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“El statu quo dominante bloquea el acceso a la música de creador”

Luis Auserón

Alicia Avilés Pozo

  • El mítico bajista de Radio Futura realiza para eldiarioclm.es una ácida crítica del poder dominante en la red por parte de las grandes multinacionales musicales

No es la lírica. Ni los malos tiempos. El problema es la corrupción y el poder de las multinacionales en la red, en un universo online donde estamos “sobresaturados de contenidos culturales”. Esta es la tesis que Luis Auserón, bajista y compositor junto a su hermano Santiago del mítico grupo Radio Futura, y que lleva años buscando su espacio con su carrera en solitario también como cantante, defiende para establecer la enorme línea que separa el talento de la industria, o el criterio “sensato” del consumo 'mainstream' Así nos lo cuenta en una entrevista con motivo de su participación en el Campus de Cuenca de un seminario sobre música independiente organizado por Babylon Festival.

Su inmersión en este argumento lo hace a través de su concepción de la red de redes. Internet, aquello que “nos han impuesto como un paraíso de comunicación y cultura libre” parte de una base conceptual incorrecta, puesto que “no es más que un mero negocio de telefonía en el que además se ofrecen servicios”. Precisa que en la práctica está controlado por tres grandes operadoras, que a su vez están asociadas con las multinacionales musicales Sony, Warner y Universal. Así, si atendemos a cuál es el volumen máximo de negocio que obtiene la red, “llegamos a la conclusión de que viven de vender música online y los demás usos de la red se quedan como residuales”.

No es extraño entonces que el concepto de Internet quede reducido al de un “negocio de distribución”. ¿Esto encaja con la lírica? Es evidente que no, porque para Luis Auserón, esto último no cabe en esa “guerra cultural” con dos corrientes de producción musical: la elaborada por el creador y la realizad de manera industrial por “equipos de productores y técnicos de marketing”. “El mainstream domina el mercado y es inútil combatir contra ellos. La música de creador debe buscar otros caminos, donde no tengas que competir con un gigante de la economía”, subraya.

Y la alternativa es complicada. El cantante apuesta por buscar otros foros donde esas multinacionales no tengan presencia, ya que hoy en día “es imposible encender el ordenador y buscar música buena”. ¿Debe entonces quedarse fuera de la red? “Si te quedas dentro serás absorbido por el poder y por los que más paguen”. Sus discos están en Spotify, reconoce, pero “con muy pocas visitas, en ese espacio residual, y para tener más, tendría que pagar”. “El empresariado online y el discográfico se intercambian entre ellos la canción de creador pero excluyen al creador, es decir, se lo están quedando todo”.

“Nos vendieron que había democratización de la música, que todos somos iguales y que podemos colgar lo que queramos, pero los servicios antes gratuitos ahora también son de pago, y cuando alguien pague más que tú, te arrinconará”.

Difícil entonces para este compositor catalogar hoy en día lo que es la música denominada ‘independiente’. En su opinión, “esa consigna ha cambiado porque hay grupos que se denominan así y que publican con Sony”. Apunta que hoy habría que distinguir ente música industrial y música de creador y pone como ejemplo a Jim Morrison (The Doors) o a David Bowie, quienes llegaron al ‘top’ sin ejercer ninguno de los mecanismos de promoción y marketing de la música convencional. “Ese es un fenómeno de música de creación que se vuelve muy grande, pero que nunca será ‘mainstream’”. Lo antepone a los discos de Madonna, “rodeada de 18 letristas, técnicos e ingenieros que trabajan por turnos las 24 horas del día”. Mientras, un autor, un creador, termina un LP “y nunca sabe cuándo sacará el siguiente”.

A este respecto, recuerda también Auserón que en su juventud, en tiempos de Radio Futura, ahorraban las propinas y pagas para grabar un álbum y por tanto debían estar muy seguros de lo que hacían en el estudio: “refinar el criterio”. Eso ha cambiado también en la actualidad de la red porque “si a alguien le regalan miles de canciones en su ordenador o en su móvil, su consumo será sin criterio, no buscará nada, se comerá lo que le echan”. “Es material masivo y desordenado. Te vuelves loco. Ahí es imposible encontrar la lírica, que está donde ha estado siempre, en el teatro y en la verdadera creación musical”.

Con los contenidos culturales en este estado, considera asimismo que “ninguna de las artes debe ignorarlo”, sobre todo en cuanto a la crítica social al sistema, que es “la más bloqueada por ser una molestia para ellos”. “Hoy no sería posible ni John Lennon, ni David Bowie, ni Jim Morrison, ni Bob Dylan. Los más grandes estarían bloqueados. El statu quo dominante bloquea el acceso a la música de creador, y esa es su intención, quitarnos el pan. Lo llaman disrupción tecnológica, pero es como inventar un Uber, arruinar al taxista, siendo el cliente perjudicado siempre”.

Sus críticas se dirigen también hacia la falsa percepción que dan los festivales de música. Opina que la mayoría de jóvenes “no van a oír música, van a follar y de juerga” y que “si les preguntas al día siguiente qué grupos han escuchado no sabrían contestarte”. Incluso en el mítico concierto en España de los Rolling Stones en 1982 “sobraba gente”, aquella “que no hace más que molestar e impedir que escuches música”. Por eso el público real “no es tanto como el que nos quieren decir” pero ahí el “efecto mediático desorienta”, cuando se debería promulgar “el buen consumo, no el atolondrado e insensato”, algo que “habría que plantear dentro de las aulas”.

No falta tampoco su denuncia de la censura. “A mí me gustaría liarla parda para que me amordacen”, sostiene, lamentando asimismo que se estén restringiendo libertades después de “años luchando” contra la denominada 'Ley Corcuera' (la normativa de 1992 sobre seguridad ciudadana). “Mi madre la llamaba ley de estado de excepción y eso se usa solo en tiempos de guerra. ¿Estábamos entonces o estamos ahora en tiempos guerra? ¿Contra quiénes estamos en guerra? ¿Por qué no nos dejan en paz?”. A ello añade el “engaño” de la transición democrática tras la dictadura, que estuvo condicionada “por una fuerza externa como el Ejército”. “Aunque aparentemente hemos avanzado, luego con decretillos acabas viviendo como en el peor país de Europa, y te privatizan todo lo que era del pueblo”.

Luis Auserón tiene ya seis álbumes en solitario. El último de ellos es ‘Lógica y proporción’, que ha llegado tras el reposo creativo emprendido después del lanzamiento de ‘Lejos’ en 2012. Nos adelanta finalmente que se encuentra preparando con Toni Marmota, bajista del grupo La Frontera, un conjunto de canciones que previsiblemente saldrán a la luz en breve, un trabajo del que se encuentra muy satisfecho y que confía en que se convierta en LP. “Y en esas estamos”, concluye.

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