Las provincias de Castilla y León con más lobos no fueron las que registraron mayores daños al ganado en 2020
La Junta de Castilla y León computó oficialmente el año de la pandemia del coronavirus, en el que se supone que hubo menos cuidados al ganado por las estricciones de movilidad, un total de de 1.835 ataques de lobos.
Pero la peor parte no se la llevaron las dos provincias que encabezan el listado de ejemplares y manadas, como son León y Zamora.
De hecho, un año más, fue Ávila la que se llevó la palma con diferencia en las estadísticas de enero a septiembre: 1.034 ataques contabilizados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, seguida de Segovia con 353.
Sin embargo, Zamora, en la que se estiman 248 ejemplares de canis lupus, aparece en tercer lugar con 151 ataques, y León (433 lobos) queda relegada al cuarto lugar con apenas 116 episodios contra el ganado. El porcentaje de esta última apenas suma el 6,3% del total.
La cifra leonesa supone un 27% menos que en el mismo período del año precedente, que fueron 160 los ataques. En ellos se contabilizaron, a efectos de indemnización y según la Consejería, 183 reses muertas, frente a 247 del año precedente, también una caída más que considerable.
En León, y durante el año de mayores restricciones y dificultades a causa de la pandemia, los cazadores pudieron matar a disparos a un total de 25 ejemplares de lobo ibérico de los 51 que estaban autorizados por el último cupo que sacó adelante la Junta de Castilla y León.
Este es el panorama más reciente antes de que abriera el actual debate de si este animal debe ser considerado en toda España especie no cinegética, cuando en Castilla y León lo sigue siendo en las cinco provincias situadas al norte del río Duero. Eso significa que el “éxito en las capturas”, como lo denomina literalmente la administración autonómica, fue de prácticamente el 50% en León.
Se trata de una cifra que se sitúa bastante por encima del año anterior, con idéntico número de 51 autorizados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente en la provincia, pero que en la temporada de caza que incluyó 2019 se quedó en apenas 18 lobos abatidos.
En cuanto a los 25 ejemplares que fueron cazados dentro de la temporada en León, once de ellos lo fueron dentro de alguna de las tres Reservas Regionales de Caza: seis en la de Riaño, tres en la de Mampodre y dos en la de Ancares, según notifica la Consejería que preside el leonés Juan Carlos Suárez-Quiñones.
Los restantes 14 ejemplares muertos lo fueron por disparos de cazadores en cotos al uso destacando, un año más, los abatidos en la Montaña de Luna, donde años atrás incluso se llegaron a cazar más de los permitidos.
Esta pasada temporada de caza, en Luna cayeron seis de los siete ejemplares que se habían autorizado, un 86%, mientras que en el Bierzo fueron cuatro de los cinco.
En la Montaña de Riaño murieron por disparos dos lobos de los tres permitidos, en lo que se denomina Tierras de León uno de los cuatro y en La Cabrera uno de los cinco. Llama la atención que sólo en un territorio no hubo bajas por caza, en Astorga-La Bañeza, donde se podía haber disparado a un máximo de siete ejemplares de lobo ibérico.
Precisamente esta semana, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico volvió a poner en pie de guerra a sindicatos agrarios, comunidades autónomas que gobierna el PP como Castilla y León y colectivos de cazadores confirmando, después de una aparente negociación con los opositores, que se prohibirá cazar a este animal en todo el territorio español como muy tarde en septiembre, tras su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial que demanda Europa.
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