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“Está en proceso una 'tercera España' entre la metropolitana y la vaciada que ahondará las desigualdades territoriales y sociales”

El autor del libro Sergio Andrés Cabello

Claudia Sáez

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“Nunca pasa nada” es una expresión frecuente en buena parte de España, y le cuadra muy bien esa “España invisible” a la que solo alumbran los focos cuando se produce un suceso luctuoso o un hecho pintoresco: la compuesta por ciudades pequeñas y medias, también por otros municipios más reducidos, que son las siguientes fichas de dominó que caerán en los procesos de envejecimiento de la población, salida de jóvenes o abandono de actividades productivas tradicionales, que hasta hace poco parecía que solo afectaban al mundo rural.

Sobre ello reflexiona Sergio Andrés Cabello en su libro 'La España en la que nunca pasa nada', que presenta este jueves 15 de julio en la librería La Vorágine de Santander a las 20.00 horas. Un conjunto de ideas acerca de esa España intermedia entre la “España vaciada” y la “España metropolitana”, que “seguramente está ya en una tierra de nadie, en un proceso que no llevará a la despoblación en sentido estricto, pero que sí ahondará las desigualdades territoriales y sociales”, lamenta el escritor.

La obra se convierte en una firme reivindicación de la “tercera España”, la cual “nutrió a la España metropolitana a través de los procesos migratorios; que fue denostada y luego reivindicada; que contribuyó, y lo sigue haciendo, a la despoblación de los municipios más pequeños”, explica Cabello. En definitiva, una tercera España a la que le está pasando “lo que a las clases medias, que, tras ascender socialmente, con la crisis vieron rota la movilidad social”, asegura el autor.

Hemos oído hablar mucho de la España vaciada, pero no tanto de esa tercera España

Cuando apareció este libro en mi cabeza, surgió porque veía que algo se me escapaba, que el problema no solo estaba en el pequeño pueblito de cien habitantes, sino que el problema venía de lo más amplio (pequeñas y medianas ciudades) para darle solución a ese pueblo. Se trata de esos territorios, regiones periféricas, ciudades pequeñas y medianas, que no son los pueblos de la España vacía pero que se quedan en un segundo plano por los desequilibrios que se van generando, por lo que el libro trata de poner el foco en qué está pasando en esas zonas y cómo esos desequilibrios se están acentuando partiendo de las bases de cómo se ha estructurado el país territorialmente y los fenómenos actuales que se están acentuando con la pandemia.

No quiere decir que sea un libro ni contra las grandes ciudades, porque esto no va de “madrileñofobia”, ni tampoco sobre la despoblación del medio rural, porque no se puede tener en consideración sin mirar al marco más amplio donde están integrados esos pueblos, que es la región. También aborda esa etiqueta de provincianos que se nos ha puesto muchas veces a las personas de regiones como Cantabria o La Rioja, que solo salimos en los medios de comunicación cuando ocurre una anécdota o un hecho relevante.

¿Es verdad que “nunca pasa nada” en la España invisible?

El “nunca pasa nada” es un término muy habitual, pero pasa todo realmente, porque hay muchísimas personas que vivimos en estos territorios. ¿Por qué ese “no pasa nada”? Pues se refiere al tema de acontecimientos o eventos grandes, porque parece que la acción está siempre en las grandes ciudades, cuando verdaderamente esa frase tiene que ver con que lo cool está en Madrid o Barcelona, pero en Santander, Logroño o Palencia pasa la vida también. Por otro lado, entiendo que las grandes ciudades tienen un peso muy importante, sobre todo en los medios, pero puedes llegar a sentirte desbordado si no vives en ellas, porque piensas que tampoco te afecta tanto como las cosas cercanas.

Apunta a las ciudades más pequeñas y no solo a los pueblos, sino a esas entre lo rural y lo metropolitano

Lo que les ha ocurrido a estos territorios va de la mano al fenómeno de las clases medias. Nuestras ciudades son lugares que en los años 70 y 80 crecen y se transforman, dejando atrás en conservadurismo y el control social para convertirse en zonas con mayor posición. Ahora, aunque considero que no va a darse una segunda despoblación, ocurre que la globalización ha hecho que las protagonistas sean las grandes ciudades, que concentran más actividades productivas y población.

En el caso de Cantabria, con municipios como Torrelavega o Reinosa, se ha producido un proceso de desindustrialización y pérdida del sector secundario que se han sustituido por empleos del sector terciario con peores condiciones, por lo que existe un escenario de riesgo muy fuerte que apunta a la cohesión social y a la territorial. Y es que nuestras ciudades pequeñas y medianas, que habían ido creciendo y evolucionando, se encuentran ahora en un escenario en el que parte de lo que nos dio ese músculo ha ido desapareciendo. Esto no quiere decir que tengan que volver las chimeneas, pero tiene que haber otro tipo de apuesta de modelo productivo que nos de lugar a que no dependamos solamente del sector terciario. Además, este problema no lo pueden solucionar las regiones solas, sino que es un problema de Estado, porque, si queremos las ciudades pequeñas para que sean lugares turísticos, estamos construyendo un modelo de futuro que no va a funcionar.

En la cornisa cantábrica existe un envejecimiento de la población, el abandono de actividades tradicionales o la pérdida de los más jóvenes, porque todo depende de dónde puedas hacer tu proyecto de vida. Muchas veces no poseen las condiciones para poder desarrollarlo y se tienen que ir a las capitales, algo que estamos viendo en los últimos estudios sobre flujos migratorios hacia Madrid, donde las condiciones de trabajo y vida no son precisamente mejores.

Entonces, ¿cuál es el futuro de estos territorios?

Cabe recordar que esta situación no es exclusiva de España, es algo que ocurre en toda Europa, y creo que pasa por una decisión de Estado, porque necesitamos un proyecto de país que tenga en consideración para qué queremos el medio rural. ¿Queremos que Cantabria sea un lugar del que nos acordamos solamente cuando venimos de turismo en verano?, pues creo que la solución no es fácil, pero pasa por un cambio de modelo productivo, y además por apostar por un sector secundario fuerte. En segundo lugar, deberíamos buscar una solución para mejorar la situación del sector primario que tanto peso tiene en esta comunidad, e intentar no repetir las mismas fórmulas que no han funcionado otras veces. Me refiero a los Fondos Europeos, ante los que admito que soy más bien pesimista, y creo que se van a usar para repetir los mismos errores, pero lo fundamental es repensar y reconfigurar un nuevo sector secundario.

Con el Gobierno de Sánchez se ha creado la Vicepresidencia para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que recoge también el problema de la despoblación, ¿considera que se están produciendo avances importantes desde las administraciones?

En estos procesos hay que tener la mirada a medio y largo plazo, porque en España hemos tenido errores como el cortoplacismo. A este se suma un modelo mimético, intentando adoptar modelos que funcionan en un sitio pero que igual en nuestro país no tanto. El temor que tengo respecto a las administraciones es que creo que no tienen un plan establecido, y da la sensación de que quieren apostar por temas impuestos desde Europa como la sostenibilidad o la tecnología, que no dejan de ser esenciales, pero que tapan un poco la reflexión que deben hacer sobre hacia dónde avanzar como país, con proyectos que incidan en el sector secundario que recaigan en una no dependencia en el exterior tan fuerte.

Tras la pandemia, ¿habrá un éxodo a la inversa, de las ciudades a lo rural?

Desde mi punto de vista creo que será algo pasajero. No existen muchas personas que se puedan permitir irse a un pueblo como están reflejando los medios de comunicación, porque hay que tener, primero, disposición para adquirir una vivienda, que en los pueblos tienen poca disponibilidad a precios accesibles. Además, ¿Hasta qué punto va a permitir este éxodo que se dinamice el medio rural? Porque volvemos de nuevo a preguntarnos qué tipo de medio queremos. Si yo estoy haciendo un medio rural nuevo lleno de teletrabajadores, estoy creando un medio rural con personas que tienen una configuración social que no encaja, tendrán un sector primario sin desarrollo y veremos todo lleno de furgonetas de reparto por las carreteras.

¿Cuál es la hoja de ruta de su escritura y sus próximos proyectos?

Como profesor de Sociología estoy centrado en aspectos de desigualdades sociales y diversos proyectos, pero sí que tengo una idea para un próximo libro. Estará relacionado con esa España en la que “nunca pasa nada” pero más enfocado hacia las clases sociales, que seguramente le interese a los lectores que ya han leído el primer libro.

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