Día Nacional del Cacao: ¿cómo hacer cacao en polvo casero para no tener que comprarlo en el supermercado?

Cacao en polvo

Adrián Roque

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El Día Nacional del Cacao invita siempre a volver al origen: a la semilla, a la molienda, al aroma que durante siglos acompañó a pueblos enteros antes de que llegaran los sobres instantáneos. Y, aun así, cuando pensamos en una taza caliente solemos ir directos al lineal del súper. Lo que muchos desconocen es que preparar cacao casero es tan simple que sorprende. No requiere maquinaria industrial ni técnicas complejas: apenas unos minutos y tres ingredientes. Para quienes buscan un sabor más limpio, menos aditivo y más control sobre lo que consumen, esta receta de cacao funciona como un pequeño gesto de soberanía doméstica.

Cómo hacer tu propio cacao en polvo

La base de este preparado es lo que siempre ha sido: cacao, azúcar y un agente que ayude a que el polvo se disuelva bien. En este caso, la maicena cumple el papel que en las marcas comerciales desempeñan distintas harinas o estabilizantes. El resultado es un cacao natural, más aromático y con la ventaja de que puedes ajustar el dulzor a tu gusto.

Para esta receta de cacao, la proporción es directa:

  • 125 gramos de azúcar glas (o azúcar clásico triturado hasta obtener textura fina).
  • 50 gramos de cacao puro sin azúcar.
  • 1 cucharada de maicena.

El proceso no tiene pérdida: mezclar bien el azúcar con el cacao hasta obtener un color uniforme y, después, incorporar la maicena. Un minuto de trabajo. Nada más. Esta mezcla se conserva perfectamente en un bote hermético y, de hecho, puedes reutilizar el envase vacío de tu cacao industrial. Aguanta meses sin perder aroma si lo guardas lejos de fuentes de calor.

Al usarlo, no cambia nada respecto a los preparados comerciales: una cucharada en leche fría o caliente, remover bien y ajustar la cantidad según prefieras un sabor más suave o más intenso. El cacao casero se comporta igual, solo que con un perfil más auténtico y menos procesado.

Por qué apostar por un cacao natural

El auge de las recetas sencillas tiene que ver con un interés creciente por saber qué consumimos. Y aquí la ventaja es evidente: tres ingredientes conocidos, sin añadidos. Además, la textura final depende de ti; puedes variar la proporción de cacao para una versión más amarga o reducir el azúcar si buscas algo más equilibrado.

A esto se suma que hacer tu propio cacao en polvo te permite explorar. Puedes incorporar una pizca de canela, una punta de sal o unas gotas de esencia de vainilla para darle un giro personal. En países cacaoteros, este gesto casero forma parte de un repertorio que se transmite de generación en generación. En España, donde la cultura del desayuno con cacao es prácticamente un ritual, es una alternativa casera que encaja con facilidad.

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