Cinco regalos de San Valentín fáciles, con lo que ya tienes en casa

San Valentín es el domingo 14 de febrero

Eva San Martín

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Nadie sabe realmente cómo empezó el día de San Valentín. Depende de a quién preguntes, sus orígenes pueden remontarse a una antigua fiesta romana o a un poema escrito por Chaucer sobre los pájaros. Mientras que los más paganos en materia de enamoramientos jurarán que fue un invento de los centros comerciales. Sea como fuere, si sientes que el romanticismo te invade, aquí van cinco regalos caseros para celebrar el día de San Valentín como prefieras y más te guste. 

1. Bombas de baño caseras

Pon a remojo a tu pareja con una bomba de baño. Si acabas de llegar al mundo de los baños relajantes, las bombas de baño son una bolas aromáticas y saladas que burbujean cuando las metes en el agua y colorean tu bañera, transformando todo el baño en una experiencia multisensorial. 

Puedes comprarlas por unos cinco euros cada una, pero hechas en casa salen más baratas. Además, sabrás exactamente los ingredientes que lleva tu bomba. De hecho, la mayoría de las bombas de baño caseras se basan en estos tres ingredientes: sal, bicarbonato sódico y ácido cítrico (lo encuentras en el herbolario). 

El bicarbonato y el ácido son los responsables de crear las burbujas; y, cuando los combinas, neutralizan el pH del agua; lo que significa que el baño no resultará ni demasiado ácido ni demasiado alcalino. Por lo demás, puedes añadir colorantes alimentarios para darle un tono divertido al remojón. O incluir unas gotas de aceites esenciales

También, una cucharada de aceite de oliva o de coco: te ayudará a mezclar los ingredientes; y, una vez en el agua, resulta un buen hidratante. Combina los ingredientes y rellena con la mezcla un molde de silicona: vale uno de magdalenas o similar. Para tener tus bombas de baño caseras listas, hay que dejarlas secar dos días. 

2. Un bálsamo de labios

La receta básica para hacer un bálsamo de labios para regalar este San Valentín, o cuando quieras, solo tiene dos ingredientes, y en proporciones facilonas de recordar: una parte de cera de abeja por dos de aceite. Puedes utilizar la cera de abeja que venden en el herbolario o (si tienes suerte) pedirla a algún apicultor, de una colmena abandonada. 

En cuanto al aceite, escoge el que prefieras; pero uno de oliva virgen extra será más que agradable para los labios, y superhidratante. Vierte los ingredientes en una cazuela pequeña, y caliéntalos al baño maría, para que la cera se derrita y se mezcle bien con el aceite. Usa una cuchara de madera para esto. 

Cuando lo tengas, permite que se enfríe ligeramente, y vierte la mezcla en un frasco o un bote de cristal pequeño, con tapa. ¡Ya lo tienes! Esta es la receta básica, pero puedes añadir romanticismo con unas gotas del aceite esencial que prefieras, como de limón, de lavanda o de otras hierbas aromáticas. [Hace un tiempo te contamos los trucos para cuidar de tus cucharas de madera]

3. Portavelas romántico 

Transforma un frasco de cristal del montón, y que te sobre por casa, en un portavelas cargado de romanticismo. Hay muchas formas de lograrlo. Por ejemplo, puedes trazar unas líneas de colores con pintura acrílica y meter dentro una vela de té. De este modo, al encenderla, tendrás un ambiente cálido y con luces de una tonalidad especial. 

dibuja la silueta que prefieras (un corazón o las letras de la palabra que desees) en un cartón, adhiérelo a la superficie del tarro con un celo (solo por detrás) y aplica por toda la superficie del frasco una pintura en formato de aerosol. De este modo, todo el tarro portavelas quedará teñido excepto la silueta que hayas escogido, que destacará cada vez que la vela se encienda. 

4. Un tarro de dulces 

O puedes reutilizar un tarro de conserva para llenarlo de caramelos o los dulces que prefieras. Si te parece demasiado simplón, antes prueba a dibujar o a escribir algo con pintura acrílica en su superficie. Si, además, decoras la tapa con una tela o con unas cuerdas de colores, el resultado quedará aún más bonito. 

5. Corazón colgante de ramas para la pared

Si te gusta el toque salvaje y natural, esta idea puede interesarte. Solo necesitas unas ramas de distintos tamaños, un poco de cuerda y algo de pintura para decorarlas. Empieza a crear tu corazón de ramas en el suelo. Para ello, coloca de forma progresiva las ramas más anchas en el medio y las más cortas en los extremos, hasta crear un corazón. 

Necesitarás una rama un poco más grande para utilizarla como soporte o percha superior: de ella, colgarás el resto de las ramas, atadas con una cuerda. Moja los extremos inferiores de las ramas del corazón en un bote de pintura para darle un toque un poco más elaborado. Y ya lo tienes: solo queda colgarlo en la pared. 

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