Un perito del 'caso IVAM' sobre las obras de Gerardo Rueda: “Nos parecía absolutamente desmesurado el precio”
La sesión de este miércoles del 'caso IVAM' se ha convertido en un debate entre cinco peritos que consideran que la adquisición de las obras de Gerardo Rueda por parte del museo fue un desastre y otro perito que sostiene que fue un gran negocio para la institución cultural que dirigía Consuelo Císcar. Jaime Brihuega ha asegurado: “Nos parecía absolutamente desmesurado el precio que se había pagado y el que se había propuesto en la donación de las obras”.
Los seis peritos (cinco en contra de las tesis de las defensas y uno que avala la legalidad de las adquisiciones) han entablado una suerte de debate sobre la naturaleza del arte contemporáneo ante la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia. Un debate en sede judicial decorado con las maquetas de Gerardo Rueda que se exponen en cada sesión del juicio.
Los cinco peritos que cuestionan la adquisición de las obras se han referido a los códigos éticos y deontológicos que se suelen cumplir en los museos públicos y que el IVAM, bajo la dirección de Consuelo Císcar, en ningún caso cumplió. Sin embargo, se trata de un ámbito ajeno al penal con lo que difícilmente servirá para apuntalar la acusación contra la exdirectora del IVAM, su exyerno y el heredero del artista.
El conservador del IVAM Josep Salvador, que declaraba como testigo y como perito, ha asegurado catálogo en mano que algunas de la sobras de Rueda que posee el museo tiene las fechas y las dimensiones erróneas. El profesional del museo ha ilustrado cómo funcionaba el IVAM bajo la dirección de Císcar: el acta de adquisición de las obras de Rueda aparece firmada por él a pesar de que no asistió a la reunión que lo decidió. De hecho, fue uno de los técnicos del museo que detectó las inconsistencias de la adquisición.
“Me llamó la atención en la recepción que no había ninguna documentación que permitiera saber esas obras cómo se deben realizar. Me dijeron que se acaban de pintar y que estaban en ese momento decidiendo colores”, ha relatado Salvador, quien ha asegurado que “todo me parecía muy extraño”. “Pensaba que había un boceto donde estaba todo planteado, lo que suele ser normal”, ha apostillado.
El perito Jaime Brihuega, reconocido experto del mundo del arte, ha puesto el ejemplo de las obras post mortem del escultor Alberto Sánchez, del que es un especialista: “Esas fundiciones en bronce circulan hoy a precio irrisorio”. Jaime Lavagne ha sido el único perito que ha avalado la originalidad de las obras que adquirió el IVAM. Lavagne, licenciado en geografía e historia y tasador, ha asegurado que los estándares éticos y deontológicos a los que se han referido sus compañeros “no tiene aplicación en la ley de España” y ha destacado que José Luis Rueda contaba con una autorización para realizar obras monumentales “a partir de maquetas”. “La autorización es suficiente”, ha concluido.
Begoña Torres ha refutado esa argumentación asegurando que, con esa tesis, los herederos de Pablo Picasso podrían seguir haciendo obras del artista. “Es necesario que haya voluntad directa del autor en que la obra tenga que ver con parámetros de las obras del autor y los propios empleados de la fundición la hacían según les parecía a través de fotos de catálogos, sin ningún tipo de especificación”, ha declarado. “Ningún artista puede transferir su capacidad creativa de transformación de escala y materiales a nadie por mucho que lo diga”, ha rematado Brihuega.
La perito Rosario Peiró ha explicado la amplitud del mercado del arte aunque ha distinguido entre el mercado en general y de una institución pública, teóricamente regida por los códigos éticos internacionales. Jaime Lavagne, quien en general ha avalado las tesis de las defensas, ha reconocido sin embargo que “la firma no es absolutamente esencial pero es verdad que conviene que todo esté documentado convenientemente sobre todo si es un original póstumo”.
Rosario Peiró, por su parte, ha declarado que un heredero puede tomar la decisión de hacer obra póstuma pero ha precisado: “Lo único es que tiene que estar dentro de cánones de ese código deontológico, sobre todo en materiales dirigidos a una institución pública”. “El arte contemporáneo tiene muchos matices, es complicado”, ha advertido la perito. “Efectivamente el arte contemporáneo tiene muchas subjetividades”, ha terciado Lavagne.
Begoña Torres ha echado de menos en el proceso de adquisición los informes sobre el valor artístico. “Hay documentación administrativa pero no hay valoración de la obra como tal, la identificación es escueta y somera, sólo da el nombre de la pieza, las medidas, el año de producción, hay un ficha pero no hay un informe”, ha declarado. La experta ha asegurado que nunca había visto que en un proceso de adquisición de obras, un museo público pague el coste de la fundición.
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El conservador del IVAM Josep Salvador ha declarado que, según su criterio, si en las obras no hay control del artista, “tienen muy poco valor”. Jaime Brihuega ha manifestado que no cree que una reproducción “respete el derecho moral”. Brihuega ha sido el perito más contundente (durante su declaración Consuelo Císcar hacía aspavientos variados). “Si esas obras están hechas a escala diferente, con material diferente, sin firmar, son obras que pueden existir perfectamente pero no son originales”, ha dicho.
El perito ha reprochado al heredero de Gerardo Rueda que se atribuya la capacidad de hacer reproducciones. “Pero no pueden pasar por obras originales y alcanzar precios que superen los del mercado de las obras originales”, ha agregado. Brihuega ha sido, sin duda, el perito más incisivo. “Si se repiten indefinidamente [las obras], lo que hemos creado es la máquina de crear billetes”, ha concluido.
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