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La brecha de género se muestra con todo su crudeza en el mercado de la vivienda

Viviendas en la margen derecha de Bizkaia

Belén Ferreras

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La brecha de género se muestra con total claridad, y con toda su crudeza, en el mercado de la vivienda vasca. Las diferencias salariales que existen entre hombres y mujeres, lo que se denomina brecha salarial -que en Euskadi se traduce que en las mujeres ganan hasta 6.000 euros menos al año que los hombres- supone que son las que están condenadas a depender en mayor medida de las ayudas para poder acceder a una vivienda. Un informe sobre el 'Acceso a la vivienda en Euskadi desde la perspectiva de género' elaborado por el Observatorio de Vivienda de Euskadi con datos de 2021 muestra que de 30.556 mujeres queriendo acceder a una primera vivienda para poder emanciparse solo 7.983, es decir, solo una de cada cuatro, tenía ingresos suficientes como para hacerlo, frente al 73,9% que no, cuatro puntos porcentuales sobre la tasa que presentan los hombres. Una diferencia que se deriva de los menores sueldos, los contratos más precarios y a tiempo parcial.

Esto supone que la situación de menos ingresos condena a las mujeres en mayor medida a depender de las ayudas para poder acceder a una vivienda y son mayoría en los programas de ayudas. De hecho, de las 6.357 personas que tienen reconocido en Euskadi el derecho subjetivo a una vivienda, 4.055 son mujeres, el 64% del total. De igual forma, un total de 13.404 mujeres son beneficiarias de la Prestación Complementaria de Vivienda (PCV), lo que supone el 53,7% del total de personas beneficiarias. Es una prestación que ayuda libre a las personas y familias en una situación desfavorable, lo que confirma “la mayor dificultad para el pago de la vivienda en alquiler de las mujeres, en este caso, en niveles cercanos a la exclusión residencial”, según constata el informe. También son mayoría las mujeres jóvenes que reciben las ayudas para el alquiler a través del programa Gaztelagun. Las mujeres beneficiarias de esta ayuda “suponen el 61% del total de personas beneficiarias, frene al 39% de hombres”.

“Las mujeres tienen menos nivel de actividad, más desempleo, contratos parciales... Todo ello lleva diferencias salariales entre una mujer y un hombre. Ésta es una realidad socioeconómica evidente”, señala Mario Yoldi, director de Planificación y Procesos Operativos de Vivienda dentro del Departamento que dirige Iñaki Arriola. Esto supone, según destaca, que las mujeres “reciben más ayudas, no por el hecho de ser mujeres, sino porque tienen menos ingresos, y se discrimina positivamente a los que tienen menos”.

Aunque desde 2019 el departamento ha “suavizado” este sesgo para establecer cupos para los que tienen derecho subjetivo a una vivienda o para jóvenes, lo cierto es que la baremación lleva a que los menos ingresos se beneficien más. “Y es una forma de que las mujeres en cierta forma corrijan el déficit de situación de partida que tienen por su condición socioeconómica. Es un efecto de compensación que se produce y que es uno de los objetivos que se persigue”, recuerda Yoldi. “Falta mucho por hacer”, reconoce el responsable de Vivienda, pero señala que la apuesta del Gobierno por ampliar el parque de viviendas de alquiler y que estén a precios asequibles es parte del camino para facilitar el acceso a más mujeres al mercado de vivienda, especialmente en lo que se refiere a la primera, para facilitar la emancipación.

170 mujeres afectadas por casos de violencia machista

También la brecha de género se deja ver en el informe en las mujeres que necesitan una vivienda por estar afectadas por casos de violencia machista. “Es una desgracia el éxito de este programa”, dice Mario Yoldi. “Desde hace muchos años llevamos una política a favor de la mujer dando más puntuación para acceder a una vivienda a las afectadas y por otra parte se hacen adjudicaciones directas en casos extremos”. Según se recoge en el informe en 2021 por el procedimiento ordinario de adjudicación, la baremación y cupos preferenciales, se han adjudicado 117 viviendas a mujeres víctimas de la violencia machista, mientras que por el procedimiento extraordinario o de adjudicación directa se han adjudicado 53. Una cifra, en total 170, que Yoldi califica de “lamentable”, por los casos de violencia que tienen detrás.

El informe recoge también la sociedad envejecida a la que camina Euskadi. Cada vez hay más mujeres mayores que viven en su mayoría solas. Según se contempla en el estudio, en total 153.000 mujeres viven solas en Euskadi. Es una situación que incide en mayor medida en las mujeres que en los hombres ya que suponen el 56,9% de todas las personas que residen solas. A partir de los 60 años, la importancia relativa de las mujeres que vive solas supera el 60% del total de personas que reside en solitario.

“Esta es una realidad que también queremos abordar desde el departamento, con las ayudas a la rehabilitación de edificios para mejorar sus condiciones y también la accesibilidad para que puedan vivir de forma independiente si así lo desean”.

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