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Cuenca, Ciudad Real, Toledo y Albacete claman contra la caza con perros

Alicia Avilés Pozo

Miles de galgos y podencos, además de otros perros, son abandonados durante el mes de febrero coincidiendo con el final de la temporada de caza. Para condenar estas situaciones, se han vuelto a manifestar en toda España cientos de colectivos animalistas y ecologistas, convocados por la Plataforma NAC No a la Caza. En Castilla-La Mancha, desafiando al frío y la nieve, han sido decenas de personas la que se han movilizado en las ciudades de Cuenca, Ciudad Real, Toledo y Albacete para mostrar su repulsa y corear lemas como ‘Maltrato animal al código penal’, ‘Ni galgos ni podencos son vuestros instrumentos’ y ‘Basta ya de maltrato animal’.

En estos actos de protesta se ha leído el manifiesto elaborado por NAC para este 2018, donde lamenta el comienzo del “exterminio” en las “formas más crueles que es capaz de concebir la mente humana”, como el abandono, la mutilación, el regreso a unos entrenamientos a pan y agua o el “martirio de convertirse en herramientas reproductivas para fabricar nuevas camadas”.

“Por el camino, más de 21 millones de víctimas -presas, las llaman-, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. El maldito negocio de la muerte que se disfraza de deporte, de goce de la naturaleza o de tradición cultural, para facilitar su digestión por la sensibilidad de una sociedad contemporánea que de ningún otro modo admitiría esas prácticas”.

El objetivo de estas movilizaciones, apuntan, es seguir explicando a la ciudadanía que sufre un “engaño”, que el ‘lobby’ de la caza es solo una “actividad mercantil”, un “minoritario holding empresarial que se enriquece a costa del sufrimiento ajeno, facturando por ello cifras desorbitadas”. Por otra parte, exigen a políticos y autoridades que intervengan, ya que “nunca han resultado suficientes las tibias declaraciones para obtener sin coste un rédito electoral”; y que desde el Gobierno o la oposición “deben hacer lo preciso para terminar con un hábito, carente hoy del menor soporte ético”.

“No a la caza porque se volvió enemiga de la biodiversidad y de la conservación del medio ambiente en el entorno rural. Porque nada justifica que recorran nuestros campos gentes con armas. Porque impide el pacífico disfrute de un patrimonio ecológico que también nos pertenece. Porque junto al comercio de animales exóticos, se constituye en el principal instrumento de difusión de esas que luego denominamos especies invasoras. Porque ejerce de sostén de valores especistas, de la peor de las versiones conocidas del machismo y ahonda en las desigualdades sociales, principalmente en las zonas donde se manifiestan más pronunciadas. Porque nuestros hijos merecen una educación sin sangre. Porque causa un dolor innecesario, al convertir a las presas en dianas; y a galgos, podencos y demás animales de utilidad cinegética, en torturadas armas involuntarias”.

Ecologistas en Acción se ha sumado a estas protestas denunciando el intento del sector cinegético de solicitar la declaración como patrimonio de la humanidad de distintas modalidades, como la montería y las rehalas, para “blindarlas frente a la corriente social que demanda más protección animal”. Asimismo, reclaman la aprobación de una ley estatal de protección animal.

“Los perros utilizados en las diferentes modalidades cinegéticas son considerados meros objetos por muchos de sus propietarios. Bajo esta relación desatienden muchas de sus necesidades básicas, son objeto de un maltrato explícito (golpes y palizas) para conseguir su sumisión y obediencia, y encuentran en muchos casos unas muerte prematura y horrenda o el abandono más cruel”, han condenado.

Ante esto, Ecologistas en Acción denuncia los “intentos de las federaciones de caza y del sector cinegético en general de pedir que las rehalas sean declaradas como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y pide a los partidos políticos con representación en los diferentes parlamentos que no apoyen dicha propuesta”. Exige por ello la prohibición de una actividad aparentemente deportiva, como es la utilización de perros en la caza y otros animales -hurón, cetrería, caballos-, como la caza de la liebre con galgo, las rehalas utilizadas en la caza mayor o el perro de madriguera.

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