Fractura de pene: ¿es posible o se trata de un mito?

Foto: Pixabay

Elisabeth G. Iborra

“La fractura de pene no es muy común, pero de vez en cuando ocurre: siempre se produce en erección y se nota un latigazo, un dolor asociado al ruido tras el cual se pierde la erección y aparece un hematoma”, describe Eduard García Cruz, urólogo experto en Medicina Sexual. Más o menos ese latigazo fue el que sintió Jorge [nombre ficticio] allá por 2011: “Estábamos teniendo relaciones en la piscina, me moví con ella y noté un dolor agudo que me paralizó”.

Para hacerse una idea, el especialista lo compara con “la cámara de una bici, que tiene una cubierta muy dura pero por sí misma carece de rigidez; al igual que la cámara hay que llenarla de aire, el pene hay que llenarlo de sangre, y cuando está erecto, si lo apoyan contra algo y empujan, es como si le dieran un golpe seco”. Si además el golpe es fuerte, se puede producir ese “traumatismo en eje axial”.

Importante detectarlo a tiempo

Jorge no sufrió exactamente ese traumatismo pero notaba que, durante el acto, “sentía excitación pero no erección”. Lo achacó a distintos factores como la falta de atracción o de energía, hasta que ya le resultó totalmente incomprensible y empezó a consultar a urólogos. Hizo lo correcto, confirma García Cruz, porque lo más importante es “realizar una radiografía o resonancia temprana para llegar al diagnóstico y poder asegurar si es traumatismo y evaluar si hay que ir a quirófano, ya que se obtiene mejor resultado si operamos que si no”.

En el caso de Jorge, llegaron a decirle que “tenía un quiste en un testículo, hasta que uno de los mejores expertos en este tipo de accidentes de mi comunidad me hizo una prueba que descubrió que el ligamento que levanta el pene no se había acabado de romper pero estaba partido y, por lo tanto, no entraba sangre por ese conducto en absoluto, la erección era imposible”.

¿Hay hombres más vulnerables?

Según nuestro experto en urología, “como es una situación poco común, es difícil establecer las causas, pero no hay ningún antecedente fisiológico que lo haga más proclive, aunque sí que, por lo general, ocurre más en según qué posiciones, con la pareja arriba, porque no se controla”. Para García Cruz y los colegas investigadores con los que ha realizado estudios al respecto, “no es algo cotidiano: en un hospital vemos una fractura de pene al año o dos; y en un estudio de 6 o 7 universidades y hospitales de toda Europa, conseguimos juntar 140 casos en 10 años”.

Sin embargo, a Jorge, su urólogo le comentó “que es algo frecuente pero la mayoría no lo cuenta por vergüenza y, normalmente, va al psicólogo, al psiquiatra, al sexólogo, etc. para superarlo”. A muchos pacientes que lo llevan mal, los médicos les recomiendan hablar con Jorge, porque él se lo tomó como un aprendizaje de otras opciones y formas de gozar de la sexualidad y dejó de darle importancia al tamaño, el grosor, etc.

La operación: cuanto antes, mejor

Cirujanos como García Cruz recuerdan la importancia de la detección temprana y recomiendan operar enseguida, dado que “una de las complicaciones que podría haber, de 1 entre 20, es que el pene se curve, la denominada enfermedad de Peyronieenfermedad de Peyronie, que no es muy común, pero sí muy característica de la fractura de pene”. No hay muchas más soluciones, prosigue: “Si se ha roto y se escapa la sangre, hay que taparlo inmediatamente para mejorar la circulación y que la erección siga siendo funcional después del episodio”.

Jorge tardó tres años en operarse, básicamente porque, tras su separación, entendió que “cuando faltan la intimidad y la confianza con una pareja estable, es más difícil explicar que la penetración es innecesaria”. Entonces su cirujano “intentó realizar la operación del ligamento, pero no salió bien”.

Así que tuvieron que optar por la prótesis, que consiste en insertar en el miembro “dos tubitos finos, con un depósito en el abdomen donde está el líquido y una bomba en el testículo con un botón que he de apretar más o menos en función de hasta qué punto quiero que se vaya irguiendo y, al acabar, cuando lo aprieto de nuevo, baja”.

Pese al postoperatorio, es recomendable

Cuando le consultan otros hombres, les garantiza que “la operación merece la pena a pesar de que es muy dolorosa, ya que hasta te operan de fimosis porque has de tener especial cuidado con las enfermedades de transmisión sexual”. La aconseja a pesar de recordar perfectamente que “al principio se inflama, me hacía muchísimo daño, me tuvieron que drenar líquido y el postoperatorio durante un año y pico fue bastante duro”.

No obstante, tranquiliza García Cruz, dada su experiencia en el Instituto de Urología Serrate & Ribal, en la operación simple y más habitual se requieren “dos semanas de recuperación, pues suele generar un hematoma bastante importante y resulta, más que doloroso, aparatoso: se hincha a veces. Y después de la cirugía, se recomienda no tener relaciones sexuales durante 4 semanas”. A partir de ese periodo, añade, “la dulzura no está de más, pero pueden tener el sexo que quieran”.

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