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La carpeta de Aragonès para Sánchez: referéndum, amnistía, fondos europeos y Aeropuerto del Prat

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), recibe al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su encuentro este martes en el Palacio de la Moncloa

Arturo Puente / Irene Castro

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Pedro Sánchez y Pere Aragonès se reúnen este martes para sentar las bases del diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. El encuentro, que Moncloa enmarca dentro de la ronda con presidentes autonómicos a la que obliga el protocolo tras sus correspondientes investiduras, se produce en pleno deshielo: una semana después de que el Consejo de Ministros concediera el indulto para la salida de la cárcel de los nueve líderes independentistas y tras varios gestos por parte del nuevo Govern, como la presencia de Aragonès en una cena con el rey o la renuncia a la vía unilateral, que llenan de argumentos al Ejecutivo de Sánchez. Sin embargo, en Moncloa llevan días pidiendo a la Generalitat que aterrice opciones viables para ir avanzando en el diálogo y que abandone las posiciones de máximos, como el referéndum de autodeterminación o la amnistía, que son líneas rojas para los socialistas y las que precisamente Aragonès pondrá sobre la mesa como punto de partida. 

“Amnistía y autodeterminación” es el lema que Aragonès ha acabado convirtiendo en una constante de su corta trayectoria presidencial, pero también la fórmula que permite mantener la cohesión del mundo independentista. Por eso, para el líder de ERC esas dos cuestiones deben aparecer sí o sí en la reunión. Pero Argonès no tiene previsto quedarse ahí. El president quiere encarrilar la mesa de diálogo, no solo la fecha en la que se reunirá, sino todos los pasos posteriores. “Cronología y metodología”, afirman fuentes de la Generalitat.

Es a través de esa nueva mesa de diálogo donde el Govern quiere abordar la solución sobre el resto de temas de corte judicial que se quedaron fuera del alcance de los indultos. En concreto, hay tres ámbitos que les preocupan: la situación de los políticos en el exterior, los juicios pendientes contra altos cargos y las causas del Tribunal de Cuentas. Problemas todos ellos que, para Aragonès y los suyos, se solucionarían con una amnistía, que es la propuesta que defenderán ante el presidente del Gobierno. Sin embargo, el republicano también tiene interés en conocer las propuestas que tenga Sánchez sobre esto.

“No vamos a una visita de cortesía ni a una recepción, sino a un encuentro de trabajo”, indican fuentes del equipo de Aragonès. Con este espíritu, el president tiene también previsto plantear otras cuestiones de actualidad, sociales y económicas, que poco tienen que ver con el procés, pese a las presiones de sus socios de Junts que este mismo lunes le han exigido limitarse a hablar de autodeterminación y amnistía. Sin embargo, el president quiere aprovechar la visita para tratar sobre los fondos europeos, sobre los que el PSOE y ERC ya han llegado a varios pactos en el Congreso, pero que el Govern desea aclarar en detalle. Más allá de lo que puedan hablar de forma bilateral, Sánchez tiene previsto abordar en profundidad el reparto de los fondos en una conferencia de presidentes la última semana de julio. 

Otro de los temas candentes que figuran en la carpeta con la que se presentará Aragonès es la ampliación del Aeropuerto de El Prat. El Ministerio de Transportes, Aena, la Generalitat y los municipios afectados no están siendo capaces de llegar a un acuerdo sobre la fórmula para aumentar la carga del aeropuerto sin afectar la zona ecológica protegida. Junto a eso, la Generalitat también reclama mejoras en el Puerto de Barcelona y la Zona Franca.

Causas judiciales y Tribunal de Cuentas

Una vez superado el trance de los indultos, en el Ejecutivo admiten que el camino no será expedito y consideran que se verá alterado por elementos externos. Aunque se muestran confiados en que el Tribunal Supremo no revocará la medida de gracia, reconocen que habrá “piedras” que aún quedan de los vestigios de 2017. Esa fue precisamente la expresión que utilizó el ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, para referirse a las causas pendientes ante el Tribunal de Cuentas de decenas de cargos independentistas por el 1-O a los que reclama en torno a un total de 10 millones de euros, a falta de que se concrete la cantidad reclamada por el segundo de los procedimientos abiertos. 

La reunión de Sánchez y Aragonès coincide en el tiempo con la citación por parte de ese organismo a la cuarentena de cargos investigados, entre los que figuran los expresidentes de la Generalitat Artur Mas y Carles Puigdemont. En esta vista, el organismo de control deberá comunicar la cuantía que considera que presuntamente destinaron al procés las delegaciones catalanas en el exterior y el Consejo de la Diplomacia Pública de Catalunya, conocido como Diplocat.

Mientras Aragonès considera que el Gobierno “tiene mecanismos claros” para frenar las actuaciones que, a su juicio, están “llenas de irregularidades”, en el Ejecutivo consideran que tienen poco margen de actuación frente a ese órgano politizado y en manos de la derecha, aunque entienden la reclamación –e incluso les preocupa el problema reputacional que supone que 33 premios Nobel hayan salido públicamente en defensa del exconseller Andreu Mas-Colell, uno de los afectados que está bajo amenaza de embargo de todas sus propiedades y cuentas–. 

Sánchez ha evitado pronunciarse en los mismos términos que Ábalos y ha mostrado el respeto a las decisiones de ese órgano que ha recordado que es un órgano administrativo y ha dejado claro que sus resoluciones pueden ser recurridas en la vía judicial. No obstante, ha descartado darle la instrucción a la Abogacía del Estado para lo haga, como sí ha defendido la ministra de Igualdad, Irene Montero. 

Agenda para el reencuentro o referéndum pactado

Pese a que la amnistía y la autodeterminación son líneas rojas para el PSOE, el Gobierno aceptó sentarse a hablar de todo con el independentismo y permitió que esas propuestas estén sobre la mesa. Desde la Moncloa escuchan aunque repiten que no tienen encaje en el marco constitucional en el que pretende buscar la solución al conflicto político. De ahí que el Ejecutivo reclame a la Generalitat que el diálogo comience por aquello en lo que ambas partes se puedan entender, como infraestructuras, financiación o autogobierno. 

Lo que pondrá Sánchez sobre la mesa será la Agenda del Reencuentro que elaboró hace más de un año y que se base en las peticiones que primero Artur Mas y después Carles Puigdemont hicieron llegar al Gobierno central hace años, a excepción del referéndum pactado. Algunos de los 44 puntos que forman esa propuesta ya están, a juicio del Gobierno, poniéndose en marcha, como el impulso a ciertas infraestructuras como el aeropuerto de El Prat o políticas, como el acceso universal a la sanidad, entre otras; en otros casos, como la gestión autonómica del 0,7% del IRPF, el Ejecutivo está dispuesto a negociarlo. 

De cómo salga la negociación entre ejecutivos dependerá en buena medida la supervivencia de Sánchez en la Moncloa. Aunque el Gobierno se prepara para una guerra de desgaste de la derecha e intenta no obsesionarse con las encuestas, lo cierto es que todas empiezan a dibujar un recorte en la distancia que separa a los socialistas del PP. Por eso, a pesar del alivio que supuso para el Gobierno el encaje que tuvo la decisión al recibir el apoyo de sectores sociales, como el empresarial e incluso la Iglesias, el mensaje ante la nueva etapa es de prudencia respecto a la llegada a buen puerto de las conversaciones.

“Siempre uno tiene la sensación de que no vamos a arreglar de la noche a la mañana lo que se ha estropeado durante estos diez años, pero es cierto que estamos dando los primeros pasos para poder avanzar en la resolución de esta crisis”, expresó Sánchez este lunes nada más comenzar la entrevista en la Cadena SER. Distintos miembros del Ejecutivo han reiterado en los últimos días que el “éxito” de la mesa de diálogo no está garantizado. También ERC cree que el plan es difícil, pero ambas partes se han conjurado para, al menos intentarlo y en la gestión de día a día –que engloba varios niveles– las maquinarias están funcionando por ahora.

Por su parte, Aragonès está interesado en que el diálogo con el Gobierno fluya y en que la etapa de la reconstrucción tras la pandemia sirva también para mejorar la situación social de los catalanes y la economía de la comunidad. Con todo, los republicanos consideran que esa agenda económica no es suficiente para aparcar el conflicto catalán, para el que consideran que hará falta que Sánchez haga una propuesta política sobre la que negociar. Para el Govern, el referéndum de autodeterminación es una petición de mínimos del que no tiene previsto descabalgar.  

Aunque Sánchez repite que no pretende que los independentistas abandonen sus “ideales”, sí espera abandonen a su aspiración de separarse de España y apuesta por un “acuerdo pactado” que para los socialistas tendría una buena base en las partes del Estatut que fueron liquidadas. “Si vivimos juntos, tendrá que decidir el conjunto de la ciudadanía sobre qué es lo que queremos que sea España”, expresó el presidente este lunes. 

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