Una miniparcela sin dueño frena la rehabilitación de la casa del Relojero y la construcción del edificio anexo
La mejora y puesta en valor de una de las zonas más monumentales y transitadas por los turistas que visitan València como es el entorno del Micalet se ha visto frenada por la crisis sanitaria del coronavirus.
El Ayuntamiento de València aprobó el pasado mes de noviembre el proyecto de ejecución para la rehabilitación y consolidación de la casa del Relojero y la construcción de un edificio anexo de nueva planta.
Sin embargo, según han explicado fuentes de la Concejalía de Desarrollo y Renovación Urbana, el proyecto está pendiente de la expropiación de una pequeña parcela de 17 metros cuadrados, cuya propietaria faltó y carece de otro dueño conocido.
Ante esa situación, el Consistorio inició el proceso de expropiación forzoso en los juzgados, más farragoso por los plazos y trámites que hay que cumplir cuando una parcela carece de propietario por las garantías que se deben otorgar. El trámite, sin embargo, quedó interrumpido, ya que la crisis sanitaria que interrumpió la actividad judicial, también en los casos de las expropiaciones, por lo que están a la espera de que se retome la actividad.
Según comentó la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano cuando presentó el proyecto, la intervención resuelve “años de degradación y abandono de parte del patrimonio histórico”, al tiempo que se “recupera la trama histórica” en el ámbito de actuación comprendido entre las calles Bordadores, Cobertizo de Bordadores, Subida de Toledano y Micalet.
El uso del nuevo inmueble aún no está definido y las obras, una vez se resuelva la expropiación y puedan arrancar, tendrán un plazo de ejecución de 11 meses y un presupuesto de 970.000 euros.
la Casa del Relojero está incluida en el entorno del Bien de Interés Cultural (BIC) de la Basílica de la Virgen y en el ámbito del Plan Especial de Protección de los Entornos BIC de Ciutat Vella.
El nuevo edificio, cuyo diseño suscitó división de opiniones en algunos colectivos por su corte más moderno, se construirá en continuidad con la Casa del Relojero, liberando la esquina entre la calle Bordadores y el Cobertizo de Bordadores, donde se recuperan las alineaciones construyendo un lienzo neutro que matizará la transición entre el espacio urbano del interior y exterior de la manzana.
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