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La extraordinaria aventura de Arobi, un libro infantil que acerca a la ciencia de forma divertida

Una niña leyendo.

E. García

Sí, definitivamente, La extraordinaria aventura de Arobi les va a entusiasmar a tus hijos, sobrinos o nietos, sobre todo, si son niñas. ¿Por qué? 

Pues, primero, porque concentra todos los ingredientes que debe incluir un libro infantil: una protagonista que dé juego, en este caso, Arobi, una niña inventora apasionada por la ciencia; un coprotagonista que la acompañe como Sancho a Don Quijote en sus aventuras; un enemigo que caiga mal a los lectores porque puede hacer mucho daño a la Humanidad, léase la multinacional tecnológica Cronofex; unos cuantos peligros a salvar con la ayuda de otros personajes y, cómo no, mucho humor.

Segundo, porque es un libro muy fácil de leer, con bonitas ilustraciones que sirven, entre otras cosas, para mostrar a los niños qué necesitan tener para imitar los pasos de construcción y cómo quedan los inventos que la pequeña Arobi va sacando de su ingeniosa cabeza para resolver situaciones o hacer magia con la ciencia a lo largo de la trama. 

Tercero, esa trama a los chavales les va a enganchar porque, después de construir a su robot Miguelito para presentárselo al dueño de la empresa que más admira en su excursión escolar, Arobi se ve inmersa en una colosal hazaña con viajes temporales, maquinaria inteligente, robots abandonados, hormigas gigantes, avispas robots, tierras asoladas por la mano humana.

Cuarto, en su aventura, la pequeña inventora irá descubriendo el valor de la amistad, lo interesantes que son los viajes, las otras culturas y los demás idiomas; así como la valía de muchas mujeres científicas ignoradas por la historia, que sirven como modelos a imitar por otras chicas, hasta el punto de que Arobi se convierte en una heroína empeñada en salvar al planeta de una malvada amenaza, dando ejemplo de valentía e inteligencia.

Y quinto, pero no menos importante, es muy probable que tus descendientes se enamoren de la ciencia y se animen con las matemáticas, que son la base fundamental para convertirse en científicos de Nobel, como sueña la pequeña Arobi. 

Mucho más por aprender

Quizá hasta se animen a leer otro libro infantil como Martín el Científico, que es otra de las publicaciones de La Ciencia de Jaun. Se trata de un portal especializado en ciencia y tecnología, con cantidad de posts, aplicaciones, efemérides científicas, experimentos, historias y explicaciones enfocadas para su aprovechamiento didáctico y para disfrutarlas en familia. 

En su blog, se recogen multitud de artículos orientados a despertar la curiosidad de los niños y los adultos sobre estas materias con una perspectiva pedagógica y divertida, como las propuestas de manualidades, muy sencillas de entender y de emular sin riesgos, siempre con la supervisión de un adulto, claro.

Incluso disponen ya de una tienda con artículos tecnológicos educativos que ayudarán a padres y profesores a profundizar en su particular visión de la ciencia y la tecnología. Ahí mismo puedes encargar La extraordinaria aventura de Arobi, editado por la editorial Lantia, siguiendo ideas, coordinación, escritos y bocetos de Eneko Huarte-Mendicoa.

El cual explica que, su intención cuando ideó está historia fue que sus hijos se interesaran por la ciencia y la tecnología a través de aventuras infantiles que les pudieran atrapar: “básicamente, como no encontré ningún libro que contuviera aventura, ciencia, experimentos y humor, decidí que quería crear el libro que me gustaría que leyeran mis hijos”.

La colorida portada y las ilustraciones en blanco y negro son de Martín Melogno y las ilustraciones a color, de  Daniel Naranjo. Por su parte, las ilustraciones de los experimentos, corren a cargo de Andrea (Kokoan). Es decir, todo un trabajo en equipo que le da muy buena calidad al proyecto, para que los niños y niñas no lo quieran soltar y tengan muchas ganas de hacer todos los experimentos y, sobre todo, de aprender más sobre ciencia.

El autor recomienda a los futuros científicos que “pregunten, prueben, lean, observen y se diviertan”. Y, a los progenitores, “que aprendan conjuntamente con sus hijos y con su curiosidad de forma desenfadada y con humor. Divertirse aprendiendo entre mayores y pequeños es una buena forma para que la curiosidad se convierta en conocimiento”, concluye Eneko Huarte-Mendicoa.

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