 4.000 que se han escrito sobre el tema, porque aunque se cuenta el proceso cronológico y el papel de los personajes históricos a los que he conocido, desde Carrillo a Fraga, Suárez o Tarradellas, lo que he querido es transmitir que la Transición la hicieron todos los españoles”, refiere. Un tránsito cocinado “en los bares, en los cuarteles, en las aulas, en las iglesias y los centros parroquiales, en las salas de billar, en las de bandera, en las de cine y se hizo, desde luego, en las camas”.

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