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Las mujeres cántabras, a la huelga: testimonios que respaldan una convocatoria feminista inédita

Imagen de archivo de una manifestación feminista. | OLMO CALVO.

Rubén Alonso

Después de muchos meses en los que se ha ido gestando una huelga feminista por primera vez a nivel estatal para reivindicar los derechos y el papel de la mujer en una sociedad patriarcal que perpetúa roles y comportamientos machistas, y que genera desigualdad de género en todos los ámbitos de la vida pública y privada, la cita que pretende marcar un antes y un después ha llegado. Coincidiendo con el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, colectivos y organizaciones feministas integrados en la Comisión 8M llaman a todas las mujeres a secundar la huelga y a tomar las calles en este día. 

Tal y como recoge el manifiesto que la convoca, se trata de una huelga inédita y transversal, puesto abarca cuatro ejes: laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo. Cantabria, como el resto de comunidades autonómas, se suma a esta iniciativa y desde la Comisión 8 de Marzo y desde las asambleas abiertas feministas subrayan que “nos unimos todas para luchar contra una opresión común”.

En este sentido, cuatro mujeres cántabras relatan a este medio la importancia de secundar la huelga poniendo el foco en cada uno de los cuatro ejes citados anteriormente, relatando a su vez sus situaciones personales y sus planes y expectativas para este 8 de marzo.

Patricia Ruiloba, maestra y sindicalista de STEC, aborda este tema desde la perspectiva laboral. “Como maestra voy a hacer huelga para denunciar el techo de cristal y la brecha salarial entre otros motivos de los que venimos hablando, pero también porque creo que las y los docentes tenemos más responsabilidad que el resto de los sectores, puesto que tenemos que dar ejemplo en los centros educativos”, explica.

“Iré al pasacalles y a participar en todas las actividades como ya lo llevo haciendo desde hace tiempo”, afirma, ya que, según recalca, “no es una huelga que se centre solo en el 8 de marzo”. “Ya lo consideramos un éxito por el hecho de que el movimiento feminista se reúna y decida tirar para adelante con esto y dar visibilidad a la situación que estamos sufriendo las mujeres simplemente por el mero hecho de serlo”, sostiene esta profesora.

En lo que respecta a la participación, espera que sea “masiva”. No obstante, “somos muy conscientes de que en ciertos sectores castigados por la precariedad habrá mujeres que no podrán ejercer su derecho a la huelga”, lamenta.

Uno de los puntos de debate que ha estado sobre la mesa durante todo el proceso de organización y llamamiento a la huelga es el papel de los hombres en la misma. “Yo les digo a mis compañeros que se hagan cargo de los cuidados de los que generalmente nos encargamos nosotras”, señala Ruiloba.

“En vez de cubrir a tu compañera en el puesto de trabajo, vuestro papel como hombres es haceros cargo de los cuidados que hacemos nosotras habitualmente, primero para que os deis cuenta de todo lo que conlleva y de esa carga psicológica de la que nadie habla, y segundo para que nostras podamos dejar a las personas dependientes (menores y mayores) y podamos ir a manifestarnos con total libertad”, expone.

Aura Díez es madre de dos niñas, trabajadora a tiempo parcial y con una pareja que pasa 12 horas diarias fuera de casa por trabajo, por lo que los cuidados domésticos recaen fundamentalmente en ella durante la semana. Cuenta a este medio que la manera que ha encontrado para poder secundar la huelga este 8 de marzo es “llamar a una figura masculina que me supla en la medida de lo posible”. De esta forma, asegura que participará “en todo el itinerario planteado”, desde el pasacalles de por la mañana hasta la manifestación vespertina, pasando por la comida en común organizada en la Plaza Porticada de Santander.

Manifiesta la importancia de llevar a cabo esta huelga puesto que el trabajo doméstico y de cuidados “recae mayoritariamente en las mujeres desde tiempos ancestrales por el mero hecho de ser mujeres”. “Esto tiene unas claras repercusiones sobre nuestras vidas, porque dedicar tiempo a esta labor invisible nos resta tiempo para otras cosas”, resalta.

De hecho, prosigue Díez, “muchas mujeres tenemos que asumir trabajos a tiempo parcial para poder compatibilizar nuestra vida personal con la laboral”, como es su caso. De esta manera, explica que las mujeres tienen que asumir más carga de trabajo con menos beneficios económicos. De cara a un futuro, “este escenario también repercute negativamente para nosotras puesto que cotizamos menos a la Seguridad Social y tendremos más dificultades para acceder a las pensiones”, lamenta.

Así pues, desde esta perspectiva, tal y como expresa Díez, “queremos una corresponsabilidad, que el trabajo de cuidados y de tareas domésticas no recaiga sobre nosotras por el hecho de ser mujeres”. “En primer lugar, queremos poder elegir, que no nos venga impuesto y que podamos compartir estas tareas con ellos”, señala. Y en segundo lugar, Díez reclama que este trabajo “sea visible porque el tiempo que invertimos en él no computa para nosotras, necesitamos que se le dé un valor”.

Yolanda Ceballos, universitaria e integrante de la Comisión Ijanas, cuenta su experiencia en torno a este huelga desde el ámbito estudiantil, convocada en institutos y universidad. “Hemos programado una concentración a las 11.00 horas en la Plaza del Interfacultativo y luego nos uniremos al resto de compañeras en la rotonda de La Sardinera en Tetuán”, explica.

Recuerda que han realizado varias asambleas que han tenido buena acogida, por lo que esperan que la huelga también la tenga. A pesar de ello,  reconoce que dependen de cada Facultad y de “las facilidades que les pongan a las alumnas para no acudir a clase”. “Aún así tenemos buenas sensaciones”, subraya.

Ceballos diferencia esta de otras huelgas puesto que engloba a todas las mujeres. “Nos afecta a todas, por lo que ha sido más fácil que entendamos el mensaje y que es un día especial”, afirma haciendo énfasis en que es a nivel internacional, en más de un centenar de países, por lo que “va más allá de lo que realizamos solo a nivel de Cantabria”.

“No sé qué estáis pidiendo ahora”

Es por ello que, tal y como cuenta a este medio, no ha tenido diferencias y conflictos con sus compañeras sobre la importancia de esta cita. Sin embargo, apunta que entre el profesorado sí se han producido tensiones. “Nos decían: 'Ya habéis conseguido muchos derechos, no sé qué estáis pidiendo ahora', pero tras una asamblea o una conversación enseguida entendían que los motivos de la huelga son claros y que es una manera de visibilizar”, relata. “Muchas se van a sumar”, celebra esta estudiante y activista feminista.

En cuanto al papel de los estudiantes en esta fecha, Ceballos reconoce que ha habido cierta “distensión” por si es una huelga mixta o no mixta. “A los compañeros les pedimos que como la huelga está convocada para nosotras, que si ellos acuden a clase nos pongan facilidades a nivel de materia impartida”, explica, además de que “les hacemos un llamamiento a que vengan con nosotras a los actos y a la manifestación tras el horario escolar”.

Por su parte, Kiara Brambilla, integrante de la Asociación de Mujeres Jóvenes de Cantabria, explica los motivos para efectuar una huelga de consumo este 8 de marzo, en el que es quizá el eje del que menos se ha hablado y del que más desconocimiento puede haber sobre su relevancia. “El de consumo está quedando un poco más invisible pero no por eso deja de ser importante”, asegura.

“Lo que pretendemos es construir estrategias de consumo alternativo que respeten nuestros derechos, nuestras vidas y los recursos que nos permitan vivir en el futuro”, explica, al tiempo que incide en la importancia de tener en cuenta que “el consumo está muy ligado al patriarcado y que nos afecta casi el doble por ser mujeres”.

Así pues, enumera una serie de ejemplos que reflejan esta afirmación. “La moda nos impone unos estereotipos de belleza inalcanzables que acaban fomentando la destrucción de la autoestima de muchas mujeres y la publicidad nos deshumaniza y nos cosifica al extremo fomentando el machismo de una manera exagerada”, sostiene.

Los juguetes también son un ejemplo de ello, ya que, según defiende, “van marcando el camino estereotipado en función de si eres niño o niña”. Asimismo, pone de manifiesto la existencia de “la tasa rosa en la higiene, en la ropa, en los cosméticos e incluso en la peluquería, donde es muy sangrante”. En definitiva, Brambilla hace hincapié en que “hay que tener claro que el consumo afecta y perpetúa este modelo machista que tenemos en nuestra sociedad”.

Como consecuencia de ello, explica que proponen no comprar ni consumir ningún producto o servicio más allá de los imprescindibles para la supervivencia y activismo de ese día. “Que ninguna mujer se quede sin venir a la huelga por no usar el transporte público, por ejemplo”, señala, en lo que define como “un gesto que busca hacernos conscientes y cambiar nuestra forma de consumir en ese día y en los posteriores”.

“No solo es una llamada a no comprar y al boicot, sino que pretende generar una oportunidad para reflexionar sobre el modelo económico y su repercusión sobre la vida de las mujeres”, sentencia. En su caso particular, Brambilla afirma que tiene “ciertos privilegios” porque vive en la capital y no tiene necesidad de desplazarse. “No utilizaré ningún tipo de consumo”, recalca mientras recuerda que hay previsión de comer todas juntas un bocadillo a las 14.30 horas.

“Hacemos 'huelga a la japonesa' todos los días”

Desde la derecha y concretamente desde el Gobierno de España se ha tildado la huelga de “insolidaria y elitista” y se ha instado a las mujeres a llevar a cabo una 'huelga a la japonesa', es decir, trabajando el doble, tal y como señalaron las ministras Isabel Tejerina o Dolors Montserrat. Estas cuatro mujeres coinciden en posicionarse en contra de esta iniciativa puesto que “las mujeres hacemos 'huelga a la japonesa' todos los días”. 

“Lo que tiene que hacer la ministra es escuchar al movimiento feminista”, reclama Ruiloba, que considera que “no todo se soluciona simplemente ampliando el permiso de paternidad”. “Me da la risa”, reconoce Díez cuando escucha la propuesta. “Me parece que es un desconocimiento total y absoluto, y una forma de quitarle valor a lo que estamos hablando”, lamenta. “Que las mujeres somos perfectamente capaces de trabajar lo hemos demostrado”, exclama, mientras pone de manifiesto que trabaja todos los días de su vida: “Esto lo asumo como un trabajo que además no entiende de fines de semana ni de vacaciones”, concluye.

Por su parte, Ceballos pone el foco en las estudiantes precarias que se ven obligadas a trabajar a la vez que estudian, por lo que no entiende la postura de realizar una 'huelga a la japonesa' que Brambilla califica como “nada efectiva”. “Llevamos trabajando el doble toda la vida y lo que necesitamos es reivindicar”, concluye. 

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