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La guerra de la jornada contínua: ¿Privilegio para los profesores o bienestar para los niños?

Una manifestación sindical a favor de la jornada continúa en los colegios de primaria.

Voro Maroto

La Conselleria de Educación ha anunciado la inminente aprobación de una norma que permitirá que cualquier colegio que cuente con el visto bueno mayoritario de los padres se acoja durante el curso 2014-2015 a la jornada contínua, la reducción a horario tan sólo matinal de las clases.

El cambio en el horario deberá ser votado por la mayoría de los padres –se baraja que al menos el 50% de los progenitores deba opinar- y contar con una amplia mayoría, nunca menos del 60%. Educación fijará las cifras definitivas en breve, con la intención de que cada centro, en uso de su autonomía, anuncie a los padres con tiempo suficiente cual será su horario.

La decisión de Educación vendría a cerrar la polémica de la jornada contínua, bien presente durante todo el curso pasado. Entonces, la consellera de Educación, María José Catalá, reculó y limitó el cambio de horarios a 29 centros que, de forma voluntaria y experimental, este año sólo impartirán clases por la mañana. La mayoría, 21, están en Alicante.

Los nueve centros que tuvieron jornada contínua el curso pasado, repiten. Y en base a su experiencia, Catalá cree que el programa ha sido positivo. “Tenemos buenos resultados, ha funcionado con normalidad, el rendimiento de los alumnos no se ha visto perjudicado y el funcionamiento de los centros ha transcurrido con absoluta tranquilidad”, ha dicho.

Presión del profesorado

No todos lo ven tan claro. El líder valenciano de UPyD, Alexís Marí, dice sin tapujos “que la jornada continua suele ser inducida por el profesorado con el fin último de equiparar su horario al de otros funcionarios, sin que ningún informe riguroso haya podido probar las supuestas bondades de este tipo de jornada”. Por ello, pide que el nuevo horario “se apruebe con [al menos] una participación del 75 por ciento de los padres y no con el 50 por ciento como pretende Educación”.

Muchas asociaciones de padres también están en contra del nuevo horario. FAPA Valencia incluso ha editado un texto –Les falses veritats de la jornada contínua- donde asegura que disminuye el rendimiento escolar, no garantiza que el profesorado mejore su formación aprovechando el tiempo que quedaría disponible, empeora la atención a los padres y sólo permite conciliar la vida laboral y familiar a los funcionarios. El argumentario atribuye la campaña por la jornada contínua a la “presión de algunos sectores del profesorado”.

Los sindicatos de profesores han batallado con fuerza por el cambio de horario, pero no son los únicos. Un sector de padres también quiere jornada contínua. Por ejemplo, la mayoría de los del Colegio Benalúa de Alicante, cuya petición no fue aceptada por Educación aunque “es la mejor para los niños”, según Pedro Conesa, presidente del AMPA.

“Los alumnos por la tarde no rinden. Creemos que es mucho mejor que acaben las clases a las dos de la tarde y que aprovechen el resto del día para descansar, hacer deberes y otras actividades que ahora son difíciles de realizar. Además, en Alicante, por las tardes, muchas clases sufren un calor insoportable”, dice Conesa.

El AMPA del Benalúa, además, garantizaba, tal como exige la Generalitat, que el centro ofrecía actividades alternativas a los alumnos hasta las 17 horas y, por supuesto, el comedor seguiría funcionando. “Presentamos un programa en el que los alumnos podían dejar el centro a las 14, a las 15.30 o a las 17 horas sin dejar de hacer actividades gracias a la colaboración con la empresa de que sirve la comida, con la que elaboramos un completo y gratuito programa de actividades”. El Benalúa, de contar de nuevo con el sí de los padres, seguramente tendrá un horario diferente el próximo curso.

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