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Una huelga feminista aspira a paralizar Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra para revolucionar el “negocio de los cuidados”

Pancarta en la manifestación de una huelga feminista

Maialen Ferreira

Bilbao —

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Paralizar todo para reivindicar un sistema público de cuidados y en defensa de las mujeres que trabajan cuidando, ya sea de forma remunerada o no. Ese es el reto de la primera huelga feminista en los últimos cuatro años, después de los paros que tuvieron lugar el 8 de marzo de 2018 y 2019. La convocatoria, liderada por el Movimiento Feminista de Euskal Herria, ha estado respaldada por los sindicatos ELA, LAB, Steilas, ESK, EHNE, Etxalde y CGT, por más de 1500 comités de empresa y por EH Bildu o Sumar.

“Vamos a salir a la calle por un sistema de cuidados público y comunitario, por la construcción del derecho colectivo al cuidado. Contra la privatización y mercantilización, en defensa de los derechos de las mujeres que vivimos en condiciones inaceptables realizando las tareas de cuidado y en sectores feminizados, para exigir responsabilidad a quienes mantienen el sistema actual. Se trata, en definitiva, de una lucha por unas vidas dignas, por el derecho a ser cuidadas a lo largo de toda la vida y a cuidar con igual compromiso”, aseguran desde el Movimiento Feminista.

Las movilizaciones estarán dividas en tres bloques diferentes: los piquetes a primera hora de la mañana, concentraciones de sindicatos, asociaciones y el propio Movimiento Feminista a mediodía y, por último, las grandes manifestaciones de la tarde. En las tres capitales vascas y en la de la comunidad foral, las movilizaciones del medio día tendrán lugar en Pamplona frente a la Diputación a las 12.30, en Bilbao en el Ayuntamiento a las 12.00, en Vitoria en la oficina de Lanbide en Adurzaa las 13.00 y en Donostia a las 12.30 en el Ayuntamiento. Las de la tarde serán en Pamplona a las 17.30 desde la plaza de Antoniutti, en Bilbao a las 17.30 desde el Sagrado Corazón, en Vitoria a las 18.00 desde la plaza San Antón y en Donostia a las 18.00 desde el túnel del Antiguo.

El objetivo de las protestas es “provocar cambios” en el actual sistema de cuidados hacia un modelo “público y comunitario” que materialice el “derecho objetivo al cuidado que pondrá las vidas de todas en el centro”. “Paso a paso, venimos a revolucionar el actual sistema de cuidados”, señalan desde el movimiento feminista, tras asegurar que su lucha es una lucha por “la dignidad” de las personas y “a favor de un derecho colectivo de al cuidado”.

Colectivos que comparten la lucha, pero no la huelga

No obstante, algunas organizaciones de mujeres racializadas migradas y gitanas, colectivos que en gran parte se dedican al sector de los cuidados tanto en hogares como en ayuda a domicilio, han mostrado su descontento con la convocatoria de huelga, si bien comparten el discurso del derecho colectivo al cuidado. “La huelga, entendida como derecho de los y las trabajadoras para presionar a la patronal, es una estrategia que deja fuera a personas racializadas migradas y gitanas que trabajamos en sectores desregulados o sin protección sindical, como son el trabajo de cuidados y de hogar o la venta ambulante. Apostar por una herramienta en la que no podemos actuar como sujetas políticas nos vuelve a fijar en una posición subalterna: las feministas asalariadas van a hacer huelga (en parte) para defender los derechos de ”las otras“ nosotras que no tenemos derecho a huelga.

A través de una concentración de protesta, miembros de asociaciones como Malen Etxea, mujeres inmigrantes, Emakume Migratu Feministak-Sociosanitarias, la Asociación de Mujeres Gitanas de Euskadi (AMUGE) o la Red de Mujeres Migradas y Racializadas de Euskal Herria, han denunciado que “la huelga entendida como la suspensión temporal de las actividades laborales como medida de presión frente a la patronal para mejorar las condiciones laborales, es un espejismo que no permite dimensionar la precariedad de la vida de estas trabajadoras”. “Un movimiento feminista mayoritariamente blanco nos invita a sumarnos a un planteamiento cerrado en el que, un año más, no se han escuchado ni incorporado nuestros cuestionamientos realizados en algunos espacios”, han criticado.

En este sentido, los sindicatos convocantes y el Movimiento Feminista explican que la herramienta de la huelga “ha sido ampliada” para dar cabida también a los trabajos de cuidados no remunerados. “Los sindicatos convocantes y el Movimiento Feminista hemos querido remarcar que esta Huelga Feminista General va más allá del ámbito productivo. Fruto de las anteriores Huelgas Feministas, la herramienta de la huelga ha sido ampliada, para dar cabida tanto al trabajo productivo, como a todos esos trabajos de cuidados no remunerados e invisibilizados que mayoritariamente realizan las mujeres. Además, la realidad de una gran parte de las trabajadoras de los sectores de los cuidados es que se encuentran afectadas por los servicios mínimos, o se encuentran en situación administrativa irregular, o realizan trabajos de cuidados intensivos y no remunerados que no se pueden parar. Por todas ellas, el próximo 30 de noviembre saldremos a la huelga y llenaremos las calles”, concluyen.

Servicios mínimos: transporte al 30% y hospitales como festivo

El Gobierno vasco ha decretado servicios mínimos con motivo de la huelga con un personal como en los fines de semana en la sanidad pública, es decir, en los hospitales el personal deberá ser el de un festivo para los servicios de urgencia, cocina, reparto de comida y limpieza, así como en atención primaria, donde se trabajará como si fuera sábado. Sin embargo, se mantendrán también los procesos de diálisis y tratamientos oncológicos predetermiandos y los indemorables.

En transporte el servicio estará al 30%, es decir, los autobuses, trenes, tranvías, funiculares y el transporte fluvial mantendrán un número de servicios equivalentes al 30% de los ordinarios programados para un día normal. En el caso del sector educativo, se garantizará el acceso a cada centro con dos personas en los turnos de mañana y de tarde, a quienes se añadirá un profesor por cada etapa educativa. Mientras que en la Universidad se establece la obligatoriedad de que haya un profesor para la realización de los exámenes planificados como evaluación final.

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