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Miles de personas se movilizan en Sevilla contra el “desgaste” de la escuela pública andaluza como “principio de igualdad”

Las protestas en Sevilla contra el Gobierno andaluz por la "privatización" de la educación pública culminaron en las Setas.

Daniel Cela

Sevilla —

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A la misma hora que el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, intervenía en la clausura de la 6ª Escuela de Otoño del PP de Sevilla, celebrada en Carmona, miles de personas se manifestaban en el centro de Sevilla y Málaga en defensa de la educación pública y contra el deterioro del sistema escolar andaluz.

En algún momento, sus lemas se mimetizaron al reivindicar “igualdad para todos”, aunque cada uno apelaba a una realidad distinta. El presidente andaluz clamó contra Pedro Sánchez y su pacto de investidura con los independentistas catalanes, que cree nocivo para los intereses de Andalucía y de España.

El colectivo de Marea Verde volcó contra Moreno toda su indignación por los déficit endémicos que arrastra la escuela andaluza, y que se remontan más allá de los cinco años que lleva gobernando el PP esta comunidad. “¡Aquí no está, la otra igualdad!! ”¡Moreno Bonilla, aumenta la plantilla!“, fueron algunos de los gritos oídos en la manifestación.

La palabra “igualdad” fue muy coreada por los asistentes, conscientes de que se ha convertido en el gran lema de campaña de los populares contra la investidura de Sánchez y sus acuerdos con el independentismo catalán, encabezando incluso sus masivas movilizaciones por toda España.

Muchos de los participantes coincidieron al denunciar el “desgaste de la escuela pública”, de los alumnos y profesores tras el impacto de la pandemia -que ha frenado en seco el proceso de aprendizaje de miles de estudiantes y metido de lleno en las aulas un problema en ciernes: la salud mental-.

Acusan a Moreno de “dejar morir” algunas escuelas públicas para “justificar nuevos conciertos y privatizaciones, como hacen en sanidad”. “Gastan más dinero y crece la plantilla, porque hay más institutos. Pero en vez de bajar la ratio, cierran aulas en la pública y nos dicen que la escuela católica concertada no la tocan, porque ahí la demanda no baja”, asegura Maite, profesora de un centro de Pino Montano.

La protesta convocada por Marea Verde fue secundada por los tres partidos de izquierdas en la oposición -PSOE, Por Andalucía (que a ratos se presenta como Sumar, y a ratos como IU), Adelante Andalucía y Podemos (estos dos últimos portaban banderas con sus logos). De los cinco sindicatos de enseñanza representados en mesa sectorial, estaba visiblemente Ustea y CCOO. También había banderas de CGT.

Otros tres sindicatos mayoritarios no se han sumado a la protesta: CSIF, Anpe y UGT. “Nosotros estamos luchando con el resto de organizaciones que forman parte de la Mesa Sectorial y que tienen capacidad de negociación. Los cinco tenemos concentraciones el 29 de noviembre en las ocho provincias”, explican fuentes de UGT a este periódico.

El malestar en el sector educativo no cuenta con la unanimidad de fuerzas políticas y sindicales, como sí ocurre en la sanidad. La Marea Verde es menos marea que la blanca. Hace años que el profesorado andaluz se moviliza más por cuestiones laborales -legítimas y fácilmente cuantificables- que por los principios sociopolíticos inherentes a la profesión.

Es algo que admiten los docentes más veteranos, y eso que este domingo había muchos jubilados vistiendo la camiseta verde con el lema Escuela Pública de Todos y para Todos. “A la enseñanza solía entrarse por vocación en Infantil y en Primaria, menos en Secundaria. Hace tiempo que el colectivo se ha funcionariado y eso le ha restado al profesorado la fuerza y la influencia social que tuvo”, dice Eduardo, veterano maestro, 40 años de experiencia, jubilado hace un lustro y aún voluntario en su antiguo colegio.

La Policía Nacional cifró en 800 los manifestantes a las puertas del Palacio de San Telmo -sede de la Junta-, pero cuando llegó al final del recorrido -en las Setas- la multitud rondaba las 8.000 personas, según datos de la Subdelegación del Gobierno en Sevilla. En Málaga se contabilizaron unos 500 manifestantes. Los organizadores cifraron la asistencia en unas 10.000 personas en Sevilla y otras mil en Málaga. Fue una protesta festiva, sin incidentes, amenizada por la percusión de una veintena de tambores y bombos.

El motivo de las movilizaciones no era específico, era un compendio de reivindicaciones y protestas atemporales, porque llevan en el haber del malestar docente y de asociaciones de padres y madres de alumnos desde hace lustros: aulas masificadas, cierre de clases, bajas docentes sin cubrir, falta de refuerzos educativos, ausencia de especialistas para atender al alumnado con necesidades especiales, falta de orientadores, deterioro de la calidad educativa, burocracia excesiva de los docentes, subida de los precios de todos los servicios escolares complementarios que pagan las familias para poder conciliar, aulas sin climatizar en verano, falta de recursos materiales, falta de plazas públicas para acceder al máster en profesorado de Secundaria, retroceso en el aprendizaje de los estudiantes tras el frenazo de la pandemia...

En la manifestación de Sevilla se han encontrado profesores y familias venidas de Cádiz, Huelva, Córdoba y algunos pueblos de la provincia hispalense. Un grupo de maestros de un centro de La Algaba trajo consigo una enorme maleta de viaje, de la que sacó y desplegó un gigante disfraz de gorila, que estuvo buena parte de la jornada protagonizando las arengas de los asistentes. “Se acabó”, dijo Irene Yébenes, de Marea Verde, replicando la consigna de indignación y protesta que han popularizado las jugadoras de fútbol de la selección española. “Sin educación pública, no hay futuro”, añadió.

De todas las reinvindicaciones y denuncias inscritas en las pancartas de cartón y cartulina, la más específica es la que acusa al Gobierno de Moreno y a su consejera de Educación, Patricia del Pozo, de permitir que se deteriore la escuela pública y sus servicios para favorecer el aumento de la privatización en el sector (con especial empuje en la Formación Profesional, que partía de un enorme desequilibrio entre oferta y demanda). Es la misma denuncia que se le achaca a la Junta respecto al deterioro de la sanidad pública, y que el PP niega categóricamente esgrimiendo cifras “históricas” de inversión en gasto social.

“Nos están atacando por todos los frentes, desde el profesorado interino que está en paro, las bajas que no se sustituyen, miles de niños y niñas andaluces sin profesorado, sobre todo especialistas. Han acudido hoy aquí muchas familias de alumnado con necesidades educativas especiales que no tienen profesorado de Pedagogía Terapeuta”, ha explicado Yébenes.

La multitud estaba compuesta por distintos grupos de docentes con problemas específicos. Las quejas sobre las deficiencias del plan de plurilingüismo, la protesta singular del profesorado de Francés, que ha perdido horas en un “currículum Guadiana” -se oferta un año, pero no el siguiente-, el colectivo de Escuelas de Calor, que llevaban entre sus consignas la temperatura primaveral de un 19 de noviembre a pleno sol y en manga corta... Dos profesoras de Francés enarbolaban la bandera gala y caminaban a ritmo de La Marsellesa.

Otra reivindicación eterna en el sistema escolar andaluz: la bajada de la ratio; apostar por grupos más pequeños de alumnos en un aula para que el maestro pueda ofrecer una atención más personalizada. Una medida que cuenta con el consenso unánime de toda la comunidad científica educativa, valorada en todos los informes comparativos de sistemas escolares... En el pasado, el anterior Gobierno socialista solía esquivar la reivindicación con esta respuesta: “Hay demasiados niños y no hay fondos”. En la actualidad, el Ejecutivo del PP ha cerrado en torno a 2.000 aulas por falta de alumnos, un desplome de matriculaciones parejo a la caída de la natalidad.

Tampoco se ha traducido en una bajada generalizada de la ratio escolar, aunque la realidad hoy es muy distinta: en las zonas rurales se mezclan alumnos de distintas etapas en un mismo aula -que no llegan ni de lejos al tope legal de 25 niños por clase-, mientras en los barrios más poblados de las grandes urbes continúa el número anclado o por encima del límite que fija la ley, sin que ello haya evitado que se clausuren aulas en colegios públicos sin mucha demanda.

De los cinco partidos con representación en el Parlamento andaluz, el único portavoz de su grupo presente en la manifestación fue José Ignacio García, del grupo mixto Adelante Andalucía. García, profesor de carrera en excedencia, acusó a la Junta de querer “destrozar” la enseñanza pública como “mecanismo de inclusión social”. Javier Fernández, presidente de la Diputación de Sevilla y líder provincial del PSOE, y María Márquez, parlamentaria andaluza y miembro de la ejecutiva federal también se unieron a la protesta.

En Málaga, el coordinador general de IU Andalucía y diputado de Sumar en el Congreso, Toni Valero, acusó al PP de vulnerar el derecho a la educación, a la igualdad de oportunidades y de “maltratar de manera sistemática el sistema educativo público”.

Poco antes de que arrancasen las manifestaciones, la Consejería de Desarrollo Educativo emitió un comunicado para recordar su “compromiso incuestionable” con la escuela y reiterar el presupuesto que se destina a la educación, el segundo más abultado de las cuentas autonómicas, por detrás de Sanidad.

El departamento de Del Pozo defiende que su plantilla alcanza ya los 108.000 docentes -6.500 más que el último año de gobierno del PSOE (2018)-, pese a haber 90.000 alumnos menos. Reitera que el colectivo está mejor pagado que el año pasado gracias al acuerdo de equiparación salarial al que se ha llegado con los sindicatos. El presupuesto educativo ha crecido “como nunca en la historia”, subrayan, y ha crecido en 2.500 millones entre 2019 y 2023, para situarse en los 8.860 millones de euros.

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