Así han transcurrido los conciertos en Cantabria en el verano de la pandemia: entre cambios constantes en la normativa y esperando siempre lo peor

El confinamiento sirvió, entre otras muchas cosas, para que comenzásemos a apreciar la importancia de la cultura en nuestras vidas. Y es que a veces basta con aburrirse para descubrir que la música, el cine o el arte pueden hacer que nos evadamos hasta de las situaciones más complicadas.

Precisamente este fue el motivo por el que cientos de artistas dedicaron su confinamiento a entretener de forma gratuita a través de sus redes sociales, pero cuando el confinamiento terminó se encontraron con un panorama muy diferente al que habían dejado en marzo: citas suspendidas por rebrotes, público con mascarillas y asustado, y una normativa que hacía complicada la ejecución de los directos.

Sin embargo, en Cantabria se optó por quitar la tirita de una forma más rápida e indolora: realizando los primeros conciertos de España de la era post-COVID. Organizados por la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria, agotaron las entradas en minutos y sirvieron para volver a conectar a los artistas con su público a pesar de la incertidumbre. La directora general de Acción Cultural, Gema Agudo, explica a elDiario.es cómo el motivo inicial de sacar adelante ‘La Cultura Contraataca’, el nombre que escogieron para el ciclo de conciertos y espectáculos, no fue otro que evitar que la gente perdiese el vínculo con la cultura. “También era una forma excelente de apoyar al sector, y por último para hacer de la cultura un motor económico”, indica.

Por otro lado, y un mes más tarde, llegó la segunda oleada de conciertos, que esta vez vino de la mano de Mouro Producciones y el ciclo ‘Viva la Vida’. Con 35 actuaciones en Torrelavega, este domingo han cerrado la etapa “entre el orgullo y el cansancio que supone organizar tantísimos conciertos”. Guillermo Vega, el director de la empresa, argumenta que este ciclo no ha tenido mucho que ver con los organizados antes de que llegase el coronavirus: “El artista ha pasado a un segundo plano y lo que ha tomado el primer plano son las medidas de seguridad”, subraya.

Tanto Vega como Agudo reconocen que el miedo a tener que cancelar siempre ha estado presente en sus cabezas: “Cruzábamos los dedos para que no siguiesen aumentando los casos y estábamos en contacto constante con las autoridades sanitarias”, explica la directora general. El empresario, por su parte, admite que ese “miedo” a lo que pudiese ocurrir también lo percibieron entre el público “sobre todo al principio”, aunque a medida que los conciertos fueron realizándose “acabaron diciéndonos que estaban aquí más seguros que en la playa”, cuenta Vega.

Adaptarse a los cambios

“El problema de esto es la incertidumbre”, reflexiona Agudo, sobre las modificaciones que han tenido que ir realizando a medida que avanzaba la desescalada. “Lo primero fue decidir que lo haríamos en recintos abiertos y con un aforo muy reducido, y aunque las últimas medidas de Sanidad hablaban del 75% de aforo, nosotros siempre lo hemos mantenido en el 50% para mantener cierto control en el tema”, señala.

Pero además de cambios en los aforos, también se han tenido que enfrentar a modificaciones en la legislación que han surgido a medida que aumentaban los rebrotes. Esto ha ocurrido con la prohibición del tabaco en espacios abiertos siempre y cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad, y con el cierre del ocio nocturno a las 01.00 horas.

Sobre ello, Vega no cree que estas imposiciones hayan afectado negativamente “porque no considero que sean tan duras”. “Que estos conciertos hayan salido tan bien en la situación en la que estamos es un éxito del público, que ha tenido un comportamiento ejemplar. Todos queríamos música y seguridad, y se ha conseguido”, sentencia este promotor de espectáculos musicales.