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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Cuidado con tocar a los bancos, que se enfadan

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos.

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Hay palabras cuya sola mención te erizan el vello de la nuca y te obligan a adoptar una refleja posición de defensa, tipo kárate en los más agresivos o un simple movimiento de taparte la cabeza con los brazos para minimizar el golpe que calculas próximo si perteneces al género pacifista. Pasa, por ejemplo, con tortura. O con cuchilladas, o con tiroteos. Uno escucha la palabra y tiendes a contraerte. El Ojo ignora por qué, sus rarezas son proverbiales, pero le sucede lo mismo en cuanto oye la palabra Banco. Así, dicha con mayúscula. Otros, ya se sabe, quitaban el seguro de su Browning cuando oían hablar de cultura, como Hermann Goering. 

Jamás debería llamarse como se llama el Banco de Alimentos. Los bancos se dedican a lo que se dedican. Prestan y cobran, llevándose por su trabajo unas comisiones, última razón del antiguo oficio de la usura, tan ricamente descrito en la literatura de siglos anteriores. No vamos a gastar letras en describir la función de los bancos modernos, ni tampoco la de los Bancos centrales, bancos de bancos, que si abominan del arroz, aquí tienen dos tazas. ¿Hay que ser de una cierta manera, contar con un currículo determinado, respetar una ideología en contra de otras, defender a capa y espada aquello por lo que cobran pingües sueldos? Efectivamente. Vean el perfecto ejemplo: Luis de Guindos.

Miembro destacado del equipo económico de José María Aznar, a la sombra del gran Rodrigo Rato, de profesión actual sus juicios, este notable miembro del Opus Dei no aguantó ni tres meses sin empleo y cuando el PP perdió las elecciones en 2004, a los tres meses ya le contrató el banco de inversión Lehman Brothers como mandamás para Portugal y España. Aquellos delincuentes que llenaron el mundo de las tóxicas subprimes, de infausto recuerdo, llevaron a Lheman a protagonizar, con un pasivo de 613.000 millones de dólares, la mayor quiebra de la historia. Así que como premio a tan excelente labor desde su cargo en la gestión de aquel fraude, un triunfador, vaya, y tras un breve paso por FAES, Mariano Rajoy le nombra ministro de Economía en 2011. Y cuando el Gobierno marcado por la corrupción se acaba, y antes de quedarse en paro, qué horror, el mismo Rajoy le encuentra empleo en el Banco Central Europeo. Un chollo. 

Pero aquella época agónica de nombramientos de última hora en el gobierno Rajoy tuvo otro gran momento con la designación de Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España, elegido a dedo el 30 de mayo de 2018, justo el día antes de que triunfara la moción de censura de Pedro Sánchez. Una maniobra en la oscuridad de los elegantes despachos que en su momento levantó ampollas y críticas de todo tipo, incluidas las de directivos del propio Banco de España. 

Y ahí, en sus fastuosos sillones siguen desde entonces, pontificando como si fueran los amos de los dineros y de las cuentas públicas, y no unos asalariados de sus correspondientes organismos. No se sabe bien por qué, ambos se han travestido en poderosos gurús que todo lo saben, incluso por antelación de su bola de cristal. El gobierno se equivoca, dicen siempre, que los datos buenos son los nuestros, los más listos del territorio. 

La última bronca se debe a que Luis de Guindos, sensible cual mimosa, se ha molestado sobremanera porque este Gobierno de rojos se ha animado a aplicar a la banca una mínima tasa, todavía sin definir, pero apenas si un pellizco de monja en sus muy turgentes carnes. Lean: hasta septiembre, los seis bancos cotizados en España han sumado 16.000 millones de beneficios. Machacante tras machacante, hasta llegar a esos, repitamos todos, 16.000 millones. Solo en España arramplaron con 5.860 de beneficios, 1.600 más, que se dice pronto, que en el mismo periodo del año anterior. Se han enfadado mucho y claman que llegarán hasta donde haga falta para salvar su negocio. Hay analistas un punto maliciosos que creen que todo parte de una concertación militante, y la acción de Guindos vendría a sumarse a las críticas de Núñez Feijóo al dichoso impuesto, y así el difuso y nebuloso líder del PP podría apuntarse un tanto llegado desde Europa, ese lugar tan ajeno a sus conocimientos y habilidades. Bien saben ustedes que el Ojo jamás, jamás, podría pensar en una bajeza del PP de semejante nivel. Ellos, siempre tan leales.

Por extensión, esto de los impuestos podría recordárselo alguien, o incluso nosotros mismos, a la reina del vermú, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que mantiene un caos absolutamente indecente en la sanidad pública. No tiene dinero, dice, y renuncia a cobrar impuestos a los ricos. Su balance de gestión es deplorable: sanidad, educación o dependencia nunca han estado peor. Y tiene, además, la osadía de insultar a los profesionales que pechan con sus arbitrariedades y falta de conocimientos. ¿Sabe usted, chulesca señora, para qué sirven los impuestos?

Adenda. Andan muy alterados los franquistas y otras gentes de mal vivir con la exhumación de tanto canalla que protegió, venid hermanos a nuestro cariñoso seno, la ignominiosa Iglesia de los cardenales Plá y Deniel o Gomá. ¿Quién era Gonzalo Queipo de Llano, teniente general con mando en Sevilla durante la Guerra Civil, esa “pelea de nuestros abuelos y bisabuelos”, como califica de manera indigna el tragasables Feijóo aquella ignominia? Bastará una de sus más famosas alocuciones radiofónicas: “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y a la vez a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar, por mucho que berreen y pataleen”. 45.000 muertos republicanos se apuntan entre sus logros. 70 años ha estado recibiendo la bendición eclesial de permanecer enterrado en la sevillana Basílica de la Macarena. ¿Honores para este espécimen? 

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El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

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