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JPMorgan, el gigante financiero que sale de las crisis siendo más grande a costa de bancos quebrados

Vista de una sede de JPMorgan en Nueva York, en una fotografía de archivo.

Diego Larrouy

3 de mayo de 2023 22:21 h

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Esta semana se ha vivido la crónica de una muerte (bancaria) anunciada. El First Republic Bank de EEUU ha terminado cayendo tras dos meses de dudas sobre la entidad iniciadas con el colapso del Silicon Valley Bank y de Signature Bank. El grupo bancario intervenido este lunes estaba señalado desde entonces y el rescate en forma de depósitos que hicieron los grandes bancos hace semanas apenas ha servido para dar una vida extra a la entidad. Es el segundo mayor descalabro bancario en la historia de EEUU, solo superado por Washington Mutual, en 2008. First Republic y Washington Mutual tienen otra cosa en común: ambos han acabado en el balance de JPMorgan.

El gigante bancario estadounidense ha mostrado su capacidad de salir de las distintas crisis financieras más grande de cómo entró. JPMorgan es actualmente el mayor banco de EEUU y uno de los cinco más grandes del mundo. Las últimas dos décadas han estado marcadas para la entidad por continuas operaciones de fusión y absorción de bancos regionales o de mediano tamaño que han ido incrementando su presencia en todo EEUU y en nuevos negocios. Algunos de ellos, a precio rebajado por encontrarse en situación de colapso.

La agencia Bloomberg publicó esta semana un listado con las mayores quiebras en EEUU desde el año 2000. La lista la componían seis entidades. Tres de ellas cayeron en 2008 y 2009, víctimas de los desmanes financieros que arrasaron con numerosos bancos en EEUU y Europa, y otras tres en la actual crisis. First Republic, Silicon Valley y Signature ocupan la segunda, tercera y cuarta plaza. Indy Mac y Colonial Bank cierran el listado de quiebras en las que tuvo que intervenir la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, en sus siglas en inglés).

Tras una puja que se ha resuelto en pocos días, JPMorgan se ha hecho con First Republic Bank. En concreto, el gigante bancario pagará 10.600 millones de dólares a la FDIC después de que esta interviniera la entidad y la cerrara tras las constantes dudas sobre su continuidad. A cambio, se hará con los 93.500 millones de dólares en depósitos que quedaban en el banco –en el primer trimestre habían salido 100.000 millones de la entidad– y la mayor parte de sus activos. Antes de la crisis bancaria iniciada por el SVB, First Republic Bank tenía una valoración bursátil de 25.000 millones de dólares.

No es la primera vez que JPMorgan sale a pescar en el río revuelto de las quiebras bancarias. En 2008, la entidad adquirió Washington Mutual, un grupo bancario que la FDIC intentó forzar que se vendiera a otro competidor durante semanas por la delicada situación de su balance debido a la crisis bancaria. Finalmente fue intervenido, con más de 300.000 millones de dólares en activos, y vendido a JPMorgan. Tuvo que desembolsar 1.900 millones de dólares por este grupo de bancos tras la salida acelerada de depósitos que habían dejado a la entidad sin liquidez. Incluso fruto de aquella adquisición, con los años, JPMorgan ganó una demanda a la FDIC por la que ingresó otros 645 millones.

Apenas seis meses antes de que JPMorgan se hiciera con Washinton Mutual, el gigante bancario ya había adquirido otra entidad en quiebra. En las últimas semanas se han cumplido 15 años de la caída de Bear Stearns, un banco de inversión que se metió de lleno en los derivados financieros sobre hipotecas, el germen de la caída del sector en 2008. JPMorgan, que por aquel entonces no era el primero sino el tercer banco de EEUU, se hizo con la entidad por unos 236 millones de dólares, un 93% menos que el valor que tenía el banco antes de la caída. Las crónicas de la época destacaban que solo el edificio de la sede del banco, situado en pleno Manhattan, tenía un valor de mercado de 1.200 millones de dólares, dando muestra del estado del balance.

Sanción por sobreestimar el valor de hipotecas

JPMorgan salió de la crisis, eso sí, con una importante sanción del Departamento de Justicia de EEUU en 2013 de 13.000 millones de dólares por haber sobreestimado el valor de las hipotecas que se vendieron a inversores antes de la crisis financiera. El banco acordó esta sanción con las autoridades tras una larga negociación, pero no tuvo efecto en su balance por encontrarse este dinero reservado por la entidad.

La última adquisición, First Republic, le da acceso a JPMorgan a una importante cartera de clientes de alto patrimonio y de gestión de activos. Inversores inmobiliarios o clientes ricos llegaron a First Republic durante los últimos años por la promesa de liquidez sencilla a través de préstamos muy baratos para sus actividades. En tan solo cuatro años, el banco cuadruplicó su negocio. El modelo de actividad era distinto al del Silicon Valley Bank, pero ambos cuentan con puntos en común como el rápido crecimiento durante la época de bajos tipos de interés. Algunos de los problemas del First Republic se han encontrado en el gran volumen de préstamos muy baratos cuyos deudores todavía tienen tiempo hasta empezar a devolverlos. Esta cartera es la que ha demorado que se encontrara un nuevo comprador, hasta la llegada de JPMorgan.

“Esto se está acercando al final y, con suerte, esto ayudará a estabilizar todo”, dijo el presidente ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon, en una llamada con periodistas el pasado lunes. Dimon es uno de los apellidos fundamentales para comprender el sector bancario estadounidense de las últimas dos décadas: se le considera el artífice de haber convertido su entidad en la más grande de EEUU y una de las mayores de todo el mundo.

Preocupación por el tamaño

JPMorgan es, en realidad, un conglomerado de bancos que se han ido sumando en las últimas décadas hasta convertirse en lo que es hoy. El año 2000 se toma de referencia porque fue la unión de JPMorgan y Chase, dos históricos grupos financieros de EEUU que se fusionaron creando uno de los mayores actores del sector en el país. Tras ello llegó también en 2004 Bank One, de donde procede el propio Dimon, que ha dirigido desde entonces este gigante bancario.

Ahora se suma First Republic a una larga lista de bancos engullidos por la gran rueda financiera. La operación vuelve a ir en contra del mantra tras 2008 de que los bancos demasiado grandes para caer eran un problema sistémico. Así lo han atestiguado distintas voces en EEUU como la senadora Elisabeth Warren, del ala más progresista del Partido Demócrata, que aseguró que “la quiebra del First Republic Bank muestra cómo la desregulación ha empeorado aún más el problema del 'demasiado grande para quebrar' (Too big to fail)”.

JPMorgan, hasta ahora, había evitado pujar por bancos estadounidenses puesto que al ser la primera entidad del país habría superado la barrera del 10% del total de depósitos que limitan las regulaciones de competencia en el país. Sin embargo, al ser una compra a través de una quiebra, esta limitación se puede pasar por alto por parte de los reguladores. En esta línea, un editorial del Financial Times señalaba esta semana que aunque el acuerdo es bueno para la estabilidad a corto plazo del sector bancario, sería más adecuado que los bancos medianos de EEUU, los más señalados en esta crisis, se fusionaran entre ellos. “Esta operación podría ser perjudicial para la competencia y convertiría a la entidad aún más en un banco demasiado grande para caer”, señalaba el diario financiero.

De nuevo, como ocurriera hace 15 años, JPMorgan sale de una crisis bancaria más grande que cuando entró.

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