El PP da un balón de oxígeno al PNV y le evita la foto de una mayoría de izquierdas alternativa en el Parlamento Vasco

El PP -que lleva varias semanas pidiendo dimisiones de cargos del Gobierno vasco como Bingen Zupiria o Edurne Egaña, que ya ha cesado como directora de la sociedad portuaria EKP- ha proporcionado este jueves en el Parlamento Vasco un balón de oxígeno político al PNV al retirar a última hora su iniciativa sobre el centro de refugiados que el Estado construye en el barrio vitoriano de Arana. El debate migratorio separa cada vez más a los nacionalistas de su socio de coalición, el PSE-EE, hasta el punto de que los socialistas habían pactado una resolución alternativa con EH Bildu y Sumar, dos fuerzas de la oposición, explorando una mayoría de izquierdas latente en la Cámara pero que no se había activado nunca en esta legislatura.

La portavoz del PP, Laura Garrido, ha sido clara. Conocido por los medios de comunicación el acuerdo entre PSE-EE y las izquierdas para sacar adelante una resolución que no pedía la paralización del centro para refugiados de VItoria y sí alertaba de los mensajes racistas y xenófobos que están proliferando en torno al proyecto, ha manifestado que no deseaban que saliera aprobado ese texto cuando, según sostiene, el “sentir mayoritario” en la ciudad es de rechazo al “macrocentro”. Los 'populares' han realizado una recogida de firmas e incluso han asociado la llegada de refugiados con una supuesta mayor delincuencia.

“No queremos que salga un texto totalmente contrario”, ha dicho Garrido a los periodistas. En todo caso, ha buscado tranquilizar a los detractores del plan al asegurar que “más pronto que tarde” el PP gobernará en España y paralizará las obras. El proyecto se presentó a comienzos de 2023, la reforma de lo que fue una antigua clínica y residencia propiedad de la Seguridad Social avanza ya y se prevé su apertura para 2026. Pedro Sánchez ha manifestado su deseo de agotar la legislatura por lo que las generales serían en 2027, con las instalaciones ya inauguradas. La alcaldesa socialista de Vitoria, Maider Etxebarria, ha indicado, en todo caso, que se ha propuesto una reducción de las 350 plazas inicialmente planteadas a 200.

La portavoz del PP, que ha bromeado con que un dirigente del PNV le dijo “mañana vamos a estar juntos” a la luz de los movimientos políticos que ha suscitado el asunto, ha criticado en todo caso a los nacionalistas. Según Garrido, si el partido de Aitor Esteban es tan “influyente” como dice en el Estado podría haber arañado a Sánchez la “paralización” del proyecto en el acuerdo de investidura de 2023, realizado cuando el plan ya era conocido. “El PNV ni ha estado ni se le espera ni se le esperará” en este tema, ha zanjado.

Minutos después, el portavoz del PNV Joseba Díez Antxustegi ha enmendado al PP y ha negado que fueran a pactar con ellos. Ha asegurado que su intención era presentar un texto propio, aunque también en el sentido de demandar la “paralización” del “macrocentro”. Los nacionalistas defienden un “modelo vasco” de acogida de refugiados y ni siquiera han accedido a aceptar la rebaja sustancial de plazas planteada por los socialistas.

Según el análisis del PNV, el asunto no cambia el escenario de la legislatura, con dos socios unidos por un programa compartido pero que piensan y “pueden votar diferente” en “determinadas materias”. Se da la circunstancia de que hace unas semanas el PNV ya se apoyó en EH Bildu para iniciar la tramitación de una reforma legal para blindar el euskera en convocatorias públicas, algo que rechaza el PSE-EE. Díez Antxustegi entiende que EH Bildu, como principal fuerza de la oposición, está jugando a “meter cuña” en el bipartito. “Tacticismo electoral”, interpreta. El lehendakari, Imanol Pradales, ya lanzó esta teoría hace unos días.

En la sesión, en todo caso, sí se debatirá sobre Arana. Y es que, además del PP, Vox había registrado una iniciativa también en contra del centro de refugiados. El PP la apoyará, según Garrido, aunque asume que no es tan completa como la propia. No obstante, la práctica habitual en la Cámara vasca es que el resto de grupos le hagan un cordón sanitario político a la ultraderecha, de modo que ni debatirán ni presentarán enmiendas. El PSE-EE, de hecho, ha retirado una que había planteado inicialmente, según fuentes del grupo parlamentario.