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“Etiquetar la literatura como femenina o masculina es rancio y hace un flaco favor a la igualdad”

Reyes Monforte FOTO: Paco Navarro

Raquel Gamo

Reyes Monforte (Madrid, 1975) es periodista y escritora. Amante de la literatura y el periodismo se autodefine como “una periodista que cuenta historias reales con las que busca emocionar a lector”. Con motivo de la VII Feria de la Lavanda, que se celebra este fin de semana en la localidad de Brihuega (Guadalajara), Monforte vuelve al origen de su última novela, ‘Memoria de la lavanda’, una historia que nació del ‘tsunami emocional’ que le produjo recorrer los campos de lavanda hace unos años.

En una entrevista con eldiarioclm.es, la escritora madrileña nos habla, entre otros temas, de su vinculación sentimental con la Alcarria, su trayectoria profesional en radio, el feminismo en la literatura, el menosprecio político de la cultura en España o del futuro del papel.

Su última novela, ‘Memoria de la Lavanda’ hace alusión a una de las esencias de la comarca de la Alcarria, ¿cómo surge la idea de darle este título?

La idea del título y del escenario, que se ha convertido en un personaje más de la novela nació por casualidad, fruto del destino. Tenía muchas ganas desde hace tiempo de contar una historia como ésta, pero carecía de ubicación y eso me bloqueaba. Por azar, hace dos años unos amigos me invitaron al Festival de la Lavanda de Brihuega. Cuando vi esos campos morados de lavanda, espléndidos, cómo lo vivía la gente y decoraba las calles en tono ‘lavandesco’, me removió tantas sensaciones que tuve claro que ese era el escenario que buscaba. Lo llamo el milagro de la lavanda, porque esos campos me inspiraron y esa misma noche escribí 20 páginas de la novela.

El principal escenario en el que transcurre la historia de la protagonista, Lena es Tármino, nombre ficticio de Brihuega, en Guadalajara, ¿tiene alguna vinculación con esta comarca?

Tengo una vinculación sentimental con Guadalajara desde hace años. Cuando empecé en radio de adolescente, 25 compañeros disfrutamos de un viaje a Sigüenza como colofón de un curso superior de radio organizado por Onda Cero y fue una experiencia fue inolvidable. Sin embargo, hasta que no he vuelto en los últimos años a la Alcarria no he sido consciente de que Guadalajara siempre ha estado presente en mi vida y de la relación tan especial que me une a ella. Esta pequeña Provenza española es maravillosa y me encanta que la gente también la descubra, a través de esta novela.

La novela habla de dolor, pérdida, duelo, amor, esperanza. ¿Cuál fue su proceso de escritura?

La Memoria de la Lavanda es el retrato de la vida de cualquiera de nosotros. Nace a raíz de la pérdida de un ser querido y cualquiera puede identificarse con los sentimientos que emergen cuando se vive esa circunstancia. Pero, siempre me gusta recalcar que no es una novela triste, sino una novela que guarda esperanza y una gran historia de amor. Durante su composición recorrí Brihuega y me enamoró la historia que atesora. Es el típico lugar que puede dar lugar a cientos de novelas. De hecho, la Fábrica de Paños es unos de los escenarios de la historia.

¿Qué busca transmitir al lector con su última novela?

Entretener al lector. Como periodista y escritora me encanta contar historias. Conectar al lector con historias reales como es la muerte de un ser querido. Me agrada que muchos lectores que han travesado por esa experiencia me comenten que, gracias a la novela han logrado expresar y compartir sus sentimientos. Crear esa conexión emocional con el lector es un regalo para el escritor. Es una novela cotidiana, de la vida, con personajes buenos y malos que todos compartimos en nuestras familias.

Durante esta semana se celebra en Brihuega el VII Festival de la Lavanda, ¿cuál va a ser su participación a este evento cultural?

Me hace ilusión, porque la novela vuelve a su origen, Brihuega. El sábado presentamos la novela en los campos de lavanda, el escenario donde nació con un desayuno campero y un encuentro con los lectores, a partir de las 10,30 horas. También me han invitado al concierto de Pitingo y a la cena gastronómica que se celebran el viernes por la noche. Regresar a Brihuega, después de dos meses de promoción y a punto de sacar la tercera edición es especial. La Memoria de la Lavanda me está produciendo muchas alegrías.

¿Qué le parecen estas iniciativas de turismo cultural en un mundo rural despoblado?

Creo que estas iniciativas son estupendas y demuestran que los pueblos están más vivos que nunca. Siempre he pensado que la cultura hay que sacarla a las calles y compartirla con la sociedad. El turismo representa también una oportunidad para que los pueblos se den a conocer y ofrezcan al visitante su identidad y su cultura. Es cuestión de reinventarse y poner en práctica buenas ideas. Y la idea del Festival de la Lavanda es espectacular, la gente se vuelca y está favoreciendo que crezca la localidad y la comarca. Brihuega te enamora y una vez que la descubres, vuelves una y otra vez.

¿Cree que Brihuega y sus campos de lavanda pueden convertirse en un icono literario como lo fue la Alcarria para Cela durante la posguerra con su ‘Viaje a la Alcarria’?

Espero que así sea. Veo a la Memoria de la Lavanda y a los campos de lavanda adaptados al cine o a una serie de televisión. Son mágicos y están llenos de luz y color. Es un escenario natural que lo tiene todo. Hay que venderlo y promocionarlo. Yo he puesto mi granito de arena difundiendo la lavanda por toda España. Ahora falta que alguien empuje en la misma dirección, compre los derechos de autor de la novela y la lleve a otro medio. Sería la cuarta novela propia que siguiera ese camino.

Además de escritora, ha desarrollado una dilatada trayectoria como periodista en radio, televisión y en la actualidad como colaboradora en prensa, ¿Qué le satisface más, su faceta literaria o periodística?

Estoy encantada cuando me presentan como escritora y periodista, aunque me considero una periodista que escribe historias. No puedo decir que he dejado el periodismo para dedicarme a la literatura, porque para mí la literatura y el periodismo van íntimamente unidos. Me llenan estas dos facetas y, ¿por qué renunciar pudiendo disfrutar de ambas? Me vienen a la mente periodistas como García Márquez, Falacci o Saviano que por su conexión permanente con la actualidad y el testimonio han creado un estilo propio que llega más al lector.

¿Cuál es su mejor recuerdo en radio?

Uff es complicado seleccionar un momento. Durante 20 años la radio me lo ha dado todo en mi carrera profesional. He vivido momentos emotivos, buenos y divertidos. En la radio conocí al amor de mi vida, a mis amigos y compañeros,… Una de las vivencias más emotivas que recuerdo fue el día en que ETA mató a Miguel Ángel Blanco. Hacíamos un programa nocturno en Onda Cero llamado ‘La Noche de los Locos’ y aquel hecho trastocó toda la programación. Los protagonistas del espacio fueron los oyentes que expresaron todo sus sentimientos y emociones.

Desde que publicó su primera novela en 2007, un burka por amor, ¿cómo ha evolucionado su estilo literario?

Son los lectores los que deben responder a esa pregunta, porque los autores muchas veces no nos damos cuenta de cómo ha progresado nuestro estilo narrativo. Me concentro en novelar historias reales que me emocionan como me sucedió con Memoria de la lavanda, una novela que nació como resultado de un ‘tsunami de emociones’. Ha habido un aprendizaje continuo y, a tenor del buen seguimiento y acogida que han cosechado mis novelas entre los lectores y la crítica, ha habido una evolución positiva de la que me siento satisfecha y agradecida.

¿Cuáles son sus referentes literarios?

Soy una gran lectora desde la infancia y me viene a la memoria una imagen de niña leyendo a Dostoyevski o de adolescente adentrándome en la obra de Agatha Christie. Las referencias literarias cambian con el paso del tiempo. Leo todo lo que cae en mis manos. Me gustan los periodistas escritores como García Márquez o Adriana Falacci. Hace poco leí ‘el cuento de la criada’ de Margaret Atwood, una novela de la que se produjo una serie de televisión.

Algunas de sus novelas como Un burka por amor o La Rosa Escondida tienen en común que la protagonistas son diferentes perfiles de mujeres, ¿define su novela como feminista?

Mi novela no tiene nada que ver con el feminismo. Lo cierto es que las protagonistas de mis siete novelas son mujeres, pero esa elección no ha sido algo premeditado. Busco buenas historias con independencia del género, que me conmuevan y que puedan entretener y crear simpatía en el lector. Si, además esas novelas, protagonizadas por mujeres sirven para que se conozcan otras realidades, perfecto. De hecho cuando me hablan de literatura feminista me entran los siete males. No creo que haya literatura femenina o masculina. Existen literatura y periodismo bueno o malo. Esa es la única distinción que deberíamos hacer. Hoy en día poner etiquetas de esta novela está escrita por un hombre o una mujer es algo rancio y ridículo. Esa diferenciación hace un flaco favor a la igualdad.

¿Cree que las escritoras sufren discriminación de género? ¿Y las presentadoras de radio y televisión están sometidas a estereotipos sexistas y cosméticos?

Se darán casos de discriminación de género que afecten a mujeres, pero no me he sentido discriminada como escritora en ningún momento. Si coges la lista de los ‘best sellers’, en un 80% son obras escritas por mujeres. En el mundo de la literatura influye más el caché del autor y, si ese aspecto funciona, ese escritor estará más cotizado. En radio esa perspectiva no la tenemos, porque la imagen no cuenta. Y en televisión, considero que algunas presentadoras como Susana Griso o Ana Blanco se han afianzado en su puesto por su profesionalidad y valía y no por ser mujeres guapas. Hemos evolucionado mucho en derechos de la mujer y hay que seguir luchando por progresar desde una perspectiva de género y también geográfica. No hay más que trazar una comparación entre la situación de la mujer occidental y en los países árabes. Espero que la manifestación feminista del 8 de marzo en Madrid no se quede en algo simbólico, sino que el mensaje cale y la sociedad asuma con naturalidad la igualdad entre hombres y mujeres con naturalidad.

Según el barómetro de Hábitos de lectura y Compra de Libros 2017 elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España, más del 40% de la población española sigue siendo ‘inmune a los encantos del libro’, ¿Qué puede hacerse para inocular el hábito de lectura en la sociedad?

La educación en los colegios y en las familias juega un papel esencial en esta tarea. Hay que transmitir a nuestros niños el hábito, el privilegio y el disfrute por la lectura desde la infancia. Conviene mejorar la educación y los planes de estudios para adaptar la lectura a cada edad. Es preferible que un niño de 8 años se enganche a la lectura y descubra un mundo nuevo leyendo ‘Harry Potter’ que con ‘El Quijote’, como mandaban a los niños de a mi generación. La cultura y la lectura crean personas felices.

El escritor Ray Loriga estima que “Un país que no aprecia su cultura, se aprecia poco así mismo ¿cree que desde el poder político se ha menospreciado a la cultura?

Todos los partidos han menospreciado la cultura. Una persona que posee cultura es poderosa, porque tiene la capacidad de pensar, decidir libremente y distinguir entre aquello que le beneficia o no. El nivel cultural es algo que a los políticos no les conviene, ya que pierden el control sobre sus votantes y les permite escapar a esa alineación que hace que nos comportemos todos iguales. La historia del siglo XX está plagada de casos de manipulación de masas desde Hitler, Stalin o Franco. Durante la Guerra de Yugoslavia, una de las primeras medidas que tomó el poder fue volar la biblioteca de Sarajevo. La cultura es la memoria de los pueblos. Un pueblo sin historia está desorientado y no sabe de dónde viene ni a dónde se dirige.

A pesar de la digitalización cultural, el 80% de los lectores lo hacen en papel frente al 20% que prefiere leer en soporte digital, ¿considera que desaparecerá el papel en la industria del libro y la prensa, tal como vaticinan algunas voces desde hace años?

El libro en papel no desaparecerá como la radio no sucumbió cuando apareció la televisión. Prueba de ello es que una mayoría de lectores opta por leer en papel frente a soportes digitales. El papel es un ritual bohemio, íntimo, que manejas, subrayas,… Incluso hay lectores a los que les han gustado mis novelas en e-book y me dicen que las comprarían también en papel por tener la obra física. Se ha establecido una convivencia pacífica entre la literatura en papel y en e-book en todo el mundo y no hay necesidad tampoco de elegir. En cambio, la prensa escrita se encamina a desaparecer o a reconvertirse en España y en otros países. Los periódicos se concentran en mayor medida en su versión web y los lectores se informan en Internet, porque, a través de la red la información es inmediata y continúa. Yo debo pertenecer a esa minoría que compra cada día la prensa.

¿Cómo se imagina el oficio de escritor en el futuro?

El oficio no va a variar mucho. La función de la literatura continuará siendo relatar historias. Lo único que diferencia a unas obras de otras es el estilo narrativo, la temática, el enfoque, los personajes o los soportes. La literatura y el periodismo son comunicación, pero la forma en que nos comunicamos no ha cambiado sustancialmente. Lo esencial es que la sociedad esté comunicada.

¿Cuál son sus proyectos profesionales a medio plazo?

Mi idea es proseguir con la promoción de Memoria de la lavanda. Además acabaré con la adaptación televisiva de ‘La Infiel’ en la que estoy trabajando con Mediaset. Después vivir otra historia y contarla.

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