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Mini Vinci: ciencia contra la discriminación de la mujer

Varias niñas han realizado la aplicación “Girls 2 Program"

Miguel Barluenga

Huesca —

La ciencia rompe barreras y derriba estereotipos. También puede ejercer de eficaz antídoto contra la discriminación de género. Este es uno de los objetivos de Mini Vinci, una empresa tecnológica y educativa de Huesca que hace dos años puso en marcha una academia para realizar actividades para niños con las que potenciar el trabajo en equipo y la creatividad. Como fruto de la esta labor surgió “Girls 2 Program”, una aplicación realizada por las niñas Valeria Corrales, Alejandra Bagé, Sara Miravé y Paula Sanclemente, que permite aprender programación a través de tutoriales.

Con esta idea fueron semifinalistas del concurso internacional Technovation Challenge, que proponía a los participantes alcanzar alguno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que promueven las Naciones Unidas: pobreza, medio ambiente, paz, igualdad, educación y salud. Chicas y adolescentes de todo el planeta desarrollaron aplicaciones móviles con eliminatorias en Aragón, Madrid y Barcelona y su fase final tenía lugar en Silicon Valley.

Este impulso ha situado en el mapa de la programación informática a la capital oscense. Se trata de una academia pionera que, además de concentrarse en los más pequeños y mostrar sin ambages el talento femenino, se preocupa por el desarrollo del mundo rural para llegar a aquellas poblaciones que de otro modo tendrían dificultades para acceder a este y otros tipos de formación especializada. La aplicación de Mini Vinci reúne vídeos y tutoriales de programación. Y se ha brindado esta responsabilidad a las niñas. Patricia Heredia, impulsora del proyecto, cofundadora de Mini Vinci e ingeniera de telecomunicaciones, explica que se le quiso dar un rumbo educativo y que por ello se implicó a las escolares.

En la academia se utiliza la programación y la robótica como herramientas transversales para cubrir necesidades educativas y desarrollar habilidades más allá de los programas que tienen cabida en las escuelas. Las actividades centradas en un campo que resulta tan atractivo para los niños les permiten desarrollar y mejorar su capacidad de socialización, iniciativa, creatividad, liderazgo y trabajo en equipo.

Entre las capacidades que se han fomentado con el desarrollo de “Girls 2 Program” figuran habilidades en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas; y, sobre todo, la asunción de responsabilidades para la mujer, que sigue en minoría en un sector tradicionalmente vinculado a los hombres. Las niñas han desarrollado en un momento temprano su vocación: quieren ser ingenieras, como su profesora Patricia. Valeria asegura que “la programación es también cosa de chicas” y anima a otras jóvenes de su ámbito a seguir estos pasos.

Robots educativos

Mini Vinci oferta más variantes para los pequeños inventores. Como la robótica educativa, un taller con el que los jóvenes construyen y dotan de ‘vida’ a sus propios robots de la marca Lego. De esta manera se pretende que los niños adquieran y desarrollen conceptos de diferentes disciplinas como mecánica, física, matemáticas, electrónica o programación de una forma divertida, siempre utilizando los robots como un juego. Así, se divierten mientras se fomenta en ellos una cierta curiosidad por la ciencia y la tecnología.

Con esta actividad los estudiantes desarrollan la inteligencia ‘computacional’, la creatividad y la cooperación. Resuelven problemas utilizando un método científico y aplican técnicas de división de tareas para favorecer el trabajo el equipo. Para llevar a cabo esta actividad se emplean los kits de robótica Lego EV3, con los que se pueden construir unos sofisticados robots con gran potencial para crear multitud de diseños y resolver interesantes retos.

Asimismo, con la programación creativa se utiliza el programa de desarrollo de software Scratch, que está especialmente diseñado para niños. Con esta herramienta se adentran en el mundo de la programación de una forma clara y sencilla y los estudiantes no solo asimilan conceptos relacionados con la programación, sino que también adquieren habilidades como la creatividad, el trabajo en equipo o la gestión de errores, que les serán útiles en muchos contextos y para muchas disciplinas.

Scratch, que fue desarrollado por el grupo “Kindergarten” en el Media Lab del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), es un programa que cuenta con una interfaz gráfica muy intuitiva basada en “piezas encajables”. Con unas cuantas de ellas y un poco de intuición y sentido estético se pueden desarrollar juegos interactivos, desarrollar animaciones y contar historias de una forma muy vistosa para los niños.

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