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Guti: “Los viejos han ido a las residencias en un ejercicio de olvido o impotencia”

José Luis Gutiérrez

Radio Diferencia

José An. Montero, Alba Martínez Vicente e Itziar Agudo. —

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Catorce mil personas se reúnen cada día al calor de la hoguera virtual de los Rondadores contra el Virus para cantarse rondas, romances, adivinanzas, trabalenguas o compartir las fotos de sus abuelos. Lo que comenzó como un encuentro entre amigos, se ha convertido en un manjar de cantos y tradiciones. Maribel Rodríguez, Jesús Tejas, Gema Roman, Laura Martín o José Luis Gutiérrez, fueron algunos de los promotores de este proyecto en el que ya se han compartido casi cinco mil vídeos de nombres consagrados de la música tradicional como Mayalde o Entavía y también de aficionados desde sus cocinas o de ancianos desde sus hogares o sus residencias.

En el podcast de hoy, hablamos con José Luis Gutiérrez, “Guti”, creador del grupo y que cada noche comparte un vídeo sobre el tema propuesto. El zamorano Guti es uno de los grandes contadores que han aprendido a narrar escuchando a sus viejas, porque como nos cuenta en esta entrevista, siempre ha sido un escuchador de viejas desde los catorce años en que su padre le compró la primera grabadora Sanyo Autorreverse de cinta de cassette con la que comenzó a grabar las voces de los viejos.

El grupo de Rondadores ni siquiera fue pensado como tal, nos cuenta Guti, una tarde Jesús Tejas de la Ronda de Motilleja le pasó una jota del confinamiento que había hecho y dándole vueltas al asunto invitó a algunos amigos grabar algo. David Omaña, Cele de Entavía, los Mayalde y otros amigos “escuchaviejas”, como los define Guti, participaron en esta primera ronda de tradición publicando sus vídeos a la vez. El primer día de existencia del grupo ya eran 300 vídeos, hoy son más de 5000 vídeos. Grabaciones caseras en las que participan profesionales, pero también aficionados que quieren mostrar ese folklore dormido que habita en las casas.

El miedo, como dice Eusebio Mayalde, se ataca cantando. Los artistas, los niños que iban de pastores a la sierra, las mujeres en la cocina cuando venía la peste, el hambre y la guerra o los soldados cuando van a la batalla siempre cantan. Como nos cuenta Guti, “aquí todos tenemos miedo y lo único que tenemos es lo mismo que tenían nuestras abuelas. Al final es tenemos lo mismo que ellas tenían en la cocina, las ollas, la pandereta, la botella de anís, pero nosotros tenemos todo eso, que lo seguimos teniendo, pero además tenemos las redes”.

Cantan al miedo a la enfermedad que se se está llevando a los ancianos, muchos de ellos informantes del propio Guti que habla de Agapito Triana, fallecido hace unos días, un referente moral, criado en la mayor de las miserias, que huérfano de padre y madre, tuvo que sacar a sus hermanos adelante, que pasó la Guerra Civil en la cárcel o que fue enviado al frente de Estalingrado. O el fallecimiento de María de Nuez de Aliste, de la que próximamente va a publicar una colección de cuentos junto con la ilustradora Leticia Ruifernández. Una folclorista de noventa y tres años a la que acudían en peregrinación los más grandes folcloristas como Gustavo Cotera, Eliseo Parra o Davide Salvado.

Nos confiesa José Luis Gutiérrez que lo que más le molesta de esta situación no es que los viejos se mueran por viejos, sino esta situación en la que han pasado a dejado de ser personas para ser tratadas como un número en la residencia, segregando los muertos de residencias y los muertos en no residencias. Una sociedad que ha enviado a los viejos a estas lugares tan duros y tan tristes, en la mayoría de los casos, prosigue Guti, en un ejercicio de olvido o de impotencia.

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