Earthing: cómo andar descalzos puede controlar la inflamación

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Darío Pescador

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¿Por qué no se electrocutan los pájaros que se posan en el tendido eléctrico? La respuesta es que un pájaro, o una persona, no son muy buenos conductores de la electricidad, y la corriente discurre por el cable en lugar del pájaro. La electricidad es como el agua y siempre busca el camino de menor resistencia. Este también es el motivo por el que tu instalación eléctrica de casa y tus electrodomésticos tienen un tercer cable, la línea de tierra, para que cualquier posible sobretensión circule por ese cable hasta el suelo, y no pase por tu cuerpo. 

Tu cuerpo también puede almacenar electricidad estática, como habrás experimentado más de una vez después de bajar del coche o caminar por una alfombra y después has recibido un chispazo al tocar la puerta. Esa chispa es tu cuerpo “poniéndose a tierra”, es decir, sirviendo de puente para que los las cargas eléctricas se equilibren. El problema es que en el mundo actual, tu cuerpo está cada vez menos tiempo conectado a tierra.

Las primeras suelas de caucho aparecieron a finales del siglo XIX. Hasta entonces la humanidad había usado una pieza de cuero grueso para proteger los pies, pero hoy en día casi todos caminamos con trozos de goma o espuma plástica bajo la planta de nuestros pies, y esa suela nos aísla eléctricamente del suelo. Hay indicios de que este cambio parece haber sido más trascendental de lo que parece. 

La electricidad estática y la inflamación

Si alguna vez has frotado un globo contra un jersey de lana sabrás que se carga de electricidad estática. El globo roba electrones a la lana y se queda cargado. Lo mismo ocurre con tu cuerpo cuando caminas con zapatos de suela sintética sobre una alfombra de lana. Las personas que trabajan reparando teléfonos móviles se ponen unas pulseras conectadas a tierra para que la electricidad estática no destruya los delicados circuitos electrónicos. En unos cuantos experimentos se ha observado que “poner a tierra” a las personas tiene efectos positivos para la salud, algo que se conoce también como “grounding” o “earthing”.

En un pequeño estudio con 10 participantes sanos se conectaron a tierra utilizando parches en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Después se midió la fluidez de su sangre, que es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, y se vio que las personas puestas a tierra tenían la sangre más fluida.

Otro estudio más amplio comprobó el efecto de poner a tierra en la recuperación tras el ejercicio. Los investigadores utilizaron tanto parches como alfombras conectadas a tierra y midieron la creatina quinasa, una enzima que se produce cuando hay un daño en los músculos. También midieron la concentración de glóbulos blancos y los niveles subjetivos de dolor. Los voluntarios que se conectaron a tierra experimentaron menos daño muscular y menos dolor e inflamación.

Los mismos parches conectados a tierra se aplicaron a un ciclista del tour de Francia que había sufrido una herida muy profunda en su pierna, que se curó más rápidamente. En otros casos, dormir en una cama conectada a tierra mejoró la inflamación y redujo las úlceras de personas diabéticas.

En un estudio controlado (los de mayor calidad) con fisioterapeutas, que tienen un trabajo muy exigente físicamente, se comprobó que quienes trabajaban sobre una alfombra conectada a tierra sentían menos dolor, ansiedad, depresión, fatiga, trastornos del sueño. También podían atender a más clientes por día de trabajo, y decían sentir más energía y menos estrés.

Cómo funciona el grounding

La explicación propuesta por los investigadores es que cuando estamos en contacto con la tierra estamos acumulando electrones que se almacenan en la matriz celular, el espacio entre nuestras células. Estos electrones extra son necesarios para neutralizar los radicales libres que se producen en los procesos inflamatorios. 

Cuando caminamos con zapatos aislantes, nuestra reserva de electrones extra se descarga, y la inflamación aumenta más de lo debido. La mayoría de los estudios sobre los efectos de son pequeños y los expertos coinciden en que es necesaria más investigación. Sin embargo, los resultados positivos preliminares, y la ausencia de efectos secundarios, está generando interés sobre las formas de conectarse con la tierra. Estas son las más comunes:

  • Caminar descalzos: la forma más sencilla de ponerse a tierra es quitarse los zapatos y caminar, a ser posible en la naturaleza, sobre la hierba, la arena o la tierra. 
  • Tumbarse en el suelo: tumbarse en la hierba de un parque o en la playa siempre parece apetecible, el contacto con la tierra se maximiza ya que no solamente son los pies los que entran en contacto con la tierra.
  • Sumergirse en el agua: darse un baño en el mar o en un río, o simplemente mojarse los pies ya tiene los mismos efectos, ya que el agua también nos pone en contacto con la tierra.
  • Alfombrillas conectadas a tierra: se utilizan para trabajar con equipos electrónicos, y consisten en una pequeña esterilla que se conecta a la tierra de una toma de corriente. 
  • Sábanas conectadas a tierra: en muchos casos nuestras camas tienen colchones sintéticos que nos aíslan de la tierra. Hay sábanas o cubrecolchones conductores que se colocan en la cama conectados a tierra para mejorar el sueño.
  • Zapatos conectados: algunas marcas de zapatos ofrecen suelas de goma con un botón de cobre que las atraviesa y entre en contacto con el pie, lo que permite estar conectados con la tierra permanentemente.

Casi todas estas soluciones son gratis, y hay una más que es más sencilla aún: toca un grifo. El sistema de cañerías está siempre conectado a tierra, y te servirá para cargarte de todos los electrones que hayas perdido instantáneamente.

¿En qué se basa todo esto?

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