Sopa griega de garbanzos con limón: la receta tradicional y rápida que logra un caldo nutritivo y lleno de sabor

Sopa griega de garbanzos.

Edu Molina

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La sopa de garbanzos y limón es un plato sencillo y perfecto para incorporarlo en el día a día. Los garbanzos aportan proteínas y fibra, mientras que el toque de limón aporta un frescor que complementa los sabores del plato logrando un resultado equilibrado. Es un ejemplo de cómo la cocina mediterránea, con ingredientes modestos y técnicas simples, puede ofrecer comidas completas, nutritivas y accesibles para cualquier hogar.

Más allá de sus propiedades nutricionales, esta sopa es una receta versátil dentro de la cocina doméstica. La mezcla de verduras como cebolla, puerro y ajo con la suavidad de los garbanzos y la frescura del limón da lugar a un caldo ligero, pero con suficiente cuerpo para servir como plato principal. La preparación es flexible, se puede optar por un cocinado más tradicional con legumbres secas o reducir tiempos usando garbanzos ya cocidos, sin perder sabor ni textura.

Además, es una receta que se adapta a distintos estilos de alimentación. Al no contener ingredientes de origen animal, resulta clave para aquellas personas que sigan dietas vegetarianas, y su sencillez permite que cualquier persona, incluso con poca experiencia en la cocina, pueda elaborarla con facilidad. La combinación de aromas y texturas convierte a esta sopa en una opción práctica y saludable, adecuada tanto para comidas familiares como para platos individuales.

Receta de sopa griega de garbanzos y limón

Para preparar esta sopa para cuatro personas, se necesitan 500 gramos de garbanzos, un puerro, una cebolla mediana, un diente de ajo, una zanahoria, hojas de laurel, tahini, aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta y el zumo de uno o dos limones. Opcionalmente, se puede añadir eneldo fresco al momento de servir para dar un toque de frescura.

El primer paso consiste en preparar los garbanzos. Si se emplean secos, conviene dejarlos en agua durante varias horas para que se ablanden y puedan cocerse de manera uniforme. Tras este remojo, se ponen a cocer en agua limpia durante unos minutos, retirando las impurezas que suben a la superficie y cambiando el líquido para obtener un caldo más claro y ligero. Esta preparación asegura que los garbanzos mantengan su forma y textura al final de la cocción.

Mientras se cocinan, se prepara la base aromática de la sopa. En una olla se calienta aceite de oliva y se sofríen los ajos durante un breve instante, retirándolos antes de que se doren demasiado. A continuación se agregan la cebolla y el puerro cortados finamente, dejándolos cocer hasta que se ablanden y desprendan sus aromas. Una vez tiernos, se incorporan los garbanzos y la zanahoria rallada, mezclando suavemente para que los sabores se integren sin perder la textura de los ingredientes.

Se añade agua caliente hasta cubrir los garbanzos y se deja cocer a fuego medio-bajo hasta que los sabores se mezclen y la legumbre esté tierna. Durante la cocción, se ajusta la sal y la pimienta al gusto, y hacia el final se incorpora aceite de oliva adicional y el zumo de medio limón, removiendo con cuidado para dar cierta consistencia al caldo y preparar la base de la crema de tahini.

Finalmente, se elabora la emulsión de tahini y limón, ambos ingredientes se mezclan con un poco de agua templada, removiendo hasta obtener una textura suave y cremosa. Se incorpora un cucharón del caldo caliente a esta mezcla, se integra bien y se vierte de nuevo en la olla, mezclando delicadamente para que la sopa quede uniforme y sedosa. Se sirve caliente, con un chorrito de aceite de oliva y unas hojas de eneldo fresco para aportar color y aroma.

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