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El FMI pronostica un déficit del 9,5% y que la deuda suba al 113% del PIB para España en 2020 por el coronavirus

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva,

Rodrigo Ponce de León

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La pandemia de la COVID-19 y sus consecuencias económicas causarán un aumento importante de los déficits fiscales y de la deuda pública de la mayoría de los países del mundo, según el informe Fiscal Monitor de abril de 2020, elaborado por el Fondo Monetario Internacional. Debido a la necesidad de incrementar el gasto sanitario, a lo que hay que sumar las ayudas a los diferentes colectivos afectados por el coronavirus más la caída de ingresos por el paro de la actividad hace que el FMI prevea que España termine 2020 con un déficit del 9,5% y que la deuda escale al 113% del PIB.

El salto es importante para España. Aunque en 2019 se rompió la tendencia de reducción de los números rojos de la administración española con un incremento del déficit hasta el 2,64%, tras siete años seguidos de recortes, si se cumple el pronóstico del FMI nuestro país desandaría un camino recortes y sacrificios, que afectó especialmente a los más vulnerables, para volver a 2010 cuando las cuentas públicas tuvieron un roto del 9,53%, es decir, 102.193 millones de euros.

En el caso de la deuda se alcanzaría registros no conocidos por los españoles en más de cien años. Hay que remontarse al Tratado de París en 1898, que dio por finalizada la guerra entre España y Estados Unidos por la que se perdió Cuba y otros territorios de ultramar, en el que la deuda cubana fue asumida por nuestro país con lo que la deuda subió al 123,6% del PIB. Durante la Guerra Civil no se recogieron datos sobre la evolución de la deuda, pero antes del inicio del conflicto estaba sobre el 60% del PIB y cuando el ministro de Hacienda en el Segundo Gobierno nacional -el primero tras finalizar la contienda en 1939-, José Larraz López, restablece el pago de la deuda se sitúa en el 59,9% del PIB. Algunos historiadores ponen en duda estás cifras y aseguran que el régimen dictatorial maquilló los datos para no recoger en su totalidad el coste de la guerra.

La recesión que sufrió España en 1993 con un paro que llegó al 24%, más las facturas de los fastos que celebro España en el 92, elevaron la deuda al 65,4% del PIB. Posteriormente, la crisis financiera de 2008 volvería a disparar los números rojos de España alcanzando el pico en 2014 en un 100,7% del PIB. El impacto económico del coronavirus en 2020, con una caída del PIB del 8% y una tasa de paro en el 20,8%, llevará la deuda de España, según el FMI, al 113% del PIB español, lejos del 95,5% con el que se cerró 2019 y aún más distante de las previsiones del Gobierno, que pretendía reducir el agujero al 94,6% del PIB este año.

Si se cumplen las previsiones del FMI, está por ver cuál es la respuesta de la Unión Europea ante un déficit y una deuda disparadas. De hecho, en el acuerdo de ayudas por el coronavirus se desliza que “los Estados seguirán comprometidos con los fundamentos económicos y financieros, de conformidad con los marcos de coordinación y vigilancia económica y fiscal de la UE, incluida cualquier flexibilidad aplicada por las instituciones de la UE”, es decir, se mantiene la espada de Damocles sobre los números rojos de los Estados, pese a la contracción económica.

Esta presión sobre los presupuestos de los Estados de la UE tiene lugar pese a que muchos de los países europeos no se escapan de un gran agujero en sus cuentas públicas. Así, el déficit de los países del Euro se elevará al 7,5%, con un incremento generalizado donde el FMI destaca a Alemania (-5.5%), Italia (-8,3%) y Francia (-9,2%), además de España. En el resto de las economías, el organismo multilateral pone el acento por su preocupación por los déficits de Estados Unidos (-15,4%) y China (-11,2%), además de subrayar el agujero presupuestario del Reino Unido (-8,3%) o Japón (-7,1%).

Alerta por el crecimiento de la deuda

El FMI calcula que los déficits fiscales generales se amplíen más en las economías avanzadas, reflejando en parte “una contracción económica más pronunciada” que en economías emergentes y en desarrollo mientras que “la deuda mundial de los Gobiernos se estima que aumente en 13 puntos porcentuales para alcanzar el 96,4% del PIB en 2020”, cuando en 2019 estaban en el 83% del Producto Interior Bruto.

Las alertas del Fondo por la deuda han sido constantes en los últimos años y en este informe no es diferente. En el informe recuerda que “la deuda mundial (pública y privada) alcanzó los 188 billones de dólares (226% del PIB) en 2018, según la Base de Datos de la Deuda Global del FMI. La deuda pública media de las economías avanzadas se estabilizó en el 100% del PIB en la década de 2010, en comparación con el 74% en 2007, y ahora se prevé que aumente sustancialmente como resultado de la crisis”.

De esta manera, el FMI prevé que la deuda pública de Estados Unidos se eleve al 131% del PIB en 2020, Japón (251,9%), Francia (115,3%), Italia (155,3%) y, aunque en la mayoría de países el incremento es notable, hay naciones que tienen margen para aplicar mejor políticas fiscales como Alemania (68,7%) o China (64,9%).

El FMI recuerda que “el elevado endeudamiento y el aumento de los costos del servicio de la deuda dificultan la aplicación de políticas fiscales anticíclicas. Asimismo, como el acceso a la financiación se ha convertido en un reto para empresas, y a medida que el sector público interviene con préstamos y garantías aumentan los riesgos fiscales”.

Las estimaciones del organismo que dirige Kristalina Georgieva determinan que “un importante aumento de los déficits fiscales y los coeficientes de deuda pública en comparación con las proyecciones anteriores”. El FMI lo justifica con que “a medida que la producción disminuye, los ingresos caen aún más bruscamente -se prevé que los ingresos sean un 2,5% del PIB mundial más bajos en la línea de base para 2020 que lo proyectado en el informe de octubre de 2019)-”.

“La interrupción del suministro y el debilitamiento de la demanda afecta negativamente al empleo y al crecimiento, reduce los ingresos del gobierno y coloca presiones añadidas sobre las finanzas públicas de los países, con una elevada deuda y las vulnerabilidades asociadas que limitan el alcance de las medidas fiscales adoptadas contra el coronavirus.

3,3 billones de dólares para solventar la crisis

Además el Fondo recuerda la necesidad de dedicar grandes cantidades de dinero a las “necesidades sanitarias” y el coste de poner en marcha “medidas fiscales y de gasto para apoyar a las personas y las empresas”, que el fondo estima “en 3,3 billones de dólares a nivel mundial”.

El FMI pone especial énfasis en la mala situación de los países emergentes y en desarrollo que “se enfrentan a múltiples conmociones”, con un “abrupto empeoramiento de las condiciones de financiación y una débil demanda externa”, que tira hacia abajo los precios de las exportaciones de productos básicos, una fuente fundamental de ingresos para estos países. El Fondo admite que pese a “los esfuerzos mundiales para aliviar las limitaciones de financiación” de estos países, no será suficiente para cumplir con los gastos sanitarios y, al mismo tiempo, cubrir los costes de los servicios públicos fundamentales (transporte, energía...) y la protección social.

De hecho, el FMI anunció el pasado lunes la aprobación de subvenciones para aliviar la deuda de 25 países pobres, la mayoría en el continente africano, para que dediquen recursos a combatir el coronavirus.

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