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Camioneros muertos, accidente laboral más allá del siniestro de tráfico: estrés, horarios forzados y plantilla envejecida

Concentración de protesta por la muerte del último transportista.

Belén Ferreras

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En los seis meses que llevamos de 2023 han fallecido seis transportistas vascos durante su jornada laboral. Una media de uno al mes. El año pasado fallecieron 11. La mayoría de estos accidentes se producen en carretera, otros antes de subirse al camión o a la furgoneta y algunos quedarán fuera de las estadísticas oficiales y se contabilizarán como un accidente de tráfico más o como una muerte natural, después de la investigación de las mutuas o de las aseguradoras. Los sindicatos denuncian un denominador común para todos ellos: la falta de unas condiciones laborales dignas, horarios forzados, falta de descanso, presión excesiva para cumplir con unos tiempos de entrega... Y a todo esto se el añade ahora la edad.

Los últimos fallecidos el 31 de mayo y el 4 de junio, tenían ambos 61 años. “El sindicato Hiru lleva años pidiendo la jubilación anticipada a los 60 años, ya que se trata de un oficio de alto riesgo no sólo para los propios transportistas. También para el resto de los usuarios de las carreteras. Pero la Administración mira para el otro lado y no concede ayudas suficientes para el cese anticipado de la actividad”, dice Alberto Núñez portavoz del sindicato de transportistas.

Los últimos camioneros fallecidos murieron por problemas cardiovasculares. “La Administración acostumbra a ocultar estos accidentes como muertes naturales en las estadísticas oficiales sobre siniestralidad laboral: ni son muertes naturales ni accidentes de tráfico” insiste. “Son accidentes laborales mortales”.

Fuentes de Osalan aseguran que todos los accidentes que se producen el camión se contabilizan como accidente laboral porque “el camión es su puesto de trabajo”, independientemente de que el departamento de Seguridad también lo contabilice como accidente de tráfico. Y lo mismo si se trata de otro tipo de accidente no traumático. Pero los sindicatos afirman que muchas veces no se reconocen como laborales hasta que no media una denuncia sindical.

“Sobre todo en lo que se refiere a enfermedades, infartos y otro tipo de ataques cerebrovasculares, en los que la edad tiene un factor determinante”, señala Núñez. “Las prisas y presiones de las empresas tienen consecuencias. Tenemos horarios apretados, estrés, cargas con exceso de peso, precios bajos por los servicios, largas jornadas de trabajo, trabajos de carga o descarga que no les corresponden y dificultades para descansar. que ponen en peligro la seguridad de los transportistas. La precariedad y la fatiga matan”, reitera. 

En estos momentos la media de edad entre los transportistas vascos está en los 55-56 años. “No llega ni a un 10% los trabajadores de entre 30 y 40 años”. “Estamos trabajando prácticamente los mismos que entramos hace diez años y eso se debe a que no es una profesión atractiva para los jóvenes. No hay un relevo generacional”. “¿Cómo va a ser atractivo si hay un abandono total del sector?”, se pregunta.

En este sentido, recuerda que las condiciones “no son atractivas para los jóvenes”, con horarios muy exigentes “que en el caso de los que hacen transportes internacionales obligan a estar igual una semana fuera de casa”, durmiendo muchas veces en la cabina del camión, trabajo nocturno y sin poder cuidar la alimentación como se debe. “Esto supone una alta incidencia de problemas cardiovasculares entre los transportistas, además de derrames cerebrales y diabetes”, entre una plantilla en su mayoría envejecida. “La administración debería tomar nota de ello y solucionarlo”, porque “estamos hablando de un riesgo para el transportista, pero también para toda la sociedad”.

“La cuestión se agrava todavía más si hablamos de pequeños transportistas autónomos, que hacen repartos con su propia furgoneta”, señala Inko Iriarte, responsable de Salud Laboral de LAB. “En muchos de estos casos se consigue el reconocimiento de accidente laboral, sólo gracias a la presión sindical, porque la empresa se intenta escaquear”. “En general es un sector en el que la precariedad y el estrés está a la orden del día”, dice, y recuerda que los accidentes no traumáticos, infartos, ictus u otra dolencias suponen el 75% de los que se suceden entre los transportistas. “Y no es es un dato coyuntural, sino derivado de un tipo de trabajo que supone un estilo de vida nefasto, con poco y mal descanso, sedentario...son factores cien por cien laborales”, insiste. Y recuerda que el papel de las mutuas es “nefasto” a la hora de que se reconozcan como laborales muchas dolencias.

Dos personas murieron la pasada semana -uno antes de entrar en el camión y otro calcinado tras incendiarse su vehículo tras un choque-. En abril murieron dos en el el mismo día: uno las 2.00 horas de las mañana y otro a las 7.00 horas. “La tendencia es dramática y hay que pararlo”, piden los sindicatos.

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