'The Book', la guía para reconstruir la civilización tras un desastre nuclear que triunfó gracias al 'crowdfunding'
No son muchas las veces en las que las ideas más alocadas terminan en proyectos de gran repercusión. Una de estas raras ocasiones fue cuando el empresario ruso Vsevolod Batishchev se vio atrapado por la pandemia en Japón en la primavera de 2020 y tuvo, en los inicios del confinamiento, la sensación de que aquello podía ser el fin de la civilización mientras caminaba por las antes atestadas calles de Tokio, que en aquel momento yacían totalmente desiertas.
De sus elucubraciones de entonces nació un libro único por sus dimensiones, peso y objetivos, así como por la calidad de sus casi 700 ilustraciones: The book. La guía definitiva para reconstruir la civilización, que ahora estrena la versión española de la mano de Duomo Ediciones. Se trata de un libro visual, que combina textos, esquemas y mucha ilustración, en la línea del recientemente reeditado Casa de hojas, también por Duomo, que ha apostado por este tipo de proyectos de gran exigencia y complejidad.
También, por temática, se asimila a Abrir en caso de apocalipsis (Debate, 2015), el visionario libro que desglosa cuáles son los conocimientos fundamentales necesarios para reconstruir nuestra civilización en las mismas circunstancias que consideraba Batishchev. Pero quizás lo más fascinante de esta obra sea el relato de su génesis: tanto cómo se gestó la idea como el medio para conseguir el dinero para llevarlo a cabo, así como los espectaculares resultados de la búsqueda de la financiación, en la plataforma de crowdfunding Kickstarter, que cuenta el proyecto como uno de los más exitosos de su historia.
Vacaciones confinadas en Japón
“Fui con mi mujer a Tokio por turismo justo antes del confinamiento, totalmente ignorante, como tanta otra gente, de lo que se nos venía encima”, cuenta por videoconferencia desde Dubai Batishchev, que desvela que cuando llegaron a la ciudad, todos los hoteles estaban cerrados, así que las autoridades tuvieron que habilitar alojamientos para turistas atrapados. “Estando encerrados allí, decidimos movernos a la isla de Naoshima”, prosigue.
Se trata de la llamada “isla del arte” en el mar de Seto, entre las islas mayores de Honshu y Shikoku, un espacio con apenas un hostal en un entorno natural deshabitado en el que solo se puede circular andando o en bicicleta. En Naoshima se encuentran diversos museos pertenecientes a fundaciones privadas que atesoran importantes obras, además de un parque escultórico al aire libre en el que destacan las célebres calabazas de la artista pop Yayoi Kusama. Los japoneses van y vienen en ferry para pasar el día durante los fines de semana, pero entre semana apenas vive gente.
“Nos fuimos allí a pasar el confinamiento porque nos permitía movernos con total libertad”, explica Batishchev, que asegura que prácticamente eran los únicos habitantes de la isla en aquel momento. “En aquel entorno me sentí una especie de Robinson Crusoe y comencé a especular sobre cómo sería un mundo sin todos los avances de la civilización, un mundo tal vez posnuclear en el que Rusia y EEUU o China hubieran apretado el botón”. Seguidamente se pregunta: “¿Sería tal vez como Naoshima? Quizás no hiciera falta una guerra: puede que la misma pandemia, si los gobiernos perdían el control, acabase con la humanidad”, reflexiona.
El mundo necesita una guía para reconstruir la civilización
De aquellas ensoñaciones, Batishchev sacó una conclusión principal: “No existía ninguna guía para reiniciar la civilización una vez desaparecida; para construir casas, calefacciones, neveras para conservar los alimentos, también para tejer vestidos, etc.”. Asegura que se lo planteó “medio en broma, pero también medio en serio; en plan de que tal vez no sería una mala idea crear una suerte de enciclopedia visual que permitiera hacerse una idea de cómo funcionan los principales inventos de la humanidad”.
Fue al final de la pandemia, al regreso a su domicilio habitual, cuando este emprendedor contactó con un antiguo socio suyo, Timur Kadyrov, con el que había compartido un negocio franquiciado de escape rooms en el pasado. “Con la pandemia, lógicamente, él también había sufrido mucho en el negocio, así que estaba pensando en cambiar de sector cuando le comenté mi idea de la guía ilustrada”, apostilla Batishchev que, no obstante, deja claro que planteó el proyecto como una distracción: “Una propuesta editorial para un libro de ilustraciones que estimulara la curiosidad de quienes lo abrieran, como nos pasaba a todos en nuestra infancia [analógica] al abrir un tomo de aquellas voluminosas enciclopedias”.
Al parecer, a Kadyrov la idea le gustó: “Timur pensó que podía funcionar a nivel de negocio, que era un producto atractivo como libro de ilustraciones”. El siguiente paso fue buscar financiación, por lo que optaron por salirse de los circuitos editoriales tradicionales y apostar por la plataforma de crowdfunding Kickstarter. Contactaron para ello con un experto en estas operaciones llamado Artur Stelmakh, también ruso, que se convirtió en el tercer socio de la operación.
Tercer proyecto editorial más exitoso en Kickstarter
Cuenta Batishchev que una vez perfilado el proyecto, lo lanzaron a principios de 2021 a la plataforma. Entonces llegó la sorpresa rotunda: “Teníamos presupuestado que el proyecto podía funcionar con 300.000 dólares, pero en una sola semana habíamos recaudado ya un millón”. Posteriormente, alcanzarían los 2,3 millones de dólares en la que es la tercera operación de este tipo más exitosa de la plataforma.
“A partir de ahí, asumimos que el proyecto había dejado de ser una broma y teníamos que ponernos seriamente con él”, explica este emprendedor. “Estuvimos meses reclutando ilustradores, diseñadores, escritores... pero sobre todo hablando con científicos”, puntualiza. Aclara que “las conversaciones con los científicos nos consumieron la mayor parte del tiempo de trabajo”, pero “fueron fundamentales para tener el rigor necesario y el entendimiento de la base científica de cada invento de la humanidad, de modo que nuestros ilustradores lo pudieran trasladar a sus dibujos para que fuera comprensible”.
Con la base científica clara, procedieron a desarrollar todas las ilustraciones con una jerarquía que priorizó los inventos más elementales para, con ellos, ir escalando en el desarrollo de lo que se dio a llamar The Book. La guía definitiva para reconstruir la civilización. Son cerca de 700 ilustraciones las que componen el libro en impresión de alta calidad a lo largo de 405 páginas, y cada una de ellas condensa meses de investigación y trabajo de un equipo ingente de personas coordinadas online.
Un libro enorme
El problema era que el resultado fue un libro enorme, que mide 34,7 centímetros de alto y 23,8 de ancho. Además, pesa más de dos kilos y su precio de venta al público alcanza los 120 euros. Con un producto así, explica Batishchev, resultaba complicada una distribución física global mediante distribuidores tradicionales. Así que tuvieron que crear su propia empresa de publicación y distribución, a la que llamaron Hungry Minds (mentes hambrientas). Su logo es la cabeza de un hombre de finales del siglo XIX comiéndose una bombilla. Hungry Minds tiene un equipo de una veintena de personas que trabajan distribuidas a lo largo y ancho del planeta y que se reúnen dos veces al año en las oficinas centrales de Bali, donde vive Kadyrov.
Para la impresión, pensaron, como la mayoría de las grandes editoriales actualmente, en China, “Timur [Kadyrov] visitó un par de imprentas y al final nos decidimos por una que tenía, además, unos enormes almacenes, de modo que pudiera almacenar nuestro libro”, comenta el cofundador de Hungry Minds. Aun así, reconoce que en la empresa de impresión terminaron almacenando los libros incluso dentro de las oficinas, dado su volumen.
“Hemos vendido por el momento cerca de 400.000 ejemplares”, principalmente utilizando canales de distribución online diferentes a los tradicionales, incluidas plataformas como Amazon“, presume el empresario ruso, que añade que el libro se ha traducido al japonés, español, francés, inglés y húngaro. ”Pronto estarán disponibles versiones en chino e italiano“, apostilla con orgullo y subraya: ”Hace poco se ha lanzado la versión española“.
De todos modos, preguntado Batishchev sobre si cree que en caso de desastre nuclear la guía sería útil a los últimos supervivientes de la tierra para reconstruir la civilización, contesta con total sinceridad que no: “Somos conscientes de que con nuestra guía no se puede reconstruir la civilización, porque no contamos cómo conseguir todos los materiales adecuados, entre otras cuestiones”.
“Además, un libro tan voluminoso es difícil de cargar en caso de desastre nuclear”, bromea. Pero reitera que puede resultar muy inspirador y entretenido de consultar, además de suponer un gran estímulo para la curiosidad. Con sus numerosos dibujos y esquemas, a los de cierta edad, sin duda The book nos hará sentir aquella lejana sensación de fascinación y curiosidad de nuestra infancia al abrir las voluminosas enciclopedias que atesoraban nuestros progenitores en sus solemnes anaqueles.
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