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Encuentro “Rab La Pedriza 2025”

Encuentro Rab La Pedriza 2025

Por Susana Siscart

17 de octubre de 2025 14:06 h

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Nada mejor para disfrutar del otoño que una reunión de escalada con la familia y los amigos. Con esa premisa comenzó el fin de semana. Con ese cosquilleo que se siente antes de un reencuentro. El escenario: La Pedriza, con su paisaje de granito dorado y su aire otoñal. Un maravilloso enclave que esperaba con calma a la pequeña gran familia de Rab, escaladores, montañeros, amigos y caras nuevas unidas por una misma pasión: la montaña.

Llegada a La Pedriza

El viernes por la tarde, los primeros coches fueron llegando al Hostel de Manzanares el Real, que acogió el evento y en el cual pernoctaban algunos de los participantes. Las mochilas se amontonaban junto a las furgonetas, los saludos se mezclaban con risas, y pronto se formaron los primeros corrillos alrededor de las mesas. No había formalidades, solo ganas de compartir. La cena de esa noche fue el primer punto de encuentro: platos sencillos, conversaciones animadas y un ambiente cálido en el que todos se sintieron parte de algo común.

Pero si alguien pudo sentir una ilusión especial, esa fue la escaladora local Iris Gutiérrez al encontrar las fotografías de sus últimas escaladas decorando el edificio, así como los manteles del restaurante. Imágenes que todos escaladores podrán contemplar durante esta temporada pedricera.

Salida a la roca

El sábado amaneció fresco y luminoso, con ese tipo de luz que invita a moverse temprano. Tras el desayuno, los grupos se repartieron por distintos sectores de La Pedriza. Algunos buscaban bloques clásicos, otros probaron vías nuevas o compartieron técnicas entre risas. No importaba la dificultad, lo importante era estar juntos, disfrutar del día, sentir la roca y el entorno.

A lo largo de la jornada se respiraba un ambiente de camaradería difícil de describir. Había quien escalaba, quien aseguraba, quien simplemente observaba y animaba desde abajo. Los niños correteaban entre las piedras y en cada rincón se escuchaban voces hablando de rutas, viajes o proyectos. Más que un evento, era una pequeña tribu reunida en torno a una misma forma de entender la montaña: sin prisa, sin pretensiones, disfrutando del momento.

El cierre perfecto

Por la tarde, el cansancio se mezclaba con la satisfacción. Las manos marcadas por el granito, las sonrisas amplias. Tras la charla de Jordi Cruz ‘Dreaming Awake’ sobre escalada y la enfermedad de párkinson, la cena cerró el encuentro con la misma energía con la que había empezado: buena comida, risas y la sensación de estar entre amigos. La conversación se alargó hasta que el frío de la noche recordó que el fin de semana llegaba a su fin.

Mas allá de las vías y encadenes quedará el recuerdo de un ambiente auténtico, cercano y humano. La Pedriza fue el escenario perfecto para lo que define a Rab: una comunidad que se apoya, comparte y encuentra en la montaña un lugar donde todos se sienten en casa.

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