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La vida tras el “traumático” ERE en el gigante toledano Calzados Pablo

Asamblea de la plantilla de Pablosky durante las negociaciones del ERE

Francisca Bravo Miranda

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La fábrica de calzado Calzados Pablo SLU tiene una larga historia dentro del sector industrial toledano y también en Castilla-La Mancha. Fue fundada en 1969 por Juan Pablo Martín-Caro, según relata la misma empresa en su página web, con una producción anual de más de dos millones de pares de zapatos fabricados en la localidad de Fuensalida, en la provincia de Toledo.

En su web aseguran que tienen una tecnología propia que eso es una de las razones de su éxito. Además, afirman que son “expertos en pies que crecen” o que cuentan con el aval de la Sociedad Española de Biomecánica y Ortopodología.

Pero la “grave crisis demográfica” ha afectado al mercado de productos infantiles y Calzados Pablo se ha enfrentado a una “intensa disminución de ventas”, sostienen. Y por eso han buscado “fórmulas” para adecuar la capacidad de producción a la demanda actual. La solución al final ha terminado en un Expediente de Regulación de Empleo y 46 trabajadores han terminado en la calle. El ERE todavía está pendiente de ser aprobado por la autoridad laboral, en este caso la Delegación de Empleo de la Junta de Castilla-La Mancha en la provincia de Toledo.

“Sin encontrar solución a los problemas estructurales que afrontamos, nos vemos en la necesidad de plantear una reducción del 15% de nuestra plantilla, situación que resulta traumática para todas las partes implicadas, por supuesto también para la dirección”, señalaba en un comunicado la empresa semanas antes de ejecutar los despidos el pasado 19 de enero.

Un ERE traumático. Un término en el que incide Rocío Arévalo, presidenta del comité de empresa de CCOO. “Los despidos han sido traumáticos, excepto para la gente que salió voluntaria”, explica la sindicalista.

Asegura que se ha mantenido un ambiente de “miedo” en la empresa y que es algo “normal” al haber puesto un ERE encima de la mesa. La plantilla amenazó con huelga y se intentó la mediación. Sin éxito. Desde la empresa afirman que no se ha llegado a acuerdos porque la representación de los trabajadores sólo planteaba la retirada del ERE de forma “unilateral”.

“Me han dado la mitad de lo que me corresponde”

El miedo. Otra palabra que cita Sara, una de las mujeres afectadas por el ERE. Fue el miedo el que la llevó a aceptar cambiar su contrato en septiembre de 2023, tras más de veinte años en la empresa, de indefinido a fijo discontinuo, para luego encontrarse con el ERE. “Desde luego, he sido de las que peor ha salido parada. Llevaba 22 años en la empresa y me han dado 16.000 euros, la mitad de lo que me corresponde”. Recuerda el día de los despidos. “Era como un Gran Hermano, y los encargados no nos permitían ni abrazarnos”, resalta.

Tenía miedo y pensé que con el cambio de contrato de indefinido a fijo discontinuo incluso podría pararse el ERE. Tengo un niño a cargo, era mejor que quedarme en la calle. Fue un error total

Sara Ex trabajadora de Pablosky

Lamenta haber firmado el cambio de contrato, porque ahora ha consumido parte de su prestación por desempleo y lo que le ha correspondido tras el ERE no es el 70%, sino el 60%, cobrando cerca de cien euros menos de paro que el resto de sus compañeras despedidas. “Pero tenía miedo, pensé que con el cambio de contrato incluso podría pararse el ERE. Tengo un niño a cargo, era mejor que quedarme en la calle”, relata. “Fue un error total”.

Desde CCOO advierten: todavía ni siquiera se sabe si el ERE ha recibido la autorización por parte de la autoridad laboral. “Efectivamente, el personal está despedido. Pero no se nos ha comunicado que esté aprobado”, explica Arévalo, y en eso coincide también Federico Pérez, secretario general del sindicato en la provincia.

“Quien no esté de acuerdo, puede ir al juzgado”

El delegado de Pablosky, la marca más conocida de Calzados Pablo, Jesús Martín, lamenta que desde la representación de los trabajadores se haya “buscado la confrontación”. “Se hace sangre de una empresa en la que nunca ha habido ningún conflicto, ni mercantil, penal, ni social, de ningún tipo. Nos hemos convertido en la empresa más grande del sector, aun a día de hoy, y se busca eso, hacer sangre”, reflexiona en conversación telefónica con elDiarioclm.es.

Martín sostiene también que la empresa siempre ha sido una “gran defensora” de la fabricación en España, pero que la “gente no podía quedarse, porque simplemente no había trabajo para todos”. También rechaza que sea necesario un informe de la Inspección de Trabajo para que se apruebe o no el ERE. “No es vinculante”, zanja. Martín asegura que se han presentado pruebas de un descenso “importante de ventas” durante tres trimestres consecutivos y que se ha justificado la caída en ventas de un 20%, algo que señala es necesario para poder presentar un ERE.

“Parece que esto que estamos haciendo es un delito, pero se ha instruido un proceso administrativo, que tiene un principio y un final, y quien no esté de acuerdo puede ir al juzgado”, remata.

Las que firmaron 'no conforme'

Es justamente en ese momento en el que se encuentran trabajadoras afectadas por el ERE y que alegan, al igual que Sara, que se les ha dado “la mitad” de lo que les corresponde en concepto de indemnización. “Ha sido muy raro, porque el verano pasado echamos una hora más al día entre abril y agosto, porque hacía falta”, explica Yolanda, que llevaba 20 años en la empresa. La plantilla, afirma, llevaba meses “oliéndose” la situación. “Salieron a decir que era imposible competir con otros países por el precio, y nos lo olíamos. Teníamos la esperanza de llegar a un acuerdo, pero creemos que tenían la lista preparada desde hace tiempo”, afirma.

Nos hemos quedado todos en blanco. Ha sido también un poco discriminatorio, porque han dejado en la calle a los de menos de 55 años

Yolanda Ex trabajadora de Pablosky

Recuerda con mucha tristeza el día del despido. “Nos trataron fatal, parecía que íbamos todas al matadero, todas llorábamos. No me dejaron que estuviera con nadie, ni tampoco mi abogado”, resalta. Firmó 'no conforme', porque también le dieron 16.000 euros. “Es una estafa total, y no puede ser. Si me despides, por lo menos dame mi dinero”, señala. Por ahora, prepara la conciliación a ver “qué ofrece la empresa”, pero, sino, está preparada para ir a juicio. “

“Nos hemos quedado todos en blanco. Ha sido también un poco discriminatorio, porque han dejado en la calle a los de menos de 55 años”, lamenta. Desde la empresa niegan “rotundamente” que esto sea así. “Han echado a una compañera que llevaba 35 años, que es imprescindible, conoce todo lo que va en el zapato. Todo. Estábamos alucinando”, concluye.

“Estábamos metidos todos en el bombo, te podía tocar o no. Se decía que iban a respetar a las personas polivalentes, que no las iba a echar, pero al final no ha sido así”, explica Verónica, otra de las afectadas. Ella, por ejemplo, sabe hacer “todo” lo de su sección: el señalado, el rebajado, el dividido y el tintado, todo lo que va antes del cosido del zapato. “Igual me echaron”.

Verónica trabaja en la empresa desde hace 21 años. También le han dado una indemnización equivalente a 20 días por año trabajado. “Esto es lo que querían. Despedir y no dar lo que te corresponde y les está saliendo bien”, reflexiona. “Pero yo solo pido que me den lo que me tienen que dar, tras haber estado 21 años. Ya está”. Ahora preparan la primera conciliación tras el ERE. “Por supuesto, firmé 'no conforme'”, remata.

Comisiones Obreras afirma que ya han recibido el informe de la Inspección de Trabajo, en el que se señala que no se han cumplido varios requisitos necesarios para ejecutar un ERE. Pero la preocupación del sindicato es que se puede aprobar incluso con un informe negativo, y por eso han optado por acudir de forma generalizada a la vía judicial.

“Los trabajadores ya están en la calle, y las diferencias económicas de las indemnizaciones son muy importantes”, concluye Federico Pérez. Este medio ha preguntado a la Consejería de Economía, Empresas y Empleo, autoridad que debe aprobar o no el ERE, por el estado de la situación sin recibir respuesta al cierre de esta información.

Tras la publicación de la información, la empresa ha remitido un comunicado a este medio en el que asegura que “en lo referente a las declaraciones vertidas aparentemente por algunos de los extrabajadores de la entidad Calzados Pablo S.L.U, añadir que la liquidación de los despidos, tal y como indica en las cartas entregadas junto al mismo, son de conformidad con lo dispuesto en articulo 53.b.1 del Estatuto de los Trabajadores” y que consideran “inaceptable que se hable de ninguna estafa”.

También incide en el mismo mensaje: “Si un extrabajador no está conforme, puede en su derecho recurrir a los juzgados”.

(*) Esta información ha sido actualizada con aportaciones por parte de la empresa Calzados Pablo que ha añadido algunas apreciaciones al artículo publicado inicialmente

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