Osgood Perkins, el director de moda en el cine de terror: “Todas mis películas son como granos que me quiero arrancar de la piel”
Keeper es una película que se descubrió mientras se rodaba. Osgood Perkins, su director, admite que tenían un guion previo —a cargo del mismo Nick Lepard que escribió la gran película de tiburones del verano pasado, Dangerous Animals— y que hasta cierto punto “sabían lo que hacían”, pero que las extravagantes circunstancias de producción favorecieron un proceso mucho más libre de lo acostumbrado. “Estábamos descubriendo qué era porque podíamos, porque teníamos libertad para hacerlo. Nadie nos vigilaba ni miraba su reloj. Como no teníamos dinero, nadie nos prestaba atención”, prosigue el director estadounidense. “Podíamos explorar cuanto quisiéramos”.
Keeper se rodó durante unas pocas semanas en los bosques de Vancouver, Canadá. Fue en el intervalo necesario para montar la preproducción de The Monkey, que había aplazado la huelga de actores y guionistas de 2023. Así que Keeper, aunque se estrene después de The Monkey, en realidad se rodó antes. “Dejamos el material guardado en la nevera, básicamente”, explica Perkins. “De vez en cuando le echábamos un vistazo, pero estábamos a otras cosas. Así que al terminar The Monkey pensamos ‘vale, veamos qué era eso’. Fue como desenterrar una cápsula del tiempo”.
Tatiana Maslany (Orphan Black) tenía un personaje secundario en The Monkey una vez ya había ejercido de actriz protagonista en Keeper. Película que, curiosamente, creció todavía más cuando fue desenterrada. “La abrimos y dijimos ‘vaya, hay un material increíble, añadamos algo más’. Así es como pudimos desarrollar mejor cosas como el monstruo de la película, o cuál era el mal que acechaba. Si ya habíamos establecido que Malcolm (personaje interpretado por Rossif Sutherland en el filme) era un agente del mal, ¿qué era ese mal?”. El resultado más visible de estos procesos es que Perkins ha logrado estrenar tres películas de terror en poco más de año y medio.
Nos referimos a Longlegs, Keeper y The Monkey. Todas han sido distribuidas por Neon en EEUU —convirtiéndose Longlegs, durante el verano de 2024, en el estreno más taquillero de este sello independiente—, y todas identifican a un cineasta muy particular, claramente interesado por las posibilidades del género de terror pero sin un tono o temática definidos. ¿Hay alguna conexión entre Keeper y las películas anteriores? “Supongo que debe haberla”, reconoce Perkins en conversación con elDiario.es, “porque todas son… ¿mi problema? Todas son como granos que quisiera arrancarme. Manifestaciones de alguna mierda que, para bien o para mal, hay en mí”.
“En Longlegs era mi fijación por el hecho de que tu madre pueda mentirte”, explica sobre el estremecedor thriller donde Nicolas Cage interpretaba a un asesino en serie que perseguía niños. “The Monkey trataba sobre que todos vamos a morir; he vivido algunas muertes bastante locas y aun así me sigue pareciendo una locura que todos muramos”, prosigue en referencia a la muerte de su madre Berry Berenson en el 11S y la de su padre —que no es otro que Anthony Perkins, el Norman Bates de Psicosis— por complicaciones derivadas del SIDA. “Mientras que Keeper va de que el patriarcado, en general… es un mundo bastante feo, ¿verdad?”.
Patriarcado y abuso de poder
Keeper cuenta cómo Liz y Malcolm (Maslany y Sutherland) organizan una escapada romántica para pasar el fin de semana en una encantadora cabaña del bosque. Llevan apenas un año saliendo y hay muchas cosas de Malcolm (y su extraña familia) que Liz desconoce, en un momento donde se encuentra bastante vulnerable emocionalmente. “Ella ha dejado de lado a todo el mundo por este chico que ocupa todo su tiempo y energía”, aclara la actriz. “He tenido cierta experiencia con este tipo de relaciones aunque quería ajustarme a lo que pudiéramos construir entre todos”.
Maslany se refiere a la críptica narración de Keeper, que desde el inicio juega a descolocar al espectador. “No había una línea argumental clara, así que lo único que podía hacer era traer la verdad que yo conocía de este tipo de relaciones a la vez que me abría a la naturaleza fantástica de la casa, los monstruos, todas esas cosas van alterando la mente de Liz”. Lo que queda claro rápido, de todas formas, es que Malcolm esconde un secreto aterrador, y que Liz no es la primera mujer manipulada que va a sufrirlo. “Esta película va de asumir la responsabilidad por el hecho de que los hombres, a veces, no actuamos muy bien”, cuenta Perkins con su característica retranca.
“Keeper es la versión más grotesca de un hombre que no actúa bien la mayor parte del tiempo”. El director no teme echar mano entonces del concepto de “masculinidad tóxica”, y ceñir a su crítica el conjunto de Keeper. “Quería hallar una forma de personificar la masculinidad tóxica. Si esta fuera un veneno, ¿qué se formaría al esparcirlo entre la gente? Y llegamos a este complejo historial de asesinatos y brujería, que a la larga no se reduce más que a un hombre blanco que lleva mucho tiempo comportándose mal”. Maslany, por su parte, prefiere leer Keeper como una relación de abuso. “Los sentimientos, en una relación así, son cuestión de vida o muerte”.
Quería hallar una forma de personificar la masculinidad tóxica. Si esta fuera un veneno, ¿qué se formaría al esparcirlo entre la gente?
“Un pequeño momento en el que tu pareja te mira de una cierta forma puede hacerte sentir como si te arrancaran el corazón. Son sentimientos muy intensos, y una cosa que hace muy bien el terror es permitir que se expresen y tiendan una conexión con el público”. Maslany sostiene que el cine de género es la plataforma ideal para explorar estos temas, y hacerlos llegar a la audiencia de un modo visceral. “Puedes ir a los lugares más extremos sin avergonzarte de ser poco realista. Por eso me encanta el terror. El terror no vive en un espacio consciente de sí mismo como pudiera ser el drama, donde hay que reprimirlo todo. El terror puede guiar toda esta intensidad”, subraya.
“Y creo que es algo muy importante en este momento”, añade la actriz de The Monkey. “Todos estamos lidiando con el miedo a todas horas. Así que compartir una catarsis con la audiencia, dar la posibilidad de hablar de ello, permite que todo se abra”. Perkins es muy consciente de esto como director, hasta el punto de que no se ha querido ceñir a un único tipo de terror para ir enriqueciendo su carrera. Keeper, por ejemplo, se incrusta en las coordenadas del folk horror: ese terror rural que ahonda en las tradiciones y en el aislamiento frente a la civilización. Aunque es algo de lo que no se dio cuenta mientras hacía Keeper.
Terror sin etiquetas
“Una vez terminamos Keeper y la fuimos enseñando me dijeron ‘anda, has hecho una película de folk horror’”, cuenta Perkins. “Y yo me quedé como ‘sí, supongo que es una especie de folk horror’. Hay una magia oscura en el bosque, hay una cabaña, supongo que todo nos lleva a este subgénero. Pero nosotros simplemente hicimos esta película de la nada, ¿sabes? Solo por el mero deseo de hacerla. Las limitaciones en este sentido son una ventaja porque te hacen saber dónde estás. Debía ser algo manejable por el tiempo y dinero que teníamos, así que nos ceñimos a una única localización. Todo es una especie de Matrioska, limitaciones que van dando forma a algo”, apunta.
“Y ese algo terminó siendo folk horror. ¿Era esa la intención? ¿Llegué a pensar que podía parecerse a The Wicker Man?”, se pregunta retóricamente Perkins, en referencia al gran clásico de este subgénero. “Ni en un millón de años”. Y lanza a continuación otro título-tótem, acaso queriendo burlarse de la angustia de los aficionados al cine de terror por hallar referencias. “¿Llegué a pensar que se parecería a Midsommar? Pues nunca he visto Midsommar así que no lo sé, pero os creo”.
Perkins sí concede, pese a todo, que el planteamiento de Keeper se parece bastante a Men (2022). Este filme de Alex Garland compartía su preocupación por criticar el patriarcado y lo hacía con otra atmósfera rural progresivamente enrarecida, aquí con una mujer interpretada por Jessie Buckley. Aunque a Perkins este título le interesa por otros motivos. “Hubo mucha gente que se perdió Men, pero nadie se perdió Weapons, ¿verdad?”, dice en referencia al gran éxito de cine de terror de este verano. “El terror depende mucho de la tolerancia del público a lo que le ofreces, y hay veces que el público solo quiere pasar un buen rato en el cine. Weapons es una película muy bien hecha, y también es absolutamente apolítica”, asevera Perkins. “Se limita a ser muy entretenida”.
“La película de Garland, sin embargo, trataba muy seriamente un tema. Y a veces el público no está de humor”, prosigue. “Es increíble cómo nuestros esfuerzos siguen dependiendo completamente del estado de ánimo del público, y de si somos capaces de conectar con él. En cuanto a Keeper, sé de gente que ha quedado muy impactada y eso es genial”, asegura sobre un filme cuya tesis, desde luego, está envuelta en una iconografía lo bastante arriesgada como para no darlo todo mascado. “Las películas de terror tienen algo terapéutico, especialmente en el mundo que vivimos y que da tanto miedo. Pueden limitarse a ser un divertimento, y otras veces algo más reflexivo”.
No está muy claro cuál es la guía que prefiere Perkins a la hora de seguir cultivando el género, si el divertimento o la reflexión. Lo que sí sabemos es que lo está haciendo a toda prisa, pues tras la sucesión de Longlegs, The Monkey y Keeper ya ha terminado de rodar su siguiente película, The Young Ones. Otro filme de terror que ahora protagonizan Nicole Kidman, Johnny Knoxville y, de nuevo, Tatiana Maslany. Su tercera colaboración juntos. “La sensación que tengo con Oz en el set es que todo es posible”, reconoce la actriz. “Su entusiasmo por el cine es contagioso y haré todo lo que él quiera. Porque es un maravilloso recordatorio de por qué hacemos esto, de la cantidad de posibilidades que hay”. Pensándolo bien, nos decantaremos por la diversión.
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