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La piedra angular

Miguel Ángel Cerdán

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La piedra angular, la piedra base sobre la que se debe asentar la imprescindible regeneración política, ética y económica que necesita España es la República. La República no es una simple opción de organización del Estado y de sus instituciones, no es un mero recuerdo de lo que nuestro país pudo ser y lamentablemente no ha sido; la República es una opción plenamente ética, una “conditio sine qua non” para el cambio que necesita nuestro país de forma urgente.

No se trata siquiera de que la famosa frase de Franco y del franquismo de que todo quedaba “atado y bien atado” se articulase por primera vez en el discurso del Dictador en 1969 en que declaraba su sucesor como Jefe del Estado a Juan Carlos de Borbón. No se trata simplemente de que el propio Fraga hubiera diseñado ya en 1971, tal y como recuerda el profesor Emmanuel Rodríguez, un sistema político que sucediese al franquismo y que consistiese básicamente en “una Segunda Restauración”, y que la Restauración Canovista haya sido, dejando al margen al franquismo y  con permiso del actual, el sistema político, con su clientelismo y caciquismo, más corrupto de nuestra Historia y uno de los más corruptos de Occidente. Se trata simple y llanamente de que las élites extractivas de este país se han configurado a sí mismas históricamente bajo el paraguas de la Monarquía. Se trata  de que su propia consideración de extractivas, en el sentido de parasitarias y al servicio de sus propios intereses y no de la Nación, va indisolublemente unida al propio concepto de Monarquía. Y así ha sido desde Fernando VII. Y así continuará siendo si no lo remediamos.

La República, el republicanismo no debe ser un movimiento de nostalgia, tal y como cómodamente pretenden  las corruptas élites de este país que sea. El republicanismo debe ser y considero que es un movimiento de regeneración y de regeneracionismo, de articulación de un futuro en el que principios tan básicos como la libertad, la igualdad y la fraternidad puedan ser de verdad posibles en este país. No son meras palabras que invocar de forma vacía. Son principios que hoy sabemos perfectamente que no están presentes en nuestra vida pública, y que son irrenunciables para que nuestro país pueda de una vez salir del círculo vicioso en el que llevamos ya demasiado tiempo. Y el único sistema político que puede ayudar a que se establezcan es la República. Nada más. Y nada menos.

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