¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
El derecho a la protesta se defiende protestando
Hubo un tiempo reciente en el que se decía que la política era cosa de políticos, se toleraba la corrupción como un mal menor y te preguntaban insistentemente por qué no te comprabas una casa, que siempre salía mucho mejor que el alquiler. Un tiempo reciente en el que gran parte de la ciudadanía sentía suficiencia y se comprometía por el desarrollo de lugares lejanos, sin haberse detenido mucho en saber qué era eso del desarrollo, y sin atender al despiporre del derroche institucional que clamaba en su propia tierra.
Todo eso ya cambió. Ahora el compromiso con la lucha contra el empobrecimiento de la población de otros países aquí parece que importa poco. “¡Primero ayudemos a los de aquí y luego ya veremos!” Gritan unos mientras otros saquean de forma descarada las arcas públicas en beneficio de empresas y banqueros. El futuro se presenta indescifrable, y lo que un día fueron líneas rojas, derechos de la ciudadanía intocables, ahora se presentan como ensoñaciones para los desanimados y utopías aún al alcance para quienes despertaron.
Ahora se discuten hasta los elementos más básicos de una Democracia. Son incómodas para el gobierno las expresiones pacíficas de la ciudadanía que reclama lo que es, o era, suyo. Incomoda esa ciudadanía que reivindica una mejor democracia, que se inmiscuye en sus asuntos con tal de erradicar la lacra de la corrupción y que habla de cuestiones tan extravagantes como el acceso a los bienes que no deberían ser de nadie sino comunes.
Este es el país de los jóvenes que se marchan a quién sabe dónde en busca de lo que aquí se les prometió para luego serles negado. Este es el país en el que quien gobierna lo hace para quien les financia y no para la un pueblo que dejó de ser soberano y ahora es enemigo cuando protesta. Este es el país que luchó décadas atrás por la democracia y que ahora se moviliza contra la reinstauración del autoritarismo y el Estado policial a través de las Leyes Mordaza.reinstauración del autoritarismo Leyes Mordaza
“¡Seguiremos en las calles!” Gritan quienes persisten en la lucha por poder seguir haciendo asambleas en la calle sin que le cueste 600 euros, por manifestarse frente al congreso sin tener que pagar los 30.000 que no tiene y que denuncia que a un periodista le salga a 30.000 euros difundir la agresión de un policía a un manifestante. Luchan, luchamos, para que no se legalice las ilegales y vergonzosas “devoluciones en caliente”, o para que no se multe por “deslucimiento de la vía pública” al indigente que duerme en las plazas.
Desde la plataforma No Somos Delito, habiendo reunido a más de cien colectivos, organizaciones, juristas y activistas, se incide una y otra vez en que el derecho a la protesta se defiende protestando. Y ya sea en persona o apareciendo como hologramas frente al Congreso llama a la movilización contra la desfachatez de quienes desprecian los fundamentos más básicos de cualquier Democracia.
Cómo acabará esta historia no lo sabemos. De lo que sí somos conscientes es que queda poco para que se cierre este capítulo. ¿Se cristalizará el golpe al Estado Democrático de Derecho? ¿O bien echaremos del poder a quienes se defienden de la indignación ciudadana mediante sus Leyes Mordaza? El destino sigue estando en nuestras manos. Dentro de poco podremos actuar desde las urnas y, por supuesto, seguiremos teniendo la calle, que por algo es nuestra.
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¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.