Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Esperanza Aguirre, la ideóloga de un modelo sanitario que hace negocio
El PP usa el “sentido común” para disfrazar su renovado negacionismo climático
OPINIÓN | 'Privatizacionitis sanitaria: causas, síntomas, tratamiento', por Isaac Rosa

Más allá del parque Bruil: el sinhogarismo se extiende en Zaragoza con más de 600 personas atendidas en 2025

Trabajadores de Cruz Roja atendiendo a personas sin hogar

Naiare Rodríguez Pérez

16 de septiembre de 2025 23:31 h

3

El sinhogarismo en Zaragoza ya no puede resumirse en una imagen fija, la del parque Bruil o la del Centro de Historias, donde muchos vecinos identifican a las personas que duermen en la calle.

La realidad es más amplia, más cambiante y más cruda, ya que, en lo que va de 2025, Cruz Roja ha atendido a 641 personas sin hogar en situación de vulnerabilidad extrema y con graves problemas de reinserción social, un 30% más que en todo 2024. Y aún quedan meses para que acabe el año. “Cuanto antes intervienes con una persona, más favorable es para evitar la cronificación”, explican desde la organización.

Las cifras hablan de un incremento notable, pero detrás de cada número hay noches sin cama, mañanas sin desayuno y cuerpos vulnerables a la intemperie. Zaragoza no es ajena a un fenómeno en alza en toda Europa, donde la vivienda se ha convertido en un bien cada vez más inaccesible.

Más allá del Bruil: un mapa disperso

A pesar de que en el parque Bruil y en el entorno del Centro de Historias se han contabilizado 65 personas sin hogar, el sinhogarismo se extiende a otros puntos de la ciudad. Es el caso de enclaves visibles como la estación de Delicias, el Portillo, el puente de la Almozara, la ribera del Huerva o múltiples rincones del centro urbano.

Cajeros, plazas y parques son escenarios donde hombres y mujeres se cobijan, a menudo acompañados para sentirse más seguros y combatir la soledad que vertebra esta realidad.

Ante esta situación, el equipo de atención integral de Cruz Roja recorre estas zonas cada noche, entre las 20:30 y las 00:00, con rutas establecidas y otra de exploración para detectar casos nuevos. Agua fría en verano, café caliente en invierno, mantas, sacos de dormir y algo de alimento forman parte del kit básico con el que se acercan a las personas que duermen a la intemperie.

“Algunos son transeúntes de paso, otros llevan años en la calle, otros acaban de llegar. Lo más importante es crear un vínculo, ganarse su confianza”, apuntan desde el equipo.

Por su parte, Susana Royo, coordinadora provincial de Cruz Roja Zaragoza, alerta de la dificultad de convencer a quienes llevan mucho tiempo en la calle: “Están en un proceso administrativo, pero sin alternativas reales mientras esperan. Vemos que el número va en aumento y nos preocupa”.

Del mismo modo, aseguran que en el último año ha cambiado el perfil de las personas que están pasando por esta situación. Cada vez se detectan más solicitantes de protección internacional, atrapados en un limbo burocrático mientras esperan cita o plaza en un centro de acogida.

Pese a las diferencias de origen o trayectoria, está el denominador común de la fragilidad. Perder la vivienda arrastra también la salud física y mental. Por ello, además del acompañamiento nocturno, Cruz Roja facilita citas médicas y gestiones para acceder al sistema sanitario y a otros recursos sociales.

“No basta con repartir mantas; el reto es acompañar y dar continuidad, evitar que la calle se convierta en un destino permanente”, subrayan.

El papel de las voluntarias y los extremos climáticos

El servicio de Unidad de Emergencia Social (UES) funciona de lunes a viernes durante todo el año, pero en episodios de frío o calor extremos se activa también en fines de semana y festivos. De hecho, este verano, durante el puente de agosto, los equipos se movilizaron de forma ininterrumpida por la alerta de altas temperaturas y episodios meteorológicos extremos.

“Realizamos atención diurna y nocturna. Hay un equipo formado por dos trabajadoras sociales, un conductor y un equipo de personas voluntarias. Y lo que hacemos es detectar a las personas que no tienen hogar durante las rutas que tenemos establecidas”, comparte Royo.

En estas cuatro rutas participan unas 80 personas voluntarias, que responden a llamadas de urgencia y recorren la ciudad de madrugada. “Sin ellas, sería imposible”, reconocen desde la oenegé.

Todas ellas, se acercan a las personas sin hogar para hablar, orientarles sobre recursos y motivarles a que acudan a las citas dirunas con la trabajadora social para intentar, en la medida de lo posible, que salgan de la calle. Al respecto, Royo subraya que “cuanto antes intervienes con una persona, es más favorable para evitar esa cronificación”.

“Una vez que comenzamos a trabajar con una persona realizamos acompañamientos médicos e intentamos que entren en el sistema sanitario y en los recursos sociales necesarios”, indica Susana Royo, quien afirma que Cruz Roja forma parte de la coordinadora de personas sin hogar.

Sin embargo, Zaragoza se enfrenta a una contradicción: la del progreso urbano que convive con una desigualdad cada vez más visible. El sinhogarismo no es un problema reducido a un barrio, ni siquiera a un colectivo concreto. Es un síntoma de un sistema que expulsa, que convierte en invisibles a quienes no pueden sostenerse en la rueda del alquiler, del empleo o de la burocracia.

En noviembre se realizará un nuevo recuento oficial para medir el alcance del fenómeno, pero las cifras de atención de este año ya son un aviso. Mientras tanto, cada noche, decenas de personas recorren Zaragoza sin tener dónde volver.

Etiquetas
stats