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Olga Tokarczuk y Peter Handke, premios Nobel de Literatura

Olga Tokarczuk y Peter Handke, premios Nobel de Literatura 2018 y 2019, respectivamente

Mónica Zas Marcos / José Antonio Luna

Olga Tokarczuk y Peter Handke son los ganadores del Premio Nobel de Literatura 2018 y 2019, dos galardones otorgados en la misma ceremonia debido al bochornoso escándalo sexual que llevó a suspender el del año pasado. Lo ha anunciado este mediodía el secretario permanente de la Academia sueca, Mats Malm, en la sede de Estocolmo. El premio está dotado con una medalla de oro, un diploma acreditativo y una cantidad en metálico de 830.000 euros (nueve millones de coronas suecas).

La primera, que recibe el premio correspondiente a 2018, es una escritora polaca que ha sido destacada por el jurado por “su imaginación narrativa que con pasión enciclopédica representa el cruce de los límites como forma de vida”. El austriaco Peter Handke, por su parte, ha sido galardonado este año “por su trabajo influyente que con ingenio lingüístico ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”.

Olga Tokarczuk nació 1962 en Sulechów (Polonia). Hizo su debut como escritora de ficción en 1993 con El viaje de los hombres-libro. Pero fue con su tercera novela cuando despegó en el mundillo literario, titulada Prawiek i inne czasy (1996) (En un lugar llamado antaño).

La Academia sueca destaca de la escritora que “nunca ve la realidad como algo estable o eterno”. Y que construye sus novelas creando “tensión entre los opuestos culturales: naturaleza versus cultura, razón versus locura, hombre versus mujer, hogar versus aislamiento”.

Aunque su nombre es sinónimo de superventas en su país, fue la primera polaca en alzarse con el premio Man Booker Prize. También es licenciada en Psicología, ha publicado ocho novelas y dos colecciones de cuentos, y es la coorganizadora de un festival literario. La temática de su obra transita entre la parapsicología, la realidad política de Polonia y Ucrania o la mitología sumeria, pero toda ella ha sido destacada por su “ agudeza, imaginación y estilo literario”.

Peter Handke, por su parte, nació en 1942 en un pueblo llamado Griffen, en el sur de Austria. Su debut literario, Die Hornissen (Los avispones), se publicó en 1966. Más tarde, en 1969, lanzó Ofender a la audiencia, en la que cuatro actores analizan la naturaleza del teatro y se dedican a insultar al público y a elogiar su propia actuación.

Handke ha protagonizado diversas polémicas. La más sonada es cuando fue acusado de ser simpatizante de la causa serbia de Slobodan Milosevich, juzgado por el Tribunal de la Haya y finalmente exonerado su responsabilidad en supuestos crímenes de guerra. El austriaco asistió al funeral de Milosevich, celebrado en Belgrado en 2006.

Caminante infatigable y amante del silencio, ha viajado en numerosas ocasiones por España y en sus obras aparecen referencias a esas experiencias y a la literatura española. Por ejemplo, Ensayo sobre el cansancio (1989) lo escribió en Linares; Ensayo sobre el jukebox (1990), en Soria; y la novela En una noche oscura salí de mi casa sosegada (1997), hace referencia a un conocido poema de San Juan de la Cruz.

La decimoquinta mujer de la historia

Por primera vez las mujeres eran mayoría en las quinielas a recibir el premio más prestigioso de las letras, algo notable especialmente teniendo en cuenta que desde 1901 solo ha reconocido a 14 escritoras en un palmarés de 116 autores. Tokarczuk se encontraba entre las siete favoritas, pero por detrás de otras como las canadienses Anne Carson y Margaret Atwood, o la antillana Maryse Condé.

Porque, aunque el Nobel no es algo fácil de vaticinar, como demuestra el otorgado en 2017 al escritor británico Kazuo Ishiguro o el del año anterior a Bob Dylan, esta era una buena oportunidad para sacudirse la caspa machista valorando la carrera de alguna de escritora.

A esta balanza tan poco equilibrada se suma la ya mencionada polémica que llevó a suspender los premios por primera vez desde 1949. Jean Claude Arnault, marido de la académica Katarina Frostensson, fue considerado culpable del primero de los dos casos de violación de los que estaba acusado, ambos cometidos en 2011 y contra la misma mujer, y sospechoso de las filtraciones previas al anuncio del ganador que han abundado durante los últimos años.

Al estallar el escándalo, ocho académicos a su puesto vitalicio. Además, la institución cortó la relación con el Arnault y encargó una auditoría, que concluyó que no había influido en decisiones sobre premios y ayudas pero que el apoyo económico recibido de la Academia por su club literario incumple las reglas de imparcialidad al ser su esposa copropietaria.

Esa es la razón por la que la Academia Sueca aplazó por primera vez en siete décadas el Nobel de Literatura: una crisis que mezcla filtraciones, escándalos sexuales y dimisiones. Para esta ocasión, según publicaron en un comunicado, se han “implementado varios cambios importantes” y han “modificado la composición del comité para que no incluya miembros asociados con los eventos anteriores”.

Quedará esperar para comprobar si estos reconocimientos de otorgados 2019 son suficientes para subsanar la falta de confianza y el debilitamiento de la institución.

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