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La Inspección de Trabajo renuncia a los controles en el BBK Live después de haber detectado irregularidades en 2022 y 2023

Ambiente en el BBK Live de 2024

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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La Inspección de Trabajo, al menos los funcionarios dependientes del Gobierno vasco, no han girado ninguna visita ese mes de julio en el principal festival de música de Euskadi, el BBK Live que se celebra anualmente en Kobetamendi, en Bilbao. Explica ante el Parlamento Vasco el vicelehendakari y consejero de Economía, Trabajo y Empleo, Mikel Torres, que llegó al cargo pocos días antes de la celebración del evento, que este año no se ha recibido ninguna denuncia acerca de posibles irregularidades laborales. Sin embargo, en 2023 tampoco las hubo y se hicieron “121 actuaciones inspectoras” solamente en el BBK Live, que resultaron en doce requerimientos o infracciones y 5.000 euros en multas. Se suman a 52 inspecciones, 14 requerimientos o infracciones y 60.916 euros en sanciones de 2022, siempre según los datos oficiales.

La información facilitada por Torres a la Cámara, una respuesta a una petición del parlamentario de EH Bildu Ikoitz Arrese, se limita a recoger las cifras de la labor de la Inspección de Trabajo en los festivales, sin más valoraciones o explicaciones, aunque se individualiza y detalla el caso del BBK Live, organizado por Last Tour. Torres cambia así el criterio de su predecesora, la también socialista Idoia Mendia, que en sus informes al Parlamento de años anteriores nunca daba nombres concretos de eventos concretos.

Argumenta el nuevo responsable político de la Inspección de Trabajo que en 2024 “no se ha entendido que fuera necesario continuar las actuaciones inspectoras en los festivales que se celebran en Euskadi”, aunque promete que de cara al futuro se mantendrá una “actitud vigilante”. La propia información matiza que esto es el criterio de la Inspección de Trabajo autonómica y no de los funcionarios dependientes del Estado, que tienen también competencias y que, en su caso, deberán dar cuenta de su labor ante el Congreso o el Senado. Se añade que en años anteriores algunos de los problemas detectados en el BBK Live fueron resueltos “de modo inmediato” por la organización, como por ejemplo los problemas de seguridad en el trabajo. Las infracciones se debieron a incumplimientos a los tiempos de descanso entre jornadas.

Se da la circunstancia de que la otra vicelehendakari, Ibone Bengoetxea, de la parte del PNV en el Ejecutivo de coalición y responsable de Cultura y Política Lingüística, ha respondido también a una petición de información de EH Bildu sobre los festivales en Euskadi. En ella sí hace un análisis político y se señala que el gran punto negro del mapa cultural vasco es precisamente el problema de las irregularidades laborales. “Existen algunas deficiencias graves como las precarias condiciones del personal de organización”, incide Bengoetxea, que apunta también a que sería interesante aspirar a una igualdad de mujeres y hombres en los carteles de los eventos. Este periódico ha contactado con Last Tour, que no ha realizado comentarios.

Cultura ofrece también un listado de las subvenciones que ha entregado a festivales y en esa lista no aparece Last Tour, aunque sí tiene ayudas de otras ventanillas institucionales. El que más dinero público recibe es el Zinemaldia donostiarra, con 1,2 millones de presupuesto, muy por encima de los 25.000 euros que ha percibido, por ejemplo, el recientemente finalizado FesTVal de Vitoria, especializado en televisión.

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