Zaragoza registra 65 personas sin hogar en el parque Bruil ante la saturación del sistema de protección internacional

La imagen del parque Bruil y el entorno del Centro de Historias de Zaragoza se ha transformado en los últimos meses. Decenas de personas duermen al raso en bancos, bajo árboles o entre cartones. No se trata, sin embargo, del perfil habitual de sinhogarismo que conocen las entidades sociales de la ciudad. Muchas de estas personas son solicitantes de asilo, migrantes con protección internacional reconocida o en trámite, que han quedado fuera del sistema estatal de acogida y sobreviven en espacios públicos a la espera de una cita en extranjería o de una plaza en un recurso residencial.

Así lo ha constatado Cruz Roja Zaragoza, que el pasado 3 de julio realizó un recuento informal en la zona: 65 personas pernoctaban entre el parque Bruil y el entorno del Centro de Historias. “No tienen el perfil de personas sin hogar con el que trabajamos habitualmente”, señala Susana Royo, coordinadora provincial de Cruz Roja Zaragoza. “Están en un proceso administrativo, pero sin alternativas reales mientras esperan. Vemos que el número va en aumento y nos preocupa”, añade.

Royo insiste en que Zaragoza se ha convertido en una ciudad de paso para personas migrantes por la agilidad que históricamente ofrecía en sus trámites. Sin embargo, la ralentización del sistema de protección internacional y la saturación de los recursos ha dejado a decenas de personas en situación de calle. En el último recuento bienal realizado por Cruz Roja en 2023, en esa misma zona no se detectó a nadie durmiendo a la intemperie, aunque sí contabilizaron entre 20 y 30 personas en el andador Reina Ester. Royo asegura que a lo largo de este año se ha visto un “incremento de personas en calle” en esta zona ante el “colapso” de los sistemas de acogida.

El Ayuntamiento, que también ha realizado una inspección en la zona, habla de 61 personas localizadas durmiendo en estas calles, muchas de ellas jóvenes procedentes de Malí y Argelia. Según fuentes municipales, otros 66 solicitantes de asilo en situación de extrema vulnerabilidad están siendo acogidos actualmente en recursos de emergencia municipales: “Estamos asumiendo competencias que no nos corresponden”, denunció recientemente la concejala de Políticas Sociales, Marián Orós.

Este tipo de recuentos —explican desde la organización humanitaria— se realizan cada dos años en coordinación con más de 300 voluntarios, en una noche de frío para garantizar que las personas en calle no se hayan desplazado, y siempre con encuestas profesionales que permiten orientar las políticas públicas. El ejercicio de julio fue puntual, centrado solo en el parque Bruil, para conocer la situación actual de la zona. El contexto actual exige, según denuncian las entidades, una mayor coordinación entre administraciones y un refuerzo urgente del sistema estatal de acogida, que ya no absorbe la demanda.