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Del éxito internacional con David Guetta a la suspensión de pagos: radiografía de los conciertos de La Campa

Protestas de los espectadores de Santander tras la cancelación del concierto de David Guetta. |

Laro García

La tormenta política, económica y mediática desatada en torno a los conciertos de la Semana Grande de Santander en la campa de La Magdalena lleva azotando la actualidad de Cantabria desde hace meses y no parece que vaya a cesar a corto plazo. Los primeros daños colaterales de una gestión que está ahora bajo la lupa de los tribunales son los miles de espectadores afectados por la cancelación del concierto de David Guetta y los proveedores que siguen sin cobrar las deudas contraídas por los promotores, pero no son los únicos.

Y es que el cambio de la empresa organizadora después de nueve ediciones y las consecuencias de esta circunstancia han estado rodeadas de polémica durante todo el proceso, hasta el punto de llevar ahora al Ayuntamiento de Santander a enmendarse a sí mismo y denegar la prórroga prevista para el año que viene, al tiempo que la nueva adjudicataria entraba en concurso de acreedores tras el fracaso del festival celebrado este verano.

Sin embargo, tanto desde el Consistorio como desde las dos promotoras que formaron la UTE La Campa -Delfuego Booking y Heart of Gold- han apuntado exclusivamente como causante de esta insolvencia a la incomparecencia del DJ francés en la última noche de conciertos, la punta de iceberg de un evento que prometía dar “un giro” a la programación musical de Santander y que, a la vista de los resultados, desde el Ayuntamiento admiten que “no estuvo a la altura de las expectativas”.

La concesión municipal a esta empresa, la solvencia técnica y económica de los nuevos promotores, el cartel de artistas, la escasa respuesta del público, los cambios de fechas a solo unos días de su celebración, el lamentable estado del recinto o los precios de las entradas y de las consumiciones fueron algunas de las críticas más repetidas durante los días en los que tuvo lugar esta primera y última edición de los conciertos de La Campa.

Pero todos estos problemas han quedado sepultados por la cancelación de Guetta y la no devolución del dinero a los miles de asistentes, razones que también ponen en entredicho la decisión del Ayuntamiento a la hora de elegir a la adjudicataria, aunque la lista de quejas por parte de los afectados es larga y abarca aspectos muy distintos de la organización de los conciertos, provocando finalmente que se haya denegado la prórroga para el próximo año.

1. Una adjudicación bajo sospecha

La anterior concesionaria, Mouro Producciones, que celebró durante nueve años el festival Música en Grande en La Magdalena, ha llevado a los tribunales la decisión de la Concejalía de Dinamización Social de adjudicar a la UTE La Campa la concesión de este espacio durante la Semana Grande de Santander al considerar que no se respetaron las bases establecidas.

En el concurso, que se resolvió por un solo punto de diferencia, los anteriores gestores obtuvieron la máxima puntuación en los criterios objetivos, relativos a la solvencia y en base a su aportación económica, mientras que los nuevos promotores ganaron gracias a los criterios subjetivos derivados de un informe de un jurado externo elegido por el Consistorio.

La justicia ha admitido a trámite el recurso interpuesto por Mouro Producciones, que ha denunciado el incumplimiento de varios puntos de las bases por parte de la UTE La Campa, entre otros, relativos a la solvencia técnica y económica de los nuevos promotores, ahora confirmados tras la declaración del concurso de acreedores y el accidentado desarrollo del festival.

2. Poca respuesta del público

En la presentación de los conciertos de La Campa, los organizadores y las autoridades municipales defendieron insistentemente que el cartel buscaba “internacionalizar” la programación musical de Santander y ofrecer en la ciudad una selección de artistas de “reconocido prestigio” que atraerían al público durante las fiestas, unas previsiones que no se han cumplido a la vista de las cifras.

Durante el festival, la organización evitó dar datos concretos de asistencia, más allá de las cerca de 10.000 personas que habían comprado su entrada para ver a David Guetta. Por primera vez en una década, los conciertos de la Semana Grande en La Magdalena se celebraron con un público que no superó ni el millar de personas durante varias de las jornadas, en un recinto que ha acogido shows con 15.000 espectadores, y el tradicional evento solidario fue el menos concurrido desde que se puso en marcha esta iniciativa.

3. El pésimo estado del recinto

Las primeras jornadas de los conciertos de La Campa generaron multitud de críticas entre los asistentes por el mal estado del recinto en el que se celebraron los conciertos. El uso de maquinaria pesada en los días previos, durante el montaje y la instalación del escenario, la zona VIP, las barras y la zona de restauración, provocaron un grave efecto sobre el césped de La Magdalena, que tras una fuerte tormenta se convirtió en un auténtico barrizal.

Esta circunstancia retrasó incluso la apertura de puertas en la primera jornada y estuvo a punto de precipitar la suspensión de los conciertos previstos para ese día: Dani Martín, Sidecars y Stock. Finalmente, aunque con una reducción de tiempo, todos los grupos pudieron subir al escenario, pero los asistentes mostraron su indignación en las redes sociales ante el pésimo estado en el que se encontraba todo el recinto. Algo similar ocurrió en la segunda jornada, que además estaba destinada al público infantil.

La solución que se buscó a partir de entonces fue la de echar paja para tapar los charcos y el barro, una decisión muy controvertida y que ha costado incluso la censura de la oposición política en el Ayuntamiento, por “el riesgo de incendio que pudo suponer para los asistentes”. Tampoco fue bien recibida por el público, ya que la paja mojada acabó por pudrirse y generó fuertes olores, además de no poner remedio definitivo al estado de la campa, que aún a día de hoy sigue sin recuperar su estado natural.

4. Cambio de fechas y grupos

La cancelación del concierto de David Guetta no ha sido el único incidente de los conciertos de La Campa, y es que precisamente el montaje del espectáculo de este artista internacional supuso el cambio de fecha de la actuación de Vetusta Morla con apenas unos días de antelación. Iban a actuar el viernes, en la recta final de las fiestas de Santiago, pero la organización decidió adelantar el concierto de uno de los grupos del momento a la jornada previa, viéndose obligada de esta forma a reintegrar el precio de las entradas a todos aquellos que lo solicitaron.

Los propios organizadores han reconocido públicamente que la asistencia al concierto de Vetusta Morla se resintió de forma considerable al trasladarlo al jueves y no ser a las puertas del fin de semana como estaba previsto, y la cita tuvo uno de los aforos más reducidos de la gira de los madrileños, que durante todo el verano han recorrido buena parte de España colgando el cartel de 'no hay entradas'.

También la UTE La Campa modificó a posteriori el proyecto que había presentado al concurso para conseguir la concesión en lo relativo al concierto solidario y, en lugar de Nancys Rubias y Olé Olé, que actuaron de forma gratuita en La Porticada, trajeron finalmente a Santander a Rubén Blades y Kiko Veneno.

Además, el concierto de Dani Martín estuvo a punto de no celebrarse por el estado del terreno y la propia organización ha explicado en los medios que valoraron seriamente la opción de cancelar el concierto de The Jacksons dado que el grupo tenía un caché muy elevado y la venta de entradas no superó el millar, algo que intentaron compensar regalando tickets en un centro comercial de la ciudad para cabreo de los espectadores que sí habían pasado por taquilla. 

5. Suspensión de pagos y deudas pendientes

Tras la cancelación del concierto estrella de David Guetta, que se hizo pública con cerca de 10.000 personas en el recinto y una hora más tarde del inicio previsto de la actuación a pesar de que el artista se encontraba en Moscú, a varias horas de vuelo de Cantabria, los espectadores reclamaron por diversas vías y sin éxito la devolución del precio de sus entradas.

La organización se comprometió a ello, pero con el paso de los días y la delicada situación económica de las empresas que formaron la UTE, esa posibilidad ha quedado descartada. Desde la misma noche del 'no concierto' han responsabilizado a Guetta, que justificó su ausencia por “problemas con el avión”, y han asegurado que emprenderían medidas legales contra el músico. También han ligado la devolución de las entradas al resultado de su litigio con el DJ, aunque en paralelo han admitido que no contrataron ningún seguro de cancelación que pudiera protegerlos ante tales incidencias.

Todos los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Santander exigieron en el último pleno de la Corporación que las promotoras del evento asumieran de forma urgente esos pagos, tal y como exige la Ley de Espectáculos Públicos de Cantabria, pero la declaración del concurso de acreedores de Delfuego Booking esta semana y la previsión de que Heart of Gold siga los mismos pasos próximamente dejará en suspenso esta petición.

La venta de entradas supuso para la UTE unos ingresos cercanos al medio millón de euros, según ellos mismos han señalado recientemente. Por su parte, Guetta ha devuelto a los organizadores más de 200.000 euros de su caché, una cifra a la que habría que sumar los ingresos obtenidos en las barras durante la noche de su fallido concierto, que se desarrolló con normalidad mientras estuvieron los DJs invitados en el escenario, y las aportaciones de los patrocinadores públicos y privados que apoyaron el festival de La Campa en esta primera edición. 

Estos datos, sin embargo, no han cuadrado el balance económico de las empresas que organizaron el festival, que hablan de unas deudas cercanas al millón de euros y que se pondrán en manos de un administrador concursal próximamente para intentar superar este revés y no entrar en fase de liquidación. Sí reconocen que su insolvencia supondrá “sacrificios” y “esfuerzos” para los acreedores, entre los que se encuentran los cerca de 10.000 afectados por la anulación del concierto de Guetta y los proveedores que todavía no han cobrado.

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