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Goran Paskaljevic y Deepa Mehta meditan en la Seminci sobre la violencia

Goran Paskaljevic y Deepa Mehta meditan en la Seminci sobre la violencia

EFE

Valladolid —

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La raíz, naturaleza y presencia de la violencia laten en el trasfondo de los tres filmes que han competido hoy en el festival de Valladolid (Seminci): “Dev bhoomi”, del serbio Goran Paskaljevic; “Anatomy of violence”, de la india Deepa Mehta; y la belga “King of the belgians”, de Peter Brosens y Jessica Woodworth.

Con los galones de las tres Espigas de Oro cosechadas en 1995, 2006 y 2009, Paskaljevic ha recalado en esta 61ª Seminci con “Dev bhoomi” (“Tierra de dioses”), una de sus películas más personales, rodada en la cordillera del Himalaya con escaso presupuesto y la ayuda del actor indio Víctor Barnejee, protagonista del relato.

En ese escenario, donde figuran algunas de las zonas más devastadas por el último gran terremoto, Paskaljevic (Belgrado, 1947) ha contemplado “los paisajes más hermosos del mundo”, pero también ha visto “a gente muy pobre que vive con el peso de los prejuicios”, ha dico el director serbio durante una comparecencia informativa.

“Dev bhoomi” cuestiona el lastre de algunas costumbres ancestrales y debate sobre la dura convivencia entre tradición y modernidad; como ocurre con las castas en la India, de las que censura el estigma social que impregnan y el lugar al que relegan la educación, las relaciones humanas y, en consecuencia, el progreso de una comunidad.

Barnejee, el actor más popular de India al margen de Bollywood, encarna a Raul Negi, quien después de cuarenta años de vida en Reino Unido regresa a su aldea en el Himalaya para contemplar por última vez, antes de que una enfermedad le deje ciego, los paisajes y gentes de su infancia y adolescencia, donde asiste con tristeza al rechazo de su familia y antiguos vecinos.

Esa ceguera como recurso argumental también adquiere categoría de símbolo, en palabras de Pasljajevic, para definir el ofuscamiento y obcecación de la sociedad India en perpetuar valores que en ocasiones desvirtúan al ser humano.

“Quería hacer una película diferente a las que ahora se hacen sobre la India, donde no hay más que violencia y violencia; en la mía también, pero tal vez de un modo más escondido y tal vez, por tanto, más peligroso para ellos”, ha comentado el autor del filme.

Análogas constantes, aunque con distinto enfoque e intención, ha vertido la directora india Deepa Mehta en “Anatomy of violencia” (“Anatomía de la violencia), un falso documental donde aborda la lacra machista en su país con el referente argumental de la violación colectiva que en 2012 sufrió una mujer india que acabó, semanas después, en su fallecimiento.

Consciente de que la violencia machista “es un problema global”, Mehta (Amritsar, 1950) se ha ceñido a la situación de su país, en un momento y suceso específicos, para tratar de desentrañar la naturaleza de determinadas fallas sociales que ha descansado en el elevado grado de analfabetismo, marginalidad y desestructuración familiar de sus protagonistas.

Las violaciones, ha puesto como ejemplo en una rueda de prensa, “tienen mucho que ver con cómo tratamos a las mujeres desde que nacen, y requiere la ayuda de todos para erradicarlas”, ha insistido respecto a lo que ha considerado un compromiso personal que ha incorporado a su trayectoria como realizadora.

En este filme recrea la situación personal de cada uno de los violadores de un episodio real que en su momento suscitó la indignación en la India, provocó dimisiones e incluso motivó “un cambio radical en la legislación” pese a lo cual, ha precisado, no se ha logrado el objetivo. “Por eso hago películas como ésta”, ha remarcado.

El cine como denuncia, promotor debates y agitador de conciencias sociales ha predominado esta jornada en la 61ª Seminci donde también ha concursado “King of the belgians”, de Peter Brosens y Jessica Woodworth, una divertida y aleccionadora comedia rodada en 2011, cinco años antes del Brexit, sobre las fronteras, el valor real de la UE y la difícil convivencia geopolítioca en el primer mundo.

De visita oficial en Turquía, el rey de los belgas debe regresar inmediatamente a su país para restañar una grave crisis política interna a través de un viaje que, por una serie de imponderables, realiza por tierra cruzando Turquía, Bulgaria, Serbia y Albania.

Existe un conexión temática con cuestiones sociales como la de los refugiados y las entradas ilegales en Europa, pero el guión “fue escrito antes de todos estos problemas que hoy están ocurriendo en Europa, la película va por delante de los hechos”, ha manifestado el realizador Peter Brosens.

Otra de las intenciones han sido la de “eliminar las barreras que separan a las comunidades belgas, muy polarizadas entre francófonos y flamencos”, ha añadido.

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