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Echániz, el gran 'recortador' de Cospedal que ahora acusa al Gobierno de querer “ahorrar” con la eutanasia

José Ignacio Echániz y María Dolores de Cospedal

Alicia Avilés Pozo

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Al final de la legislatura en la que María Dolores de Cospedal fue presidenta de Castilla-La Mancha, se publicó un Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el que la sanidad castellanomanchega era de las peor valoradas del país. Cuatro años de recortes en presupuestos, prestaciones sociales y personal sanitario, que justificaba el PP por la deuda que había heredado del PSOE, provocaron que el sistema sanitario y de servicios sociales se convirtiera en “escombros”, como denunciaron posteriormente el Gobierno de Emiliano García-Page y muchos colectivos profesionales afectados.

Al frente de ese barco estaba José Ignacio Echániz como consejero de Sanidad y Asuntos Sociales, es decir, capitaneando el bloque socio-sanitario que más críticas y denuncias aglutinó en esa legislatura. También gestionó previamente la cartera sanitaria en la Comunidad de Madrid con Alberto Ruiz Gallardón y fue miembro del Pacto de Toledo para la reforma de las pensiones. Ahora, su nombre ha vuelto a saltar a la palestra por haber acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de querer legislar la eutanasia para “ahorrar” costes, algo que han negado los expertos en esta cuestión.

Médico de profesión y natural de Valladolid, Echániz fue durante esos años la personificación de los recortes en las dos carteras autonómicas que gestionaba en Castilla-La Mancha. Una de las medidas más polémicas y que más alarmas desató fueron los recortes en políticas públicas de Dependencia, fundamentales en una región con un alto porcentaje de población envejecida. De hecho, supuso el “desmantelamiento casi total” del sistema público de estas valoraciones y ayudas, según afirmaron sindicatos médicos, profesionales y la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia de Castilla-La Mancha.

Un recorte de 10.000 ayudas en Dependencia

Este último colectivo decidió dar la batalla judicial y recurrir el polémico decreto que que establecía nuevas normas en Dependencia, abriendo un proceso que culminaría en la anulación del mismo. Pero en el camino quedó un recorte presupuestario de más de 1.000 millones de euros en esta área que todavía hoy no ha conseguido volver a los niveles anteriores al Gobierno de Cospedal. En total, recortó hasta 10.000 ayudas.

Cuando terminó la legislatura y el PP perdió el Gobierno de Castilla-La Mancha, el presidente de esta plataforma despidió al Ejecutivo con un artículo titulado 'Adiós a tanto sufrimiento': “Adiós Sr. Echániz, consejero que ha utilizado el poder que se le había encomendado para insultar a los ciudadanos (...) Han sido los ciudadanos los que le han dado una patada en el culo, porque defendían su dignidad, su decencia a la hora de vivir el día a día”.

También el colectivo de trabajadores sociales centró sus críticas en el entonces consejero de Asuntos Sociales. Los conciertos con ayuntamientos y las ayudas de emergencia social se redujeron hasta dejar a 10.000 “familias desesperadas”, según cifró entonces el Colegio Oficial de Trabajo Social. La gestión de Echániz, añadieron en un informe, supuso un millón de euros diarios menos en servicios sociales y el despido de más de 34.000 profesionales que atendían a niños, adolescentes, enfermos, dependientes y sus familias.

Los recortes no fueros menos traumáticos en la sanidad pública. Al inicio de los procesos de privatización de algunas áreas sanitarias como las de Villarrobledo, Tomelloso, Almansa y Manzanares, se unieron las múltiples críticas sobre el incumplimiento de la Ley en materia de contratación de personal temporal en el Servicio de Salud (SESCAM) y la falta de contratación de interinos para cubrir las vacantes. El Sindicato de Enfermería SATSE denunció una y otra vez la “progresiva precarización” del empleo en la sanidad desde 2011, con un déficit de más de 13.000 enfermeras, matronas y fisioterapeutas.

Uno de los casos más polémicos en el ámbito sanitario fue la derivación de pacientes a la sanidad privada. Se trata de una práctica habitual pero que tuvo una consecuencia nefasta cuando trascendió que varios niños, pacientes de la sanidad pública castellanomanchega, pero derivados a una clínica privada de Madrid para ser operados de fimosis y cirugías umbilicales, tuvieron que volver a ser intervenidos en hospitales públicos de la región por las “negligencias” cometidas. Era el final de la legislatura y Echániz apenas se refirió al tema salvo para minimizarlo y afirmar que todos habían sido atendidos correctamente.

Su rechazo a la sanidad universal

Tampoco quería el exconsejero, que ostentaba además el cargo de portavoz del PP en materia de Sanidad, la sanidad universal. Cuando en 2015 el Gobierno de Mariano Rajoy decidió ‘relajar’ la exclusión sanitaria a inmigrantes sin papeles en los centros de atención primaria, Echániz no compartía esa tesis. De hecho, en 2012 apuntó: “No hay que olvidar que la sanidad gratuita ha sido fundamental para fomentar el efecto llamada. Mucha gente ha cogido una patera porque sabía que en España tenía la asistencia sanitaria garantizada”.

Finalmente, otro dato curioso es que el Gobierno socialista, tras arrancar su legislatura en 2015 reclamó a algunos exmiembros del Ejecutivo anterior que devolvieran las tabletas y teléfonos móviles que aún permanecían en su poder y que pertenecían a la Administración regional. Mientras que unos dijeron no tenerlos en su poder y otros no haberlos pedido, Echániz, al que reclamaban hasta tres móviles Iphone y dos tabletas, dijo querer comprar esos dispositivos en vez de devolverlos. Argumentó además que los técnicos le informaron de que había dificultad para borrar todos los datos y los contactos de esos terminales. Esto último fue anecdótico pero llamó la atención del nuevo gobierno por su “falta de moderación y humildad”.

Cuando ninguna de estas polémicas había salido a la luz, el nombre de José Ignacio Echániz llegó a sonar con fuerza como posible ministro de Sanidad, pero después su figura fue desgastándose por las numerosas críticas a los recortes. Cuando llegó el relevo de Mariano Rajoy, se distanció de Cospedal para apoyar a Pablo Casado, lo que le permitió estar en las listas por las que ahora es diputado en el Congreso y ha podido protagonizar el crispado debate sobre la eutanasia.

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