Por fin llega la hora de la mirada europea

¿Qué recepción tendrán los indultos que apruebe el Gobierno de la nación por parte de la opinión pública europea? ¿Será mayoritaria en la Unión Europea la opinión favorable a la decisión adoptada por el Gobierno o coincidirá, por el contrario, con el rechazo que está protagonizando la oposición? 

Estoy convencido de que el Gobierno está teniendo presente por adelantado la opinión que pueda formarse en la Unión Europea respecto de su decisión. Pienso que intuye que la decisión de indultar será no solo contemplada con algo más que simpatía, sino que posiblemente será compartida de manera mayoritaria. 

Tengo la impresión de que la oposición, que rechaza los indultos, se ha desentendido por completo de la opinión pública europea que pueda constituirse respecto de los mismos. Es posible que hayan pensado que, una vez que el Tribunal Supremo (TS) se ha pronunciado con la contundencia que lo ha hecho contra los indultos, ya se tiene ganada la batalla de la opinión pública europea. ¿Cómo no se va a estar más de acuerdo en Europa con la argumentación de un TS que con el razonamiento de un Gobierno?

En unas cuantas semanas tendremos la respuesta a estos interrogantes. No cabe duda que los medios de comunicación más importantes de los diferentes países fijarán su posición respecto de los indultos una vez que sean hecho públicos, así como también respecto a la reacción que se produce en la sociedad española a favor o en contra de los mismos. No cabe tampoco ninguna duda de que esa posición en los distintos países europeos será inmediatamente conocida en España. 

Ante una situación tan fuertemente polarizada como la que se está viviendo en España en relación con este asunto, la opinión pública europea va a desempeñar una función en cierta medida de arbitraje. Se reconozca o no se reconozca por las partes enfrentadas en España, todo el mundo sabe que la opinión del árbitro es la que acaba prevaleciendo. 

Con la evidencia empírica de que disponemos, podemos anticipar que el juicio de la opinión pública europea se va a decantar a favor de la posición del Gobierno. ¿O es que no es eso lo que cabe esperar después de las decisiones que han adoptado los jueces de Alemania y Bélgica en respuesta a las órdenes de detención y entrega dictadas por el Juez Instructor Pablo Llarena contra Carles Puigdemont, Toni Comín, Clara Ponsatí o Lluís Puig?

Hasta el momento no ha habido ni un solo órgano judicial europeo que haya visto en los sucesos de septiembre y octubre de 2017 en Catalunya los delitos de rebelión y secesión que vieron el Ministerio Fiscal primero y la Sala Segunda del TS después. ¿No es lógico esperar que la opinión pública de los países de la Unión Europea se alinee con la de sus propios jueces que no con la del TS español?

Con las sentencias que ha empezado a dictar el Tribunal Constitucional en los recursos de amparo que se han interpuesto contra la sentencia del TS, se ha agotado la vía judicial en España y se ha abierto el camino para acudir a la justicia europea, que es la que dirá la última palabra. La concesión de los indultos y la reacción que se produzca contra los mismos, contará, sin duda, en la decisión que adopte en su día el TEDH.

Lo que será interesante es ver cómo reaccionan los Magistrados del TS y del TC, si sus sentencias son anuladas por vulneración de derechos fundamentales reconocidos en la Constitución española y en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. ¿Se les caerá la cara de vergüenza y renunciarán al ejercicio de la función jurisdiccional o continuaran en sus puestos como si no hubiera pasado nada?