Las zonas de sombra artificial en Barcelona bajan la temperatura hasta en 4 grados en parques y patios de escuela
Estar bajo la sombra de un árbol en un parque, o al amparo de una pérgola puede suponer una diferencia de hasta 4 grados de temperatura respecto a si se está al sol. El cambio todavía se vuelve más drástico si se compara con una zona asfaltada y sin presencia de elementos vegetales. En ese caso, las zonas sombreadas ofrecen una temperatura hasta 15 grados menor.
Estas son las conclusiones preliminares de un proyecto del Ayuntamiento de Barcelona, que este verano ha empezado a monitorizar los nuevos espacios a la sombra que se han instalado en parques públicos y patios escolares. Hasta ahora hay 30 lugares que se han equipado con pérgolas y diversos dispositivos para tapar el sol. El consistorio prevé acabar el mandato con 200.
Pero antes de instalar los que quedan, se han propuesto estudiar cómo implementarlos al máximo. Para ello, se ha desplegado un equipo de técnicos que, durante todo el verano, irán midiendo diversos elementos como la temperatura y la humedad relativa, la radiación solar, la temperatura radiante o la dirección y velocidad del viento.
Con esos datos, que se almacenarán y estudiarán en otoño, se podrá ver en qué lugares es más efectivo instalar los dispositivos de sombra, pero también qué materiales y colores son los más eficientes a la hora de reducir las temperaturas.
“Vamos a estudiar cuestiones como la reflectancia de los materiales para ver cuáles son mejores, no sólo para estos espacios de sombra, sino para todo el mobiliario urbano”, ha explicado Juan Manuel González, técnico de la oficina de Cambio Climático del Ayuntamiento de Barcelona. Él mismo ha sido el encargado de realizar las mediciones este viernes en los Jardins de la Indústria, en el barrio del Eixample.
En esta zona arbolada, en la que se ha instalado una nueva zona de juego infantil protegida por una pérgola, la temperatura era de 26,2 grados a la sombra, mientras que al sol se superaban los 30. “Es una diferencia muy importante”, ha sostenido la primera teniente de alcaldía, Laia Bonet. “Marca la diferencia entre poder estar y no poder estar”, ha añadido.
Estos elementos de sombra artificial se están priorizando en lugares del espacio público que, como los parques y los patios escolares, son frecuentados por la población más vulnerable a las altas temperaturas: infancia y tercera edad. “Hemos escogido lugares en los que, por diseño urbano, no puede haber sombra verde o en los que los árboles todavía son demasiado jóvenes como para proporcionar la sombra adecuada”, ha explicado Bonet.
El programa de sombras cuenta actualmente con 30 instalaciones, que llegarán a las 84 a finales de 2025. Para entonces se contará con 66 áreas de juego infantil, 15 patios escolares y 3 grandes zonas urbanas. Para llegar a las 200 que proyecta el Ayuntamiento, se cuenta con una inversión de 13 millones de euros que garantizarán 50.000 metros cuadrados de sombra.
Además de medir la efectividad de las sombras artificiales, el proyecto de medición y recogida de datos, que se enmarca en el Pla Clima, también está evaluando el uso y la idoneidad de la red de refugios climáticos de Barcelona, que ya suma más de 400 espacios.
Este verano, el Ayuntamiento ha apostado por mejorar la red, sobre todo, de cara a agosto, un mes en el que gran parte de los refugios climáticos con aire acondicionado como bibliotecas o centros cívicos cierran por vacaciones. En este sentido, mientras durante los meses de junio y julio el 99,1% de los vecinos de Barcelona tiene un refugio climático a menos de 10 minutos caminando desde su casa, la cifra baja al 90,9% durante el agosto.
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