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Apagar la contaminación: barcas eléctricas comienzan a surcar en silencio el lago de l'Albufera

David Ribó (investigador de la UPV), Amparo Aleixandre (técnica del GALP Gandia-Albufera) y José Caballer (presidente de la Comunitat de Pescadors del Palmar).

Toni Cuquerella

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El Parque Natural de l'Albufera, paraje de vida y de paso de una gran variedad de peces y de aves, se encamina a ser un remanso de paz completo y con el aire más puro. Actualmente las barcas de quienes viven en y de la Albufera -especialmente los pescadores- rasgan el silencio con los motores diésel que sustituyeron a las históricas pértigas tradicionales de sus habitantes, pero esta estridencia puede tener sus días contados.

Del mismo modo que la tecnología del motor a combustión apartó a la técnica del 'perxador' con sus largas pértigas, la tecnología enmendará este rechinar de las barcas con motores eléctricos. Actualmente son cinco barcas las que algunos particulares ya han dotado de esta nueva tecnología silenciosa y a la que se ha sumado también el Ayuntamiento de València con una de sus cuatro embarcaciones, pero además, un proyecto de la Universitat Politécnica de València (UPV) pretende extender esta conversión a las 1.000 barcas que hay actualmente censadas en el paraje del lago.

Esta electrificación de las barcas es el objetivo principal del proyecto Estudio de la implementación de barcas con motor eléctrico en la Albufera de València, ejecutado desde la Cátedra de Transición Energética Urbana y el Instituto de Ingeniería Energética de la UPV. El proyecto surgió de una demanda de la Comunidad de Pescadores del Palmar y dio su primer paso con el trabajo fin de grado de Daniel Samuel Bejarano, titulado en Ingeniería Eléctrica de la UPV.  Su conversión puede suponer reducir hasta en 2.000 toneladas la emisión de CO2 dentro del Parque Natural de L'Albufera.

El investigador de la UPV David Ribó y el profesor titular Manuel Alcázar coordinan ahora el proyecto, financiado por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca FEMP, a través del Grupo de Acción Local de Pesca (GALP) Gandia Albufera y la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana. El objetivo del trabajo es definir exactamente las características de la barca eléctrica piloto, que se pondrá en funcionamiento en primavera de 2022, así como estudiar las necesidades y beneficios asociados a escalar el proyecto a toda la Albufera. 

Amparo Aleixandre, secretaria de la Comunidad de Pescadores del Palmar y técnica del GALP Gandia Albufera, afirma que la comunidad de pescadores es la principal interesada en conservar un recurso del que se vive “desde tiempos inmemoriales”: “Somos conscientes de que también estamos contaminando y creemos que, igual que se están haciendo esfuerzos para reducir la contaminación en otros entornos, aquí también debemos hacerlos”. 

José Caballer, presidente de la Comunitat de Pescadors del Palmar afirma que la población de algunas especies, como la anguila, están menguando porque la calidad de su hábitat ha empeorado: “Hace 60 años nos bañábamos y bebíamos de esta agua, yo me conformaría con que volviera a estar la mitad de limpia de los que estaba”, afirma.  

Mil barcas censadas 

Según los investigadores, el parque natural de la Albufera cuenta con cerca de mil barcas censadas, de pesca y paseo turístico, que trabajan una media de 300 días al año. Realizan unos cuatro viajes al día, que pueden duplicarse los domingos. De estas únicamente cinco son eléctricas.

El impacto ambiental más notorio de las barcas es el acústico ya que, según los investigadores, durante el funcionamiento normal de una barca la contaminación acústica del motor diésel alcanza los 92 decibelios, casi el doble del umbral permitido.

Desde la UPV explican que el ruido tiene graves consecuencias: en primer lugar, para la salud de las personas, especialmente quienes trabajan en las barcas; después, en la fauna: “Las aves alteran su comportamiento, al dejar de percibir señales y, en el caso de aves migratorias, pueden abandonar los lugares ruidosos; en los peces, con órganos auditivos muy sensibles, puede afectar a su ritmo cardíaco”, afirman.

Por el contrario la influencia de las barcas en la contaminación atmosférica de la Albufera no es tan significativa como el efecto que tiene el tráfico circulante por la V-15 que atraviesa el parque natural o la quema de paja, explican desde la UPV. No obstante, según indica el investigador David Ribó, “la transición hacia barcas con motor eléctrico en la atmósfera supondría un descenso de casi 2 toneladas de CO2 al año por embarcación”.  

También desaparecerían vertidos en las aguas procedentes de las barcas: “Los derrames de combustible y de aceite pueden llegar a provocar agotamiento temporal del contenido en oxigeno de la capa de agua y también se acumulan en los sedimentos del fondo, donde pueden permanecer de forma tóxica durante largos periodos de tiempo”, explican los investigadores.  

David Ribó explica que la embarcación piloto respetará la apariencia tradicional y se ubicará en el canal próximo a la lonja de la Comunidad de Pescadores; se recargará mediante un sistema doméstico, similar al de los automóviles individuales.   

El investigador afirma que la transición a embarcaciones eléctricas, debido a los precios de los equipos eléctricos y las baterías, necesita de apoyo económico para hacer la inversión económica sostenible. Sin embargo, explica “los beneficios ambientales, laborales y sociales de electrificar las barcas de la Albufera justificarían los costes económicos”. En parques naturales de Europa, Asia e Iberoamérica, ya se están llevando a cabo estos procesos de electrificación.

El Ayuntamiento de València con 'E-Tramuntana'

A esta conversión hacia la movilidad sostenible en la Albufera con motores eléctricos ya se ha apuntado el propio Ayuntamiento de València con la barca 'E-Tramuntana', una barca pública de vigilancia y gestión, la primera eléctrica que ya opera en el lago desde esta semana.

El propio alcalde de València, Joan Ribó, asistía a la presentación de esta barca en el embarcadero del Pujol Nou, en El Saler, donde ha asegurado: “Si queremos mantener la tradición de la pesca o los paseos por la Albufera tenemos que innovar y empezar a trabajar en una flota de barcas eléctricas, que sean sostenibles y que ayuden a preservar los valores medioambientales del parque natural”.

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