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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Segunda fase de la marcha a la Cumbre del Clima de Glasgow

Marcha a la Cumbre del Clima de Glasgow

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Condiciones meteorológicas optimas, temperatura agradable, test COVID-19 semanal negativo. Aparcados los problemas de la furgoneta que no tuvieron en vilo tres días, el único motivo de intranquilidad son las carreteras. Gran Bretaña no es un país para peatones. Hay una enorme dependencia del vehículo privado. Habitar en vivienda unifamiliar supone tener a la puerta de casa hasta tres coches, que cada mañana colapsan incluso pequeños núcleos urbanos.

6 Oxford – Adderbury

La gente que nos acompañó al entrar en Oxford nos despide al día siguiente con gran alarde de banderolas, pancartas y el estruendo de la batucada. Tenemos por delante una carretera con mucho tráfico. Discurre por terreno agrícola labrado para la siembra.

Caminamos por la campiña inglesa, cuyo horizonte semeja un mar arbolado con olas sinuosas. Sus verdes lomas recuerdan una novela llevada a la pantalla: “El inglés que subió una colina pero bajó una montaña”. Esa simbólica elevación identificada como Garth Hill o Garth Mountain está en Gales, al otro lado del Canal de Bristol, apartada de nuestro itinerario. Es una cota de 1.007 pies, equivalentes a 307 metros. 

Mediada la etapa, para hacer más atractivo el recorrido, además de reducir el riesgo de atropello, tomamos una ruta secundaria con poco trafico, que lleva a North Aston. En esta aldea nos alcanza la furgoneta. Comemos en un área recreativa y volvemos a la carretera principal, pasando por Deddington antes de concluir el recorrido en Adderbury.

La furgoneta y un coche nos devuelven a Deddington, donde nos esperan para cenar en un edificio con patio interior. Tras una larga sobremesa, gente del lugar nos lleva a dormir a su casa. El acuerdo de organizar nuestra acogida lo tomaron en un chat comunitario. Deddington tiene unos 2.000 habitantes. Las casas de piedra tiene el color marrón oscuro del óxido de hierro. En Adderbury son 3.000 personas. Destaca una iglesia del siglo XIII. Se conserva un edificio de la comunidad cuáquera.

7 Adderbury – Princethorpe

Reanudamos la marcha retornando a Adderbury en vehículos. El tráfico es intenso. Donde no hay aceras además de riesgo y ruido supone fuerte tensión. Apretamos el paso para llegar temprano a Banbury. Nos esperan junto a la estatua ecuestre femenina inspirada en la canción infantil Fine Lady of the Banbury Cross. Se refiere a una bella dama que monta un caballo blanco y representa a la primavera.

Banbury es una pequeña ciudad rodeada de colinas. La atraviesan el río Cherwell, afluente del Támesis, y un canal navegable. Tras el encuentro con la gente del lugar proseguimos el avance, siempre rumbo norte. Un descanso y de nuevo en la carretera, sin parar hasta Princethorpe. En esta aldea no hay donde alojarse. Nos desplazamos hasta Northampton, ocupando una sala en una iglesia anglicana. Allí cenamos y dormimos sobre moqueta con sacos y colchonetas.

Princethorpe tiene 400 habitantes escasos y un pub acogedor junto a la carretera. Hay un colegio de frailes católico. Antes fue el Priorato de Santa María, regido por monjas huidas de Francia a raíz de la revolución de 1789.

Northampton, vista desde la ventanilla de la furgoneta, tiene aspecto de ciudad grande. Su actividad laboral tradicional es el cuero, en particular calzado. El ayuntamiento es de estilo neogótico. Aquí se encuentra uno de los pocos templos normandos de forma redonda que existen en Gran Bretaña. Hay un monumento dedicado a Lady Di, enterrada en Althorp, a unos 10 km de Northampton.

8 Princethorpe – Hinkley

Toca volver en vehículos desde Northampton a Princethorpe, lugar donde interrumpimos la caminata. Completada la primera semana de marcha, hemos recorrido unos 250 km, la cuarta parte del total.

Avanzamos por la carretera de Coventry a tiempo de llegar a la cita acordada. Evitando cuando podemos rutas de tráfico denso, damos un rodeo por zonas más tranquilas, entrando en Coventry a mediodía. Nos esperan en la estación central con vestimenta reivindicativa y fanfarria. Atravesando un parque y un moderno espacio comercial, desembocamos en las ruinas de la catedral destruida en 1940 por la aviación alemana. Convertido en símbolo antibélico, lo que queda del templo será en esta ocasión escenario de actuaciones musicales y declaraciones contra la emergencia climática. En 1955 Coventry mereció el homenaje del Consejo de Europa por impulsar el proyecto de unidad europea. No cabía imaginar que años después la mayoría de su población votase en 2016 a favor del Brexit (Britain = exit). Como curiosidad, cabe señalar que Coventry es la ciudad británica más distante de los mares que bañan sus costa: Mar de Escocia y Mar del Norte.

Tras el acto realizado en la antigua catedral, el equipo de marchistas prosigue el avance por carretera, finalizando la etapa al caer la tarde en Hinkley. No disponiendo aquí de un espacio adecuado para pernoctar, es preciso volver a dormir a Coventry.

9 Hinkley – Leicester

Reanudando la caminata en Hinkley, los guías de esta jornada nos llevan por rutas poco frecuentadas para que la marcha resulte más relajada. Cerca del final de etapa, que como excepción no pasa de 25 km, entramos al campo del club de rugby Leicester Forest, donde están jugando adolescentes.

La visita a este espacio deportivo lleva a pensar en el caso de Peasemore, aldea minúscula de unos 300 habitantes que no llegamos a visitar. Como en la España vaciada, a mediados del siglo XX Peasemore perdió la escuela y la oficina de correos. Su club de cricket puede desaparecer ahora a falta de jugadores para mantener el equipo. 

Como de costumbre, Leicester nos recibe a ritmo de samba, con discursos y saludos afectuosos. Hemos llegado temprano, a tiempo de comer en un centro social. A continuación toca llevar el equipaje a las casas de acogida. Para acabar la jornada, sin que sirva de precedente, cenamos con nuestros anfitriones en un restaurante hindú.

Estamos cerca de Birmingham, pero no pasaremos por la segunda metrópoli inglesa. No vamos a visitar la cuna de la revolución industrial. El desarrollo económico se logró a costa de tener que afrontar dos siglos después la catástrofe del cambio climático.

Leicester es una gran ciudad que creció con la industrialización. Aparte de bellos jardines se puede visitar el castillo que frecuentaba el rey Ricardo III. La pieza de teatro “El rey Lear” de Shakespeare se inspira en esos episodios históricos. 

10 etapa: Leicester – Ruddington

Pasamos la noche en casas situadas fuera del casco histórico de Leicester, lo cual dificulta reagruparse. Salimos de la ciudad por donde entramos, cruzando el barrio situado al norte, hasta dar con el canal del Watermead Country Park. Es un paseo idóneo para circular a pie o en bicicleta, como al llegar a Oxford.

Al abandonar el canal atravesamos varios núcleos urbanos. En Mountsorrel nos esperan activistas de la zona. Llevan sobre una bicicleta una ballena y un vallenato con los vientres llenos de envases de plástico. Denuncian la contaminación de los mares, como vimos en Portsmouth.

Formando un grupo amplio, seguimos por carretera hasta Loughborough. Al lado de la iglesia nos espera la ministra anglicana bajo una pancarta que denuncia la emergencia climática. A continuación nos invitan a almorzar en los locales parroquiales.

Loughborough tiene la mayor fundición de campanas del mundo. Su prestigiosa universidad es un destino tradicional de estudiantes australianos. Junto al ayuntamiento está la escultura de un hombre desnudo poniéndose un calcetín. Simboliza la actividad textil. En el parque contiguo hay una torre alta que podría servir de faro.

Nos queda un tercio del recorrido para completar la etapa. La carretera es más sinuosa, no siempre tiene acera, el avance resulta expuesto. En Ruddington embarcamos en la furgoneta, yendo a cenar y a dormir a Nottingham.

Ruddington, con 7.000 habitantes, intenta sobrevivir como núcleo rural frente al avance de las urbanizaciones. Conserva un barrio de tejedores del siglo XIX y tiene museo artesanal.

Nottingham floreció con la industria textil, después entró en decadencia. Se cuenta que por aquí anduvo Ricardo Corazón de León. En la colina donde la leyenda ubica el castillo de Robin Hood hay una mansión con jardines y museo. Nottingham no fue declarada ciudad hasta finales del siglo XIX por carecer de catedral anglicana. La llamada iglesia de Inglaterra tiene privilegios, como la católica en España.

Las noticias que llegan del territorio hispano no nos alteran ni el pulso ni el paso. Aunque el Gobierno se haya comprometido a subir las pensiones mínimas y el cielo de Madrid se tiña con colores republicanos, recomendamos seguir al detalle nuestras peripecias en: https://marcha-a-glasgow.net

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