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La red de apoyo a los presos de ETA pide la excarcelación de los enfermos tras la muerte de Troitiño

Familiares de Antton Troitiño y portavoces de Sare y Etxerat durante la comparecencia en Donostia

Alazne Aldayturriaga

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Etxerat, el colectivo de familiares y allegados de presos de ETA, y Sare, la red ciudadana en favor de sus derechos humanos, han denunciado la mañana de este lunes que el fallecimiento de Antton Troitiño, miembro de ETA condenado a más de 2.700 años de prisión por 22 asesinatos que murió el viernes pasado en el hospital del Bidasoa a causa de un cáncer, ha “puesto de relieve” la “crueldad” de la política penitenciaria de excepción y han convocado una manifestación para exigir la excarcelación de los presos gravemente enfermos. Los familiares de Troitiño, que también han comparecido, han mostrado su “indignación” porque “solo se le ha permitido salir cuando le quedaba muy poco para vivir”.

Troitiño falleció el viernes pasado en el Hospital del Bidasoa a causa de un cáncer incurable diez meses después de que saliera de la cárcel. En enero de 2021, José Luis Castro, juez de la Audiencia Nacional, le concedió el tercer grado por “razones humanitarias y dignidad personal”. Troitiño, natural de la localidad palentina de Tariego de Cerrato, fue detenido en 1987 y condenado en total a más de 2.700 años de cárcel por 22 asesinatos. Cometió el primero en 1983 al matar a un carnicero en la localidad guipuzcoana de Irún. Asesinó también a un coronel del ejército, un soldado, un artificiero de la policía, un vicealmirante, un soldado, un teniente coronel, un comandante y diecisiete guardiaciviles, catorce de ellos en un atentado con coche bomba que el comando Madrid de ETA llevó a cabo en la plaza madrileña de la República Dominicana el 14 de julio de 1986. Salió de prisión en 2011, tras pasar más de 24 años en ella. Entonces, ha denunciado una amiga de la familia, Irati Aranzabal, Troitiño fue “objeto de una tremenda campaña político-mediática muy agresiva” que “también afectó a sus familiares”. Volvió a ser detenido en Londres y extraditado a España en 2017. Desde entonces, cumplía una condena de seis años por reintegrarse en la banda terrorista. “Ya entonces venía arrastrando un notable empeoramiento de su salud”, ha explicado Aranzabal, quien ha lamentado que no pudo despedirse de su sobrino y también preso Jon Troitiño, condenado a 268 años de prisión por su participación en los atentados contra los hoteles Bahía de Alicante y Nadal de Benidorm el 23 de junio de 2003, en los que catorce personas resultaron heridas. Fue trasladado de Murcia II a la la cárcel de Logroño en marzo de 2021.

“La represión y la cárcel, tanto tiempo fuera de casa, en condiciones de vida muy adversas, han contribuido a alimentar su enfermedad y el deterioro ha sido implacable. Se nos ha ido en muy poco tiempo”, ha señalado la allegada del histórico miembro de ETA. En esa línea, Patricia Vélez y Xochitl Karasatorre, portavoz y miembro de Etxerat, han apuntado que, a pesar de la enfermedad que padecía Troitiño, “agravada por la desasistencia y las condiciones severas en prisión”, su puesta en libertad se retrasó hasta que la situación fue “irreversible”, el 5 de febrero de 2021. “Víctima del laberinto de la Audiencia Nacional española, la administración agotó los plazos hasta que se declarase la firmeza de los autos dictados antes de permitirle abandonar la prisión”, han puesto de manifiesto.

Además, el colectivo de familiares y allegados ha querido recordar que desde 2019 han muerto como consecuencia de las enfermedades que padecían tres presos además de Troitiño: Oier Gómez en enero de 2019, José Ángel Ochoa de Eribe en octubre de 2019 y Asier Aginako en octubre de 2020. Etxerat ha subrayado que Ochoa de Eribe murió “apenas cuatro meses” después de ser excarcelado. “No nos cansamos de repetir que la cárcel es el último lugar en el que alguien puede recuperarse, ser tratado adecuadamente y sanar su enfermedad, y en el caso de los presos y presas vascas, con el añadido de las largas condenas y duras condiciones que han sufrido. Resulta ya inasumible, por inhumano, que no se anteponga el estado de salud crítico del preso”, ha declarado Vélez. Por ello, Etxerat ha reivindicado un sistema penitenciario en el que se respeten los derechos humanos y que los presos que sufren enfermedades graves —en la actualidad, según sus datos, son veinte— sean excarcelados “sin mayor dilación”. Así, Etxerat y Sare han convocado una manifestación que saldrá desde el Boulevard donostiarra este lunes a las 19:00 horas para que “Antton sea el último”.

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y Covite criticaron los mensajes que Sortu y EH Bildu compartieron en sus redes sociales para despedir a Troitiño, en los que denunciaron que ha sido la política penitenciaria de excepción la que ha matado al miembro de ETA. “¡Los presos que están enfermos graves, a casa!”, zanjó el mensaje la coalición abertzale. “Por si alguien o dudaba, aquí una muestra más de que son el brazo institucional de ETA. Troitiño era un sanguinario terrorista que asesinó a 22 personas”, incidió AVT. “Aquí, Arnaldo Otegi, líder histórico y contemporáneo de la izquierda abertzale, despidiendo con un 'abrazo enorme' al terrorista Troitiño, autor de al menos 22 asesinatos. Y, de paso, exigiendo impunidad para los etarras presos a la vez que da lecciones de convivencia. ¿Nuevos tiempos?”, se cuestionó Covite a su vez.

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