Es de no creer. Estos señores tan peripuestos, que tanto presumen de orden, seriedad y eficacia en la organización, somos ajenos a las improvisaciones o los caprichos de cada miembro de la congregación, dicen, porque nuestro partido, el Popular, el que bebió las esencias de Manuel Fraga, o sea, del franquismo más nefasto, de José María Aznar, callemos el juicio, o de Rajoy, hagamos lo propio, es un mecanismo de precisión donde el jefe manda y los subordinados, convencidos de estar y participar de una misma esencia común, somos los elegidos, los cruzados de la patria, obedecen como mayordomos de Downton Abbey; estos señores, retomamos el hilo, están en el candelabro ofreciendo al respetable un sainete cómico y desvergonzado, digamos que hasta sicalíptico, montado en el desmelene de haber convertido Génova, aquella sede pagada y arreglada con dinero negro, qué vergüenza, en la casa de tócame Roque y naufragar, comunidad a comunidad, en un ominoso zurriburri, una escandalosa babilonia, un bochornoso gatuperio, ante la mirada asombrada del inane Núñez Feijóo, dizque líder de la formación, mero espectador del partido de tenis, izquierda, derecha, izquierda, derecha, mientras sus tropas pactan aquí y discuten allá sin amo que les guíe ni perrito que les ladre. Pancho Villa ordenaba mucho mejor a sus tropas. Vamos, miren Extremadura y admiren Valencia.
Da igual que estas variaciones sobre la partitura sean diseñadas o producto de la incompetencia. ¿Se precipitaron en el Levante con poner a los pies de Abascal oro, incienso y mirra? Aterrorizados ante la magnitud de la monumental pifia, hay que esconder las cartas, dicen los tahúres, quizá hayan querido dar un paso atrás en las tierras del jamón de bellota. Eso sí, después de pactar en decenas y decenas de ayuntamientos, ceder las presidencias de las Cortes autonómicas a ejemplares de Vox, hombres y mujeres, recién salidos de las cuevas prehistóricas, queremos ahora sacar la pata del fango y decir, como los niños en la escuelita, yo no he sido, que han sido otros, quienes han quitado, qué indecencia, las consejerías de Igualdad o los carriles bici. ¡Los carriles bici, gensanta!
Con todo, lo peor es esa explicación, insultante, desvergonzada, carente absolutamente de cualquier sentido de la dignidad, que los bendodos de turno han dado en llamar las matemáticas de Estado. Es un razonamiento despreciable que muestra, de manera obscena, la absoluta falta de escrúpulos democráticos de los dirigentes del PP. Arrodillarse a los pies de los sátrapas de Vox, negacionistas de todo, feminismo, violencia de género, vacunas, cambio climático, saltarse sus propias líneas rojas, o eso decían, para conseguir una pizca más de poder, arrebatando alcaldías o comunidades a quien ha obtenido más votos, caso del PSOE, ¿no eran ellos los de la lista más votada?, es una indecencia de tamaño descomunal, una demostración palpable, de que los principios éticos y morales que debe regir la convivencia de los pueblos se la trae al fresco a Feijóo y sus mariachis. Si podemos sentarnos en la poltrona, allá se vayan pa’l carajo los derechos de las mujeres, de los homosexuales, de los extranjeros. Si Jeremy Bentham pergeñó un utilitarismo deleznable, Feijóo es el alumno más zote de la clase.
Borja Sémper, en esta ocasión, estaba demasiado ocupado en hacer el ridículo en una playa falsa, mentirosa, bochornosa, un decorado cutre y grotesco, de programa de televisión basura, lleno de sombrillas, hablando a la concurrencia del verano azul -¡cosa más antigua!- y otras cursilerías semejantes, rematando la risible aparición pública con unos saltitos que ya se podía haber ahorrado. Y además, TVE ha tenido que denunciarlo, con el agravante de no pagar derechos por la utilización de la marca. ¿Hay alguien en ese partido que conozca las reglas del país en el que viven? Por cierto, este Sémper, qué promesa de político tan desbaratada, de falso progre a sostén y guitarrista de Vox.
Hay batalla de aquí al 23J. Por supuesto que la hay. Y más con este destrozo de la campaña electoral que ha causado la torpeza y la ineptitud de los dirigentes del PP, bien secundados por la soberbia del nuevo equipo de Vox, dominado de cabo a rabo por su ala más intransigente, la que representa Jorge Buxadé, el recio falangista y de las JONS, por el Imperio hacia Dios, que se ha ganado todos los favores del gran jefe de escuadra. Enredados en sus propias inmundicias, se han mostrado incapaces de ofrecer a los ciudadanos un proyecto de país. Querían ocultar, deliberadamente, qué piensan hacer si ganan, pero ay, torpeza tras torpeza, los pactos nos han puesto sus desmanes encima de la mesa, expuestos de manera pornográfica, hígados y gallinejas en el mármol.
¿Y si ellos fallan en esta campaña de manera estrepitosa, acierta la izquierda de pleno con su estrategia? No diría tanto el Ojo, que ve, irritado, como en Sumar se toman las cosas con una pachorra verdaderamente culposa. Vamos, vamos, a agitar el plumero que nos asedian las moscas. Arreen, corran, circulen, aligeren, galopen que les comen los malos, nada peor que un bienintencionado holgazán o premioso. ¿Tanto alboroto y tanta bronca para esta campaña enclenque, minúscula e inoperante? En el PSOE, cuando menos, aún con las tropas escondidas, y haría falta su despliegue por tierra , mar y aire, cuentan con Sánchez y Zapatero desatados, cristianos en la arena del circo romano. Pero es poco, muy poco. Más brío, más ánimo, más gritos, más mandobles. Y sobre todo, premisa fundamental, vender una y mil veces propuestas de futuro, un porvenir que respete los derechos humanos, que sea cada día más justo, que saque de la miseria a quienes aún sufren las injusticias de un sistema terrible, a ayudar a los que más lo necesitan, a los que más discriminaciones sufren, mujeres incluidas. Ese futuro que sólo puede ofrecer la izquierda, porque la derecha, ahí lo tienen, en el mostrador de la casquería, pretenden hacer trizas todas las políticas de igualdad logradas tras tantas y duras luchas. Volvamos a la selva, triunfen los poderosos, encumbremos a los más retrógrados de la clase y salga el sol por Antequera. En verdad, tipos despreciables.
Adenda. Innecesario incidir en el bochorno como seres humanos que nos genera el derroche de dinero y esfuerzos humanos para salvar a unos ridículos millonarios ávidos de adrenalina, los ocupantes del Titán, y el terrible abandono de las marinas españolas, marroquís o griegas a los naufragios de esos desgraciados inmigrantes que sólo buscan un lugar mejor para que puedan vivir sus hijos. Así que optamos por recordar esa sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) que ha fallado en contra de la infamia del alcalde Almeida de arrancar a martillazos la placa dedicada al socialista Largo Caballero, al tiempo que se desmontaba la de Indalecio Prieto. Aquella salvajada, pactada con Vox, tiene ahora la condena de la justicia. ¿Saben qué haría el Ojo? Obligaría al dilecto Almeida a reconstruir con sus propias manos la placa destrozada, arrumbada en un almacén municipal de Vicálvaro. Luego, una vez armada de nuevo, el propio alcalde, cemento en la artesa, debería colocarla en el mismo lugar en el que se hallaba, la fachada de la casa natal del político socialista. Como ayudantes del improvisado albañil, los concejales de Vox. Y todo ello, ante la presencia de abundantes periodistas gráficos de prensa y televisión. Pura educación democrática.
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