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Barbijaputa es el seudónimo de la articulista que encontrarás bajo estas líneas. Si decides seguir leyendo darás con artículos y podcasts sobre el único feminismo sensato que existe: el radical.

Análisis del decálogo “feminista” de Ciudadanos

Barbijaputa

Como ya saben, Ciudadanos, ese partido que sólo tiene un 25% de mujeres en su haber, y que ha tenido que ir desdiciéndose de sus propuestas machistas desde que empezaron (como aquella de querer acabar con la Ley Integral de Violencia de Género, entre otras), ha creado un decálogo dando instrucciones sobre cuál es el verdadero feminismo. Lo llaman “feminismo liberal”, creyendo haber creado una nueva nomenclatura.

El feminismo liberal, en realidad, es una corriente del feminismo que vivió Europa entre los siglos XIX y XX. El liberalismo de entonces no puede compararse al que hoy promulgan los partidos derechistas de medio mundo, ya que tenía una base humanista de la que hoy se carece. Tampoco el concepto de mérito que defendía aquel liberalismo puede equipararse a cómo lo usan nuestros políticos hoy. La idea de que llegaran más lejos los que hicieran méritos para ello se fraguó para rechazar la forma de vida que habían conocido hasta el momento de la Toma de la Bastilla: esa que permitía que sólo los nobles, el clero y la monarquía siguieran aglutinando el poder, los derechos y la riqueza.

Hoy, el liberalismo y la palabra meritocracia tienen un significado completamente diferente: este movimiento no busca la igualdad de condiciones para que cualquier persona opte por las mismas oportunidades, sino que, ignorando precisamente las desigualdades, propone que los privilegiados prevalezcan por encima de las clases inferiores. Se ve con buenos ojos el individualismo y se demoniza lo social.

De todas formas, las feministas que se adhirieron al liberalismo durante aquellos dos siglos se dieron cuenta de que aquellos pensadores se referían sólo a los hombres. Y que, al igual que durante la Ilustración, sus “compañeros” de lucha volvían a dejarlas de lado mientras construían una sociedad “más justa”.

Lo mismo sucede con el feminismo liberal de entonces y el de ahora, aunque conserven el mismo nombre, hoy no tienen el mismo significado. En el pasado, las feministas liberales ponían bombas en los buzones junto a las sufragistas radicales para conseguir su derecho al voto, por ejemplo. Consideraban las primeras que debían ser libres para votar y para poder hacer lo mismo que los hombres, y sólo así estarían completas. Una visión del feminismo que, por supuesto, tiene mucho más sentido que la evolución que luego tomó. (En otro artículo, si quiere Ciudadanos, hablamos del verdadero feminismo liberal actual).

A día de hoy, podrido el liberalismo: podrido el feminismo liberal, como no podía ser de otra forma. De todas maneras, lo que hoy se entiende por feminismo liberal, tampoco es en gran parte lo que defiende Ciudadanos. Es un poco de coña que no hayan cogido un libro siquiera antes de bautizar su propia concepción de “feminismo”. Ellos sólo sabían que querían llamarlo feminismo, lo demás le vino solo: como son liberales, pues “feminismo liberal” y vamos que chutamos. Yo desde aquí les sugeriría que lo cambiaran por “feminismo naranja”, que ese nombre no está pillado.

No me enrollo más, y paso a analizar el decálogo de este “feminismo naranja”.

1 El feminismo es una causa de todos: no es patrimonio de nadie. Su defensa la abandera cada ciudadano comprometido con la igualdad entre hombres y mujeres.

Error. El feminismo lo abanderan las mujeres, al igual que la lucha antirracista la abanderan las personas no blancas, ya que éstas están oprimidos por las personas blancas, que aglutinamos privilegios en detrimento de ellas. Ni yo voy a abanderar ninguna lucha que no me pertenece como blanca o heterosexual ni ningún señor (mucho menos Rivera) va a abanderar una lucha que crearon las mujeres, que pelean las mujeres, cuyos logros han conseguido ellas. Logros incluido el hecho de que a un partido como Ciudadanos le dé vergüenza no decirse feminista, aunque de feministas tengan lo mismo que de comunistas.

2 Nunca habrá igualdad sin libertad. El liberalismo percibe la emancipación del individuo sin distinción de sexo, nacimiento, etnia, raza o religión. Por eso, el feminismo liberal es el que defiende que toda mujer tiene igual libertad individual que el hombre.

Aquí es donde meten su programa mientras dicen estar hablando de feminismo. Dicen que el liberalismo busca la libertad para todo el mundo, pero olvida deliberadamente que sobre el papel ya somos una ciudadanía “libre”, y que las cadenas que nos atan de pies y manos no son las físicas de antes, sino las sociales, económicas, culturales, etc. Es decir, un hombre blanco y rico es mucho más libre y tiene muchísimas más opciones vitales que una mujer racializada pobre. Sobre el papel, ambos pueden ser libres, de la misma forma que las mujeres somos iguales que los hombres ante la ley, pero la realidad es otra: el rico tendrá infinidad de oportunidades más que la pobre, entre ellas, oportunidades que surgen gracias a que la mujer pobre no tiene ninguna.

Por seguir con el símil: el liberalismo de Ciudadanos no pasa por igualar las condiciones de vida de rico y pobre, sino mantenerlas tal y como están, y llamar “libertad” al hecho de que el rico tenga el dinero y los medios para alquilar el vientre de la pobre, y de la misma forma, llamar “libertad” al hecho de que ella tenga que decir que sí para poder seguir subsistiendo. Este ejemplo sobre alquiler de vientres es, precisamente, una propuesta con la que no para de insistir el partido del feminismo naranja.

Libertad también sería que las blancas heterosexuales y sin discapacidad sigamos accediendo al mercado laboral con el único incoveniente para ello de nuestro sexo, mientras que las mujeres migrantes o con discapacidad se quedan atrás en procesos de selección por racismo o capacitismo.

La libertad que defiende Ciudadanos es la del ya privilegiado: del rico en detrimentos de la pobre, y del empresario que contrata blancos sanos en detrimento de la otredad.

3 El feminismo es necesario en España y en Europa: queda mucho camino para la igualdad. Por muchos avances obtenidos, sigue existiendo una desigualdad notable en las oportunidades de las mujeres, una brecha salarial inaceptable y la evidencia de una mayor dificultad de las mujeres para alcanzar sus metas. Mientras la igualdad plena no esté conseguida, el feminismo será el arma principal para dar esa batalla.

Volvemos al feminismo blanco, racista y privilegiado, ya sin ningún pudor, nombrando como objetivo del movimiento únicamente España y Europa. Esto no es feminismo, señores naranjas, esto es algo que simplemente debería darles vergüenza. Se “olvidan” de cosas que el feminismo sí tiene en agenda: la ablación de clítoris a niñas, aún legal en zonas de África, la venta de niñas y mujeres en todo el mundo para la trata, el matrimonio forzado de niñas, las granjas de mujeres para dar criaturas a ricos en Asia, el colonialismo blanco en Latinoamérica, la feminización de la pobreza, etc.

¿Saben por qué no los nombran? Primero porque hay cosas que les dan exactamente igual, ven a las que no son como ustedes como inferiores, y también porque hay partes de nuestras reclamaciones a las que ustedes llaman libertad.

4 Que ninguna mujer tenga que elegir entre su carrera y su familia. La incorporación de la mujer al mercado laboral no ha ido acompañada de políticas efectivas que permitan ejercer la corresponsabilidad entre mujeres y hombres que demanda la sociedad del siglo XXI.

Y lo dice un partido que ha pagado 150.000 euros a una trabajadora embarazada que acusaba a su jefe, Albert Rivera, de acoso laboral.

Lo dice un partido cuyo líder dice cosas como “mi hija puede verme por la tele” o como, que a pesar de ser padre no custodio y ver poco a su hija, se la lleva si puede apoyarse en “mi novia o mi madre”.

No es de extrañar que en el feminismo no sean bienvenidas ninguna de las políticas en este sentido de un partido como Ciudadanos, no sólo ya de derechas, capitalista y liberal, sino que obviamente no predica con el ejemplo en temas sociales como este.

5 Feminismo no es decir ‘portavozas’, es cambiar políticas. El objetivo de la igualdad no se logra confrontando a los ciudadanos con ideologías caducas, se consigue con políticas públicas efectivas que eliminen las barreras que existen a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Clara falacia del hombre de paja: parodiar al adversario para que la propuesta de uno suene mucho mejor, cuando dicha propuesta en realidad no es de ellos, sino que es una máxima en la lucha feminista: hacer y cambiar políticas.

Además te plantea como quien no quiere la cosa una falsa dicotomía: si dices portavozas es que no estás de acuerdo con cambiar políticas. Esto, aunque bastante básico y plano, les funciona a nivel electoral. Esto se lo explicó muy bien aquel asesor a Arrimadas: “Es cuestión de actitud”, “La gente al final... (...) qué bien lo explica, aunque no me estoy enterando de nada de lo que dice. No me he quedado con un dato ni un porcentaje, aunque lo explica muy bien”.

Es gracioso que digan además que “El objetivo de la igualdad no se logra confrontando a los ciudadanos con ideologías caducas”. Al parecer ellos van a conseguir la igualdad pactando con esos de las ideologías caducas.

6 El feminismo liberal no excluye al hombre: es una batalla de toda la sociedad. Los hombres son imprescindibles para la tarea que se propone el feminismo liberal. No podemos ignorar a la mitad de la sociedad para emprender la batalla de la igualdad de derechos y deberes.

El feminismo no ignora a los hombres, de hecho les interpela directamente a ellos. Porque son los privilegiados en cuanto a género (luego se entrelazan opresiones y los hay más o menos privilegiados, invito a Ciudadanos a leer sobre la interseccionalidad de la opresiones).

Con este punto del decálogo, Ciudadanos no sólo intenta incorporar a los hombres como sujeto del feminismo (por machismo o para aglutinar el mayor número de votos), sino que busca extender el bulo de que el enemigo a batir de la lucha feminista es el hombre. Es una forma como cualquier otra de tergiversar y tirar piedras a un movimiento en el que no saben cómo entrar porque representan todo lo que las feministas queremos abolir.

Lo que el feminismo pretende es abolir el género, no a los hombres. Ciudadanos, sin embargo, enfoca un decálogo “feminista” en gustar al género opresor.

7 El feminismo liberal pone la educación en el centro. Los ciudadanos deben ser formados de tal manera que se reconozcan en igualdad de derechos y deberes, oportunidades y aspiraciones, posibilidades y metas.

Volver al punto 1.

8 Ni un paso atrás en la lucha contra la violencia machista. Tan reduccionista resulta decir que todas las mujeres nacen víctimas como falso que la violencia machista no existe. Es urgente implementar el Pacto contra la violencia machista para erradicar esta lacra.

Llaman reduccionista a algo que ellos mismos defendían hace nada: que la ley de violencia machista había cambiarla por una ley de violencia intrafamiliar. La política naranja Marta Rivera hizo uno de los ridículos más espantosos hace sólo unos años en un debate en TVE exclamando cosas como “¿Cómo que a las mujeres las matan por ser mujeres? ¿quién le ha dicho a usted eso?”.

Las mujeres no nacen víctimas, es el patriarcado quien decide en función de su sexo cómo se la criará y qué mandatos de género se le asignarán, perpetuando así las mujeres estemos en una posición vulnerable respecto a la otra mitad del mundo.

Además, señores naranjas, si son ustedes mismos quienes unas líneas más arriba decían que las mujeres se veían obligadas a elegir entre carrera o familia, que “existiendo una desigualdad notable en las oportunidades de las mujeres, una brecha salarial inaceptable y la evidencia de una mayor dificultad de las mujeres para alcanzar sus metas”. ¿En qué quedamos? ¿Ustedes leen lo que escriben y publican en su propia web, señores de Ciudadanos?.

9 Nadie habla por mí: en el siglo XXI, paternalismo NO, solidaridad entre mujeres SÍ. La mujer no se ha sacudido la tutela del varón para caer en la tutela de otras mujeres que pretendan hablar en su nombre.

Si las feministas no os hubieran explicado las cosas en los últimos años a saber dónde hubierais llegado con la cantinela de vuestro líder de “el matrimonio homosexual puede crear tensiones innecesarias”.

Y sí, el feminismo es tejer sororidad con el resto de mujeres, pero si tenemos que elegir entre las mujeres que sufren políticas misóginas y las mujeres colaboracionistas del patriarcado que idean y ejecutan dichas políticas, no duden de qué lado estaremos las feministas.

El paternalismo, por otro lado, viene de pater, padre. El paternalismo es lo que sufrimos las mujeres por parte de los hombres ya tengamos 15, 40 o 75 años. Sólo faltaba que además de sufrir esta práctica patriarcal, Ciudadanos pretenda que seamos las mujeres las que carguemos con la fama de, precisamente, lo que sufrimos: paternalismo a todas horas.

10 Guerra de sexos es pasado, feminismo liberal es presente y futuro. El feminismo liberal representa el futuro en la lucha por la igualdad. Ningún grupo de presión puede hablar en nombre del conjunto de las mujeres.

“Guerra de sexos”. Es como si lo hubiera escrito Vox.

Ciudadanos ignora que la única guerra de sexos que existe es la que genera el patriarcado al usar nuestro sexo como herramienta de opresión. Es precisamente nuestra vulva lo que miran al nacer para ver si hay que agujerearnos las orejas, seccionarnos el clítoris, vestirnos de rosa, maltratarnos, abusarnos, ponernos un nombre y no otro, llamarnos princesas, dejarnos el pelo largo y ponernos vestidos. Así empieza una guerra que acaba en lo que ellos mismos han reconocido parcialmente: brecha salarial, imposibilidad de conciliar, tener menos opciones laborales. Y a lo que yo sumo, aunque ellos no le den importancia: ser las pobres entre las pobres, ser ciudadana de segunda, ser considerada un objeto, vivir en permanente lucha por la liberación, tener miedo a las calles de noche, no sentir que el espacio público sea tuyo y, dependiendo de dónde tengas la mala suerte de nacer, sufrir que los hombres pueden legalmente venderte, casarte, matarte, pegarte.

Por supuesto que eso puede ser considerado una guerra, y también terrorismo. Pero no en la dirección en la que Ciudadanos intenta venderlo, no de las mujeres contra los hombres. Porque si se dan cuenta, en esta guerra sólo hay víctimas de un lado. Del mismo lado de siempre: las mujeres.

Señores de Ciudadanos, de las pocas cosas en las que estamos de acuerdo en el movimiento feminista es que nuestro ADN es rojo, el capitalismo nuestro enemigo y el sujeto de nuestra lucha, la mujer. A ver si para dentro de un par de décadas se han aprendido al menos lo básico y no nos hacen perder más el tiempo.

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