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Entrevista Mariano Carmona, secretario general de UGT Cantabria

“El diálogo social es la única garantía de que haya un cierto reparto de la riqueza y no se deje abandonada a la gente”

Mariano Carmona, secretario general de UGT Cantabria.

Rubén Alonso

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Mariano Carmona encara desde este fin de semana su segunda etapa al frente de UGT en Cantabria. Tras haber sido reelegido como secretario general con un 90% de apoyo, este sindicalista pone el foco en tres medidas clave para mejorar la situación de la clase trabajadora en un momento tan delicado como el que atraviese la sociedad, con la economía mermada por la pandemia: subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y derogar las reformas laboral y de pensiones. Esa es su hoja de ruta a corto plazo para lo que cree imprescindible el diálogo social, puesto que “es la única garantía de que haya un cierto reparto de la riqueza y no se deje abandonada a la gente”. En este sentido, reconoce estar “preocupado” por la situación, puesto que las empresas “están sufriendo mucho” y ve los fondos europeos como la “última oportunidad” para recuperar la economía, pero advierte de que no se pueden repartir con “clientelismos”: “No se pueden apoyar proyectos en los que los empresarios solo pongan las intenciones y termine siendo dinero público en manos privadas”, argumenta.

Acaba de ser reelegido secretario general por una amplia mayoría. Supongo que son muchos los retos por delante para este mandato, pero a corto plazo, ¿cuáles son los más importantes?

A corto plazo, en el ámbito nacional estamos en una campaña defendiendo la subida del salario mínimo y la derogación de las reformas laboral y de las pensiones. Esta es la hoja de ruta que vamos a seguir y la que nos va a ocupar el mayor tiempo en los próximos meses. Ahora llega el 1 de mayo, en el que tendremos que continuar insistiendo en lo mismo, y el Gobierno finalmente tendrá que legislar sobre ello. Son tres asuntos que suponen la tormenta perfecta contra la clase trabajadora y se ha puesto todavía más en evidencia con la pandemia. Aunque se han implantado los ERTE o se han concedido ayudas siguen siendo claramente insuficientes por la legislación y por los bajos salarios que se están aplicando en sectores que además se han calificado como esenciales y que son los que peor parados están. Y respecto a las pensiones, la reforma condena a la gente a vivir el día de mañana en la máxima austeridad.

¿Por qué el Gobierno central está tardando tanto en legislar sobre ello? ¿Sirve de excusa la pandemia?

Nos ha tocado vivir un momento convulso en general. Las cosas no son siempre culpa de los demás, todos tenemos parte. Primero costó formar un Gobierno que tuviera mayoría suficiente para poder gobernar. Es bipartito, y no es fácil, porque muchas veces lo que se lleva en los programas es muy difícil casarlo con la realidad que te encuentras cuando tienes que tomar decisiones de gobierno. Y luego el tema de Catalunya prácticamente eclipsó la actividad parlamentaria durante un año. Posteriormente llegó la COVID, que ha vuelto a poner en evidencia de nuevo las carencias en educación o en sanidad. Y ahora lo que no podemos hacer es dejar abandonada esta hoja de ruta que es muy importante, en un momento en el que ya llevamos más de un año de pandemia.

Precisamente después de un año de pandemia, con las consecuencias económicas que ello está generando, ¿cómo perciben desde el sindicato la situación de las empresas y pequeños comercios y qué perspectivas manejan a corto y medio plazo?

Estamos francamente preocupados. La COVID ha puesto en evidencia las carencias de un mundo globalizado y las políticas de austeridad o de externalización de servicios públicos. Ahora, las empresas que se posicionen en un mercado no tan globalizado pueden tener una oportunidad encontrando su nicho de empleo, pero a nivel interno, los sindicatos vamos a tener muchísimo trabajo. Hay muchas empresas que están sufriendo. El mundo tras esto va a cambiar porque los efectos de la COVID en la economía se van a quedar y mucho nos tememos que cuando esto pase nos tendremos que enfrentar a ello.

Comentaba antes la intención que tiene de seguir con esa hoja de ruta. ¿Qué valoración hace del Diálogo Social tanto en Cantabria como en España?

Cantabria es una comunidad en la que hay pocos recursos económicos para hacer frente a este tipo de situaciones, pero sí es verdad que la disposición de la Consejería de Empleo y de toda la Dirección General de Trabajo ha facilitado bastante las cosas. Nos hubiese gustado conseguir más ayudas para los trabajadores, pero se han consolidado con los dos primeros acuerdos del Consejo del Diálogo Social. No son grandes cosas, pero sí ayudan. Y en el caso de España, ten en cuenta que las políticas paliativas contra la COVID no hubiesen sido posibles sin un diálogo social adecuado. Y eso que había una cierta inexperiencia en muchos de los ministerios en este tema, porque se venía de una época sin diálogo social y porque muchos son nuevos y los desconocían. En cualquier caso, el diálogo social, tanto a nivel autonómico como estatal, es la única garantía de que mejore la situación y de que las medidas se tomen de una manera consensuada. Si nos confundimos nos confundimos todos, y si acertamos también. Es la única garantía de que se dé un cierto reparto de la riqueza, de que no se deje abandonada a la gente.

Hay empresarios muy buenos y otros que son muy pillos y supeditan el éxito o el mantenimiento de sus empresas a los sacrificios y esfuerzos de sus trabajadores, y eso no puede ser

La situación es delicada para todas las empresas, pero especialmente para una de la que usted es conocedor de primera mano por formar parte de la misma y que en las últimas semanas ha vivido momentos de tensión que desembocaron en la convocatoria de una huelga de trabajadores. ¿Qué opina del acuerdo alcanzado en SEG Automotive qué futuro le augura a la planta de Treto?

SEG Automotive forma parte de las empresas que se dedican al sector del automóvil, que actualmente es un sector con muchísima incertidumbre y que va a sufrir. SEG precisamente es empresa tractora, de ella depende parte de la producción de las otras dos factorías de Ampuero. Sobre el acuerdo no tengo nada que celebrar. Estuvimos en huelga para desbloquear una situación en la que la empresa no manifestaba ninguna intención de negociar y hemos conseguido revertirla a falta de seguir negociando. Las salidas que se produzcan de la fábrica serán voluntarias con unas indemnizaciones que superan ampliamente las que establece la ley, en algunos casos multiplicándolas por tres o por cuatro. El acuerdo tiene algunos aspectos negativos, como puede ser el salario del convenio del metal para los trabajadores eventuales o una nueva categoría profesional. Esto lo único que garantiza es que seguirá habiendo eventuales en la fábrica porque la medida se ha establecido para que la empresa no externalice ningún servicio. Se consigue mantener una unidad productiva potente y que sea la propia empresa la que pueda asegurar la calidad, las entregas y el material, así como el mantenimiento de la propia factoría sin depender de cuatro o cinco contratos externos. Esto posibilita que si dentro de cuatro o cinco años la empresa transita adecuadamente por el mercado del automóvil, los trabajadores tengamos la posibilidad de recuperar derechos. Si hubiéramos externalizado departamentos no volvería a haber un eventual en la fábrica y hubiese sido una deslocalización pactada en el tiempo. A las empresas lo que les genera gastos es el personal y si se lo aligeramos les es mucho más fácil deslocalizarse.

SEG no es la única. Nissan, Solvay o Sniace son grandes factorías que atraviesan etapas complicadas. ¿Qué hace falta para recuperar la buena salud de la industria cántabra?

Cantabria fue una comunidad industrial, se abandonaron sectores como el primario en favor de la industria. Y la situación actual va a costar revertirla porque hay empresas que se dedican a actividades que ya están obsoletas. De todas formas, los trabajadores tendremos que hacer un esfuerzo por facilitar esta transición, pero tampoco va a depender de nosotros que estas empresas sean capaces o no de subirse a las nuevas oportunidades tecnológicas o de movilidad en función de su actividad. La iniciativas empresariales son las que tienen que tirar del carro, las administraciones tienen que apoyar y los trabajadores también tendremos que colaborar poniendo nuestro buen saber hacer y, a lo mejor, sacrificándonos un par de años o tres. Pero tiene que ser el conjunto el que tiene que funcionar.

Respecto a la recuperación económica, hay muchas expectativas puestas en los fondos europeos... ¿Cree que serán el salvavidas que se espera que sean?

No sé si van a ser el salvavidas, pero lo que sí sé es que los fondos europeos van ser una de las últimas oportunidades, sino la última que vamos a tener. Creo que se tienen que repartir de una manera que no sea clientelista, es decir, en ningún caso pueden ir a apoyar proyectos que terminen en manos privadas y tienen que servir para relanzar y modernizar actividades que sean tractores de la economía, y tienen que ir vinculados al mantenimiento del empleo y a la creación del mismo. No se pueden apoyar proyectos en los que los empresarios solo pongan las intenciones y termine siendo dinero público en manos privadas.

Precisamente sobre el mantenimiento de los empleos, los ERTE han sido una figura esencial para lograrlo durante la pandemia. ¿Hasta cuándo cree que seguirán o que será viable mantenerlos?

Sinceramente creo que se van a mantener hasta que hagan falta. Lo que sí lamento es la mala utilización que se hace por parte de algunos empresarios muy pillos, que los hay. En el Congreso de UGT apostamos por potenciar la Inspección de Trabajo, porque aunque hay empresarios muy buenos, hay otros que son muy pillos y supeditan el éxitos o el mantenimiento de sus empresas a los sacrificios y esfuerzos de sus trabajadores, y eso no puede ser.

Para terminar, tenemos la vista puesta en el verano. El pasado fue muy bueno en lo que a cifras de turismo se refiere, que revierten en la economía, pero ¿cómo cree que será esta temporada estival?

No lo sé, la verdad. Cantabria es una zona privilegiada, ofrece cantidad de oportunidades por sus características geográficas, el buen clima y las diferentes oportunidades de hacer turismo en apenas 100 kilómetros. En 100 kilómetros puedes estar en la playa o en los Picos de Europa, y eso es una auténtica maravilla. En cualquier caso, creo que la comunidad necesita un reequilibrio entre los tres sectores productivos, tiene que adecuar su industria a las nuevas necesidades y recuperar el sector primario sí o sí. Es lo único que nos va a dar una estabilidad frente a los vaivenes económicos o políticos que se puedan producir tanto en España como a nivel europeo o mundial. Eso nos garantizaría tener una sociedad y una economía sostenible en el tiempo. Y creo que tenemos que trabajar en esa línea. 

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