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Cullera entierra los restos recuperados de un represaliado por el franquismo: “me sacan a fusilar. Tuyo, José”

Nota que José Costa dejó escrita para su mujer el día que lo fusilaron.

Toni Cuquerella

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“Miércoles, hoy día 20 de mayo, me sacan a fusilar. Tuyo, José”. Con estas breves palabras, José Costa Bayona, vecino de Cullera, se despedía de su mujer Mercedes el día señalado del año 1940, un año después del fin de la Guerra Civil, cuando iba a ser pasado por las armas por el régimen franquista. Ahora, 84 años después, Cullera ha dado un entierro digno, rodeado de su familia, con una sepultura digna.

El pasado viernes se le entregó a la hija y la nieta de José Costa los restos del represaliado que se encontraban en la fosa común 114 de Paterna. Este lunes, el Ayuntamiento de Cullera ha organizado un acto institucional en memoria de los represaliados y, concretamente, de José Costa Bayona, quién formó familia en Cullera, donde residía junto a su mujer y sus tres hijos (un hombre y dos mujeres). Posteriormente al homenaje, la familia ha dispuesto de un acto privado para enterrarlo.

En esta jornada, el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, ha reivindicado la figura de José Costa, “una persona que lo único que hizo mal fue saber escribir, leer y ser un individuo culto y bondadoso que ayudaba a la gente”, y ha lamentado que haya personas “que pretendan equiparar a las víctimas con los verdugos, y somos muchos los que combatimos y luchamos porque la memoria de José y de otros muchos no se quede al mismo nivel que la de los franquistas que lo asesinaron y fusilaron vilmente sin dignidad”, ha concluido.

Por su parte, la concejala de Patrimonio Histórico, Silvia Roca, ha afirmado que se trata “de un acto para que José pueda descansar en paz, con dignidad y que reivindica la democracia y la importancia de mantener nuestra memoria histórica viva para no repetir la historia”.

La nieta de la víctima, Fabiola Morant, ha asegurado que “tanto mi madre de 93 años como yo estamos muy emocionadas de poder sepultarlo junto a mi abuela, su mujer. Ha sido un proceso largo, con mucho trabajo, que hoy concluye con el final digno y necesario que se merece tanto mi abuelo como todas las personas que continúan luchando para dar a sus seres queridos el homenaje y respeto que se merecen”.

Con la jornada de homenaje y de entierro celebrada este lunes, ya son siete los vecinos que ya descansan de forma digna en el cementerio municipal de Cullera.

José Costa Bayona y su familia

José Costa Bayona se crio en un orfanato y provenía de una familia humilde: su madre era limpiadora en un edificio mientras que su padre murió cuando él era pequeño. Abandonó el orfanato cuando era un adolescente.

Entre sus aficiones e ilusiones estaba tocar la corneta y leer. Era una de las pocas personas de Cullera que sabía leer y escribir en aquellos años, siendo popular en el municipio por contar a vecinos y vecinas las noticias que sucedían y cualquier tipo de necesidad que requiriera lectura o escritura.

Como muchos trabajadores, estaba afiliado a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) para poder acceder a un trabajo. Así, era un trabajador del campo durante el día y por la noche trabajaba como acomodador de un cine local.

Lo detuvieron en su casa. Estaba avisado por un amigo, pero Costa decidió quedarse en casa, durmiendo con su mujer e hijos, aludiendo que no había hecho nada y que, por lo tanto, no tenían ningún motivo para ir por él. Para su detención y fusilamiento alegaron hechos que, según la familia no cometió él, e incluso, en algunos casos, se le imputaron una gran cantidad de hechos que era imposible que hubiera cometido, por él no estar ni siquiera en Cullera cuando se cometieron. También se le atribuyeron muchos crímenes nocturnos, ninguno probado, por el simple hecho de salir de trabajar por la noche como acomodador.

Lo llevaron al Molino de Sueca, un molino sin funcionamiento que utilizaron las autoridades para retener a los detenidos antes de distribuirlos por las diferentes prisiones. Después de unos meses lo destinaron en la prisión modelo de València. Cada jueves su mujer iba a visitarlo.

El día de la ejecución, Costa dejó una nota a su mujer, Mercedes, en la cual ponía que le sacaban a fusilar el 20 de mayo. Y así lo confirma un certificado médico, que a las 20 horas de ese día, le fusilaron en el campo de tiro de Paterna.

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